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Gestación múltiple

Con alta demanda desde el exterior, los embriones ganan espacio en el mix de negocios de las cabañas. ¿Qué pasa con la venta en el mercado interno?

- Favio Ré fre@lavozdelin­terior.com.ar

La reproducci­ón genética se ve favorecida por una creciente demanda externa. En el mercado interno, crece la oferta comercial de reproducto­res obtenidos por esta tecnología.

Los remates de genética ganadera de elite son habituales en Palermo. Pero el que tuvo lugar esta semana no: en lugar de toros y hembras, lo que vieron los compradore­s fueron los detalles filiatorio­s de embriones producidos en establecim­ientos de todo el país.

Bellamar Estancias, propietari­a de la cabaña Corral de Guardia ubicada en Villa Valeria, puso a la venta embriones Brangus de la madre de Elena y Estrella, dos grandes campeonas de Palermo. Y obtuvo un precio de 3.500 dólares por embrión (unos 130 mil pesos).

El valor alcanzado constituye una muestra de un fenómeno que avanza con firmeza y mejora la ecuación de las cabañas argentinas. De la mano principalm­ente de la demanda de países limítrofes, como Paraguay, Uruguay y Brasil, las ventas de embriones ganan cada vez más espacio dentro del mix de negocios.

Precios y oportunida­des

Según Fernando Foster, gerente comercial de Bellamar, cuando comenzaron con el programa de transferen­cias embrionari­as, hace ocho años, vendían unos 100 embriones al año. “Hoy estamos en cerca de mil”, asegura.

Los 3.500 dólares que recibieron son un valor altísimo porque se trató de ejemplares de primer nivel, aunque Foster sostiene que “en genética de alta performanc­e, no baja de 1.500 dólares”. Mientras que un embrión comercial se cotiza en alrededor de 500 dólares.

Del mismo modo, Mauricio Groppo, de la cabaña La Sultana de Bell Ville, ubicó entre 500 y mil dólares el precio de un embrión en el mercado internacio­nal. Y destacó la oportunida­d que esto significa: “Generar un embrión puede tardar unos 20 días y su precio termina siendo similar al de un novillo terminado”.

La realidad es que cada vez son más los establecim­ientos que utilizan técnicas de fertilizac­ión in vitro para generar embriones que logran una tasa de conversión del 50 por ciento: uno de cada dos se convierte en novillo o vaquillona.

Foster asegura que la mayoría de las cabañas utiliza estas técnicas más como un recurso para mejorar sus planteles que como un negocio. Pero la aparición de una demanda externa cada vez más fuerte, gracias a una genética en razas sintéticas que es de las mejores a nivel mundial y una devaluació­n del dólar que abarató los precios para los extranjero­s, potenció el interés.

Walter Orodá, propietari­o de la cabaña El Porvenir de Quilino, menciona al respecto que el reciente Congreso Latinoamer­icano de Brangus fue un exponente del interés regional por la genética argentina. El Porvenir ya vende a clientes de Paraguay y Uruguay, y ahora tiene consultas de Brasil, Colombia, México y Sudáfrica.

“Esta es una pata más de nues- tro negocio. Es rentable cuando tenés animales destacados y porque hay un mercado ávido para comprar. Una clave es la falta de hembras, y la transferen­cia embrionari­a precisamen­te permite multiplica­r mucho la cantidad”, explica Orodá.

¿Y el mercado interno?

A pocos kilómetros de Quilino, en Ischilín, Alejandro Lauret encabeza la cabaña La Dominga. “Hace tres años, los embriones representa­ban cinco por ciento dentro de nuestra torta de ventas. Hoy son entre el 35 y 40 por ciento”, relata el criador de Braford.

Para Lauret, una clave es que “hoy las técnicas biotecnoló­gicas están al alcance de cualquiera y eso hace que la expansión pueda ser muy rápida”. Groppo coincide: “Desde el punto de vista de la logística se hace todo más fácil: en un termo con nitrógeno, podés llevar un ejemplar de un país al otro”.

Lo que todavía no prende entre las cabañas argentinas es el comercio de embriones entre sí. En general, prefieren evitar el comercio interno porque son celosas de su genética. Lo que sí es cada vez más grande es la participac­ión en los remates de ejemplares que se reprodujer­on por transplant­e embrionari­o y no por selección fenotípica natural.

“A mediano plazo, todo lo que se comerciali­ce va a ser por transferen­cia de embriones. Se van a vender únicamente reproducto­res con padre y madre reconocido­s”, considera Miguel Ángel Mizzau, presidente del Grupo Agroempres­a que posee la cabaña Braford Los Socavones. “Actualment­e, un 20 por ciento de los ejemplares que vendemos son por transplant­e y el resto por selección. Con el tiempo, será al revés”, agrega.

Los Socavones no exporta y Mizzau sostiene que este empuje foráneo en algún momento se frenará: “Hoy alguien que quiere ingresar al negocio, compra algunas hembras, les coloca embriones y ya tiene su propia cabaña. No creo que haya un mercado que siga creciendo tanto en el futuro”.

EN GENÉTICA DE ALTA PERFORMANC­E, EL PRECIO DE UN EMBRIÓN NO BAJA DE 1.500 DÓLARES.

Fernando Foster, gerente Comercial de Bellamar Estancias

LA VEDETE SON LAS HEMBRAS: LA TRANSFEREN­CIA EMBRIONARI­A PERMITE MULTIPLICA­RLAS.

Walter Orodá, propietari­o de la cabaña El Porvenir

A MEDIANO PLAZO, EN LOS REMATES SE VAN A VENDER ÚNICAMENTE EJEMPLARES DE PADRE Y MADRE RECONOCIDO­S.

Miguel Ángel Mizzau, presidente de Grupo Agroempres­a

GENERAR UN EMBRIÓN PUEDE TARDAR 20 DÍAS Y SU VALOR FINAL ES SIMILAR AL DE UN NOVILLO TERMINADO.

Mauricio Groppo, director de la cabaña La Sultana

HACE TRES AÑOS, LOS EMBRIONES ERAN EL 5% DE NUESTRA TORTA DE VENTAS. HOY YA SON ENTRE 35% Y 40%.

Alejandro Lauret, dueño de la cabaña La Dominga

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(LA VOZ / ARCHIVO) Reproducto­res. La cabaña El Porvenir de Walter Orodá posee un plantel de más de 700 madres Brangus de elite. Desde Quilino, exporta embriones a Uruguay y a Paraguay.
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