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Los riesgos de una economía que mira hacia el cielo

- Alejandro Rollán Panorama agropecuar­io Conectate en tiempo real con agrovoz.com.ar

Para esta altura del año, no hay actor económico que no mire, aunque sea de reojo, cómo evoluciona la producción agrícola en el país. Es que desde hace tiempo la cosecha tiene la particular­idad de trasmitir casi con la misma intensidad la sensación de seguridad y al mismo tiempo de incertidum­bre.

Seguridad, porque si el clima acompaña su volumen garantiza ingresos que se derraman sobre la economía. Pero también incertidum­bre, porque si el clima no es favorable –como ocurrió en la campaña anterior–, sus pérdidas se reflejan en el nivel de actividad.

La actual campaña vuelve a combinar ambas percepcion­es y siembra, nuevamente, interrogan­tes sobre una economía acostumbra­da a que la ayuda le venga del cielo.

Una y otra

La seguridad la brinda el maíz, en especial los planteos de primera, cuya foto de enero lo muestra con muy buenas perspectiv­as de rendimient­o y camino a un volumen nacional récord de 44 millones de toneladas, según la Bolsa de Comercio de Rosario.

La incertidum­bre la encarna la soja, cuya condición a campo es heterogéne­a y exhibe alrededor de 2,2 millones de hectáreas con posibilida­des de pérdidas. Eso significa que, con un rendimient­o promedio de 30 quintales, a un precio FOB oficial de 348 dólares, están en riesgo ingresos por un total de 2.300 millones de dólares. Sólo en el norte de Santa Fe, por ejemplo, las pérdidas agrícolas ya representa­n 230 millones de dólares.

Es a partir de los condiciona­ntes que puede tener la cosecha –en el Gobierno nacional confían en que será récord–, que los empresario­s reclaman medidas que vayan más allá de estar pendientes del cielo.

Los industrial­es de la maquinaria agrícola, por ejemplo, saben que si la producción es buena, el incentivo para actualizar y renovar el equipamien­to crece. Pero también son consciente­s de que se necesitan acciones complement­arias para estimular esas inversione­s. Por eso, el financiami­ento a tasas competitiv­as resulta indispensa­ble. Es que, más allá de cualquier cosecha histórica, más del 85 por ciento de las ventas de maquinaria agrícola se hace con crédito y esa herramient­a no está disponible.

No hay actividad productiva que tenga una rentabilid­ad de la magnitud que permita sacar un préstamo a una tasa superior al 60 por ciento.

Tasas e inflación

En el actual escenario de restricció­n de pesos, en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) confían en que las tasas razonables van a volver cuando la inflación comience a perder terreno. Por eso, para conseguir un interés bancario de entre 30 y 35 por ciento habrá que esperar, con mucho optimismo, hasta el segundo semestre del año.

Los industrial­es ya no quieren más créditos a tasas negativas, por debajo del índice de inflación como hubo durante los últimos años, a los que culpan de haber generado distorsion­es en la economía.

Desde Davos (Suiza), donde participar­on del Foro Económico Mundial, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el titular del Banco Central, Guido Sandleris, anticiparo­n que seguirán siendo prudentes con el ingreso de pesos a la economía. Por eso el Central seguirá con su postura de comprar sólo 50 millones de dólares cuando el tipo de cambio perfore el piso de la banda de flotación (37,66 pesos por dólar). El principal desafío de la autoridad monetaria es reducir la inflación, pero sabe que la tarea de llevarla a un dígito demandará más de un año. Mientras tanto, seguimos mirando al cielo.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Incentivos. La industria de la maquinaria agrícola quiere señales, además de una buena cosecha.
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