Cuántas semillas. Los cereales de invierno hacen oídos sordos a la densidad de siembra
Un ensayo de la FCA-UNC durante tres campañas, en cinco tipos diferentes de cereales, mostró que el rendimiento en grano, el peso y el número no varían significativamente entre dos densidades de siembra utilizadas.
Luego de desandar algunos años de experimentación agrícola en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA-UNC), de amigarme con el ambiente y disfrutar de la siembra, del seguimiento del cultivo y la cosecha del producto, y luego de intentar interpretar los procesos de reproducción de la planta, puedo aseverar que basta con unos pocos años de evaluación –un quinquenio– para tomarle aceptablemente la mano a un cultivo.
Focalicemos nuestra atención en una práctica de manejo de no tan bajo costo: la densidad de siembra.
Bastaron cinco campañas agrícolas en el centro y norte de la provincia de Córdoba para determinar que la densidad de siembra óptima en maíz está más cerca de las 80 mil que de las 60 mil plantas por hectárea. Probablemente, el costo de la semilla híbrida de maíz y/o los resultados de la investigación adaptativa indujeron a los productores a optar por la densidad más baja.
En contra partida, la densidad de siembra en los cereales de invierno se toma más a la ligera o se la retiene carente de importancia. Por ejemplo, se sigue hablando de kilos por hectárea, se sigue enseñando en el ámbito universitario que la densidad en el caso del trigo varía entre las 2,5 y tres millones de plantas por hectárea.
Resultados a campo
A continuación se recapitulan los resultados agronómicos de cinco cereales de invierno –avena, cebada, trigo para fideos o para pan, y triticale– cultivados durante las pasadas tres campañas agrícolas: 2018/19, 2019/20 y 2020/2021. Durante cada una de las tres campañas agrícolas, los cinco cereales se sembraron con dos densidades de siembra, 100 y 200 semillas viables por metro cuadrado.
La fecha de siembra, a la que se retiene óptima, se corresponde con la primera quincena de mayo.
El material se distribuyó a campo según un esquema en parcelas divididas (parcela principal y subparcela con densidad de siembra) y en un diseño en bloques completos aleatorios con tres repeticiones. Cada unidad experimental (parcela) estuvo constituida por cuatro surcos de cinco metros de longitud distanciados por 20 centímetros.
A partir de los dos surcos centrales se tomó una muestra de un metro cuadrado, para posteriormente proceder a medir o estimar las siguientes variables agronómicas: rendimiento en grano y en biomasa aérea (kilo por hectárea), índice de cosecha (porcentaje), peso de mil granos (gramos), número de granos y de espigas por metro cuadrado, y número de granos por espiga/panoja.
Se analizaron los datos con el software para análisis estadísticos de aplicación general Infostat.
De las tres fuentes de variación analizadas –año, cereal de invierno y densidad de siembra–, sólo la densidad de siembra no presento interacciones significativas con las restantes dos fuentes de variación.
Por el contrario, y salvo para el caso de la producción de biomasa aérea, las restantes seis variables agronómicas evidenciaron interacciones significativas entre años de evaluación y cereales evaluados.
Para el rendimiento en grano, el peso y el número por unidad de superficie y el índice de cosecha, no se constataron diferencias significativas entre las densidades de siembra usadas. La producción de biomasa aérea y el número de espigas por metro cuadrado fue mayor cuando los cinco cereales se sembraron a una densidad de 200 semillas por metro cuadrado.
Mientras que el número de granos por espiga fue significativamente más alto en el material cultivado con la densidad de 100 semillas por metro cuadrado.
Es conveniente dejar en claro que todavía no está dicha la última palabra en cuanto a la densidad óptima para los cereales de invierno cultivados en la región centro y norte de Córdoba. Quizás no lo estará dicha nunca. No obstante, se cuenta con indicios que nos señalan que la cantidad de semilla que debería sembrarse está muy por debajo (30 por ciento) de la actualmente utilizada.
Para apuntalar o no lo antedicho, los productores de la región son parte esencial de la investigación adaptativa, en última instancia es el resultado productivo a nivel extensivo que define la verosimilitud de la investigación aplicada.
Resultados físicos. Con una densidad de 100 semillas por metro cuadrado, el rendimiento fue de 2.139 kilos por hectárea, mientras que en la densidad de 200 semillas por metro cuadrado fueron 2.343 kilos por hectárea, en los cinco cereales.