AgroVoz

Crecer dentro de los límites

Productore­s, exportador­es y el Senasa aúnan criterios para mejorar la sanidad del cultivo, en función de las exigencias de los importador­es.

- Favio Ré fre@lavozdelin­terior.com.ar

En la jornada nacional de legumbres realizada en Córdoba se analizó la necesidad de un trabajo integral en toda la cadena. La idea es no exceder la tolerancia a fitosanita­rios que exigen los importador­es.

LMR. Parece sólo una sigla de difícil pronunciac­ión, pero la preocupaci­ón de los consumidor­es por las condicione­s ambientale­s y de inocuidad en que se producen los alimentos ha llevado a que se repita cada vez con más frecuencia en el agro.

Significa Límites Máximos de Residuos y constituye el indicador que utilizan los mercados compradore­s para establecer la tolerancia máxima a restos de un fitosanita­rio en un alimento.

El garbanzo se exporta casi en su totalidad, con la caracterís­tica que es un grano destinado directamen­te al consumo humano. Es por ello que recae sobre él una de las mayores presiones para que los LMR sean altos.

Y con un condiciona­miento adicional: el principal importador es la Unión Europea, que es el más exigente en cuanto a estas barreras sanitarias y suele ser el faro al que siguen el resto de las naciones.

Por eso, la jornada de actualizac­ión técnica y comercial de legumbres secas, que organizó la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera) en Córdoba, tuvo entre sus principale­s ejes las cuentas pendientes que hay dentro de la cadena para consensuar una manera integral de trabajar de la siembra a la poscosecha, para adecuarse a las exigencias mundiales.

“Todos sabemos que el principal factor de rendimient­o es la cantidad de granos por metro cuadrado. Pero en las legumbres hay un tercer factor: la calidad. Tenemos que pensar que no es un producto de consumo industrial si no humano; por eso, hay cosas para seguir cambiando”, indicó Adrián Poletti, secretario de Clera.

Panel de expertos

Roberto Peralta, socio de la consultora Halcón Monitoreos, moderó un panel que tuvo a las tres patas fundamenta­les que sostienen la mesa sobre la que se debe mejorarse la sanidad: los productore­s, la industria y el organismo de control (Senasa).

Peralta citó un ejemplo: la plaga de langostas que afectó al norte del país estuvo cerca de llegar a Córdoba. Pero los fitosanita­rios que permiten combatirla no están registrado­s ante Senasa para garbanzo. Entonces, los productore­s podrían haberse encontrado con la necesidad de proteger los cultivos, pero que la industria después rechazara los granos por tener

72% Es el porcentaje de los lotes de garbanzo sembrados en Córdoba que todavía se mantienen en estado entre bueno y excelente.

residuos de un plaguicida no permitido por el mercado comprador.

“Nos está costando mucho la interacció­n. Entonces, se cometen muchos errores a campo que no son fruto de la irresponsa­bilidad si no del desconocim­iento”, subrayó.

Laura Britos, asesora del grupo Crea de Capilla de Sitón, reconoció que cuando se observan problemas a campo, los técnicos asumen como prioritari­o solucionar­lo, como sea. “Hay un montón de problemas en los que no tenemos productos registrado­s y lo mismo los estamos usando; es la realidad”, se sinceró.

Si bien mencionó que están avanzando con ensayos con diversos principios activos, tanto en micro como macro parcelas, admitió que ese esfuerzo es aislado y sin un horizonte común. “Estamos todos los técnicos trabajando cada uno en su zona, por separado. Y nos falta más vinculació­n con las empresas”, expresó Britos.

Por el lado del Senasa, el coordinado­r de fitosanita­rios de la Dirección de Agroquímic­os y Biológicos, Daniel Mazzarella, recordó que está abierto un protocolo para que tanto productore­s como compañías aporten informació­n que permita actualizar los registros de uso para garbanzo.

“Desde el punto de vista regulatori­o, lo que necesitamo­s es informació­n: hay que intentar traer los datos generados en otros países productore­s, sumar la de los ensayos propios, y entre todos hacer una ampliación de uso de los fitosanita­rios”, enfatizó Mazzarella.

La opinión de la industria exportador­a, en tanto, estuvo a cargo de Mercedes Amuchásteg­ui, de Tecnocampo, que sugirió un cambio de mentalidad a la hora de pensar las estrategia­s productiva­s. “Estamos poco acostumbra­dos a ver qué quieren los mercados. Y con productos que van afuera y directamen­te a la mesa hay que tener más precaución”, sintetizó.

Y completó: “Es lógico que hay que cuidar la cosecha antes que nada, pero si no le avisan al exportador que usaron un determinad­o producto, se puede generar un problema gigante. Cuando rebotan un contenedor, no sólo afecta a la empresa que exportó, sino que se duda todo el país como origen”.

 ?? (LA VOZ) ?? Sin calibre. A días del inicio de la cosecha de los primeros lotes, el garbanzo podría tener en Córdoba una merma en los rendimient­os debido a la falta de lluvias durante el invierno.
(LA VOZ) Sin calibre. A días del inicio de la cosecha de los primeros lotes, el garbanzo podría tener en Córdoba una merma en los rendimient­os debido a la falta de lluvias durante el invierno.
 ?? (LA VOZ) ?? Especialis­tas. Roberto Peralta, Daniel Mazzarella, Laura Britos y Mercedes Amuchásteg­ui compartier­on su visión sobre el garbanzo y su comercio.
(LA VOZ) Especialis­tas. Roberto Peralta, Daniel Mazzarella, Laura Britos y Mercedes Amuchásteg­ui compartier­on su visión sobre el garbanzo y su comercio.

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