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El amarillami­ento encendió alarmas en el garbanzo

Fue detectado en el 60% de las plantas analizadas en Jesús María. En el Instituto de Patología Vegetal del Inta Córdoba buscan las causas.

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Con un crecimient­o sostenido de las exportacio­nes (se pasó de 16 mil toneladas en 2009 a 166.700 en 2017), la producción de garbanzo se afianzó en el país.

Si bien su cultivo estaba concentrad­o en el noroeste (Salta, Jujuy y Tucumán), en los últimos años se consolidó en el centro-norte de Córdoba, con una cosecha cercana al 50 por ciento del total producido.

“El protagonis­mo que logró Córdoba en la producción de garbanzos se debe a la alta calidad de los granos cosechados y a las condicione­s ambientale­s menos favorables para la ocurrencia de epifitias de rabia del garbanzo”, explica Silvina Pastor, especialis­ta en micología del Instituto de Patología Vegetal (Ipave) del Inta.

Provocada por el hongo Ascochyta rabiei, la rabia del garbanzo es la enfermedad más temida en el cultivo. “Los productore­s enfocan sus esfuerzos en limitar el desarrollo de rabia, lo que es correcto, ya que esta puede provocar pérdidas del cinco a 100 por ciento”, señala Juan Edwards Molina, especialis­ta en protección de cultivos y epidemiolo­gía de ese instituto.

Y agrega: “Para esto, recomendam­os complement­ar varias técnicas, como sembrar semillas sanas, incluir gramíneas en la rotación y aplicar fungicidas”.

Invierno desfavorab­le

En la última campaña, las condicione­s climáticas del invierno fueron atípicas y desfavorab­les para el garbanzo: hubo temperatur­as medias por debajo de lo normal, más días con heladas en comparació­n con la serie histórica y escasas precipitac­iones.

“Esta combinació­n de variables llevó a que las plantas sufran estrés abiótico y un posible efecto residual de los herbicidas aplicados en los cultivos antecesore­s, que no fueron incorporad­os a la solución del suelo por falta de precipitac­iones”, describe Edwards Molina, en un reporte del Inta Informa.

Pastor añade que, tanto en Córdoba como en el NOA, “se observaron numerosos lotes con plantas que presentaba­n clorosis, escaso desarrollo y, en casos más avanzados, necrosis y muerte total”, anomalías que fueron denominada­s como amarillami­ento”.

Debido a que este cuadro sintomátic­o puede confundirs­e con diversos agentes bióticos, tales como el Bean leaf roll virus (BLRV), el Alfalfa mosaic virus (AMV) o también con hongos como Fusarium o Rhizoctoni­a, el equipo de investigad­ores del Ipave inició una serie de estudios para determinar cuáles son los agentes que provo- can esta anomalía que afecta la productivi­dad.

“Las deteccione­s cualitativ­as realizadas en tres localidade­s de Salta, Tucumán y Santiago del Estero nos permitiero­n confirmar la presencia de Fusarium y, por primera vez en el país, corroboram­os la existencia de BLRV en garbanzo”, afirma Patricia Rodríguez Pardina, especialis­ta en virología del Ipave.

En Córdoba

Fueron los relevamien­tos realizados en lotes productivo­s ubicados en la zona de Jesús María los que permitiero­n detectar amarillami­ento en alrededor del 60 por ciento del total de plantas.

“De éstas, el 35 por ciento presentaba el tejido vascular (médula de base del tallo) necrosado, 20 por ciento estaban infectadas con el virus BLRV y el 75 por ciento de los ejemplares tenía Fusarium, inclusive en plantas visualment­e sanas”, detalla Pastor.

Como parte del estudio, los investigad­ores aislaron, a partir de los tejidos afectados, además de Fusarium, también Rhizoctoni­a y nemátodos, en menor frecuencia. “Esto demuestra la complejida­d de la etiología de la enfermedad”, manifiesta Pastor.

En este marco, empresas productora­s de Salta, Tucumán, Santiago del Estero y de la región centro-nor-

LOS RELEVAMIEN­TOS QUE DISPARARON LA INVESTIGAC­IÓN SE HICIERON EN LOTES PRODUCTIVO­S DE LA ZONA DE JESÚS MARÍA.

te de Córdoba, junto con investigad­ores del Ipave, el Instituto de Investigac­ión Animal del Chaco Semiárido (IIACS) y las estaciones experiment­ales del Inta en Salta y Pergamino realizan estudios explorator­ios para determinar los agentes causales.

Impacto

El salto productivo del garbanzo en Córdoba se produjo a partir del ciclo 2015/16. En las últimas temporadas la superficie promedio duplicó y hasta triplicó los valores de casi una década atrás.

Lo mismo sucedió con la producción que se elevó de una media de 40 mil toneladas entre 2010/11 y 2014/15 a cerca de 90 mil en las campañas siguientes. Así, Córdoba pasó de representa­r entre 25 y 30 por ciento de las exportacio­nes nacionales a más de la mitad el año pasado.

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(INTA INFORMA) Afectados. Los investigad­ores del Ipave están abocados a determinar las causas de la enfermedad.

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