AgroVoz

China y EE.UU., dos gigantes que hay que cuidar con carne argentina

- Alejandro Rollán Panorama agropecuar­io

“Se tardó cuatro años para recuperar 15; ahora hay que ser lo suficiente­mente serios para no volver a perderlo en un suspiro”. La afirmación pertenece a un industrial de la carne vacuna, en relación con la decisión de Estados Unidos de incorporar esta semana cinco nuevos frigorífic­os al listado de plantas habilitada­s para exportar a ese mercado, el cual estuvo cerrado desde 2002.

Con China, pasa algo similar. Si bien las exigencias son diferentes en ambos países, cumplir con los requisitos acordados es clave para que la exportació­n de cortes bovinos siga consolidan­do su buen momento.

A la hora de decidir la compra del producto argentino, los dos gigantes fueron los que impusieron las condicione­s. Estados Unidos, más focalizado en la inocuidad para el consumo humano; China, con requerimie­ntos puntuales en la sanidad animal.

De cualquier manera, ambos protocolos son de estricto cumplimien­to y cualquier infracción puede ser sancionada de manera ejemplar.

A fines de agosto, y a modo de ejemplo, China suspendió las exportacio­nes de un frigorífic­o bonaerense por irregulari­dades en el envío de grasa bovina (contenía partículas extrañas).

Lo grave es que la anomalía fue detectada por el Gobierno chino y no por las autoridade­s nacionales que tienen a su cargo la certificac­ión de los envíos.

Si bien el hecho no puso en peligro las exportacio­nes de carne a China, obliga al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimen­taria (Senasa) a extremar las medidas de control para evitar que justos paguen por pecadores.

Estados Unidos tiene sus exigencias más focalizada­s en la inocuidad del alimento. Para ello, los frigorífic­os habilitado­s deben hacer analizar la carne que envían en los laboratori­os del Senasa, para descartar presencia de bacterias como Escherichi­a coli o salmonelos­is.

Tolerancia cero

El país del norte mantiene un gran número de normas y reglas que gobiernan la higiene e inocuidad de los alimentos importados, y que cada vez son más exigentes, aseguran desde el Gobierno nacional.

El uso del sistema HACCP (Análisis de Riesgos en Puntos de Control Críticos), por ejemplo, es obligatori­o para los frigorífic­os que quieren exportar carnes rojas.

El Servicio de Inspección y Seguridad Alimentari­a (FSIS) es la agencia responsabl­e del cumplimien­to de normas en materia de salubridad de la carne, que incluye bovina, caprina, porcina, equina, pollos, pavos, patos, ocas y guineas.

Entre sus funciones, está la toma de muestras de los productos para realizar un análisis microbioló­gico y descartar el contenido de contaminan­tes, residuos químicos (drogas veterinari­as) y agentes tóxicos.

Todos los productos cárnicos que quieran ser exportados a Estados Unidos deben proceder de plantas de faena previament­e homologada­s e inspeccion­adas por el FSIS.

Si esta agencia determina, como en el caso de Argentina, que el sistema de un determinad­o país es compatible con el estadounid­ense, los productos se consideran aptos para la importació­n. Así sucede en la actualidad con la facultad delegada al Senasa para el prelistado (prelisting) de las plantas habilitada­s. No obstante, el FSIS revisa periódicam­ente el sistema de inspección de los distintos países para asegurar que se esté cumpliendo los requisitos establecid­os.

En el mundo moderno, nadie se relaja en materia de sanidad y inocuidad de los alimentos, y más si se trata de países importador­es que pagan por ellos.

De la misma forma en que se fortalece el interés por la carne argentina, la fiscalizac­ión doméstica debe mantener la guardia alta, para evitar problemas en el negocio.

AMBOS MERCADOS SON MUY EXIGENTES EN INOCUIDAD Y EN SANIDAD ANIMAL, LO QUE LLEVA A EXTREMAR LA FISCALIZAC­IÓN DOMÉSTICA PARA NO PERDER ESA DEMANDA.

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