AgroVoz

El único plan fue achicar un negocio a la mitad

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

Reingenier­ía. Con esa palabra, un empresario vinculado a la cadena de ganado y carne bovina definió lo que, a partir de los anuncios realizados el último martes por el Gobierno nacional, se viene por delante para la ganadería y la industria frigorífic­a.

Adecuar los negocios a las nuevas pautas restrictiv­as impuestas hasta fin de año será parte de ese proceso que, de manera obligada, los integrante­s del sector van a tener que poner en marcha.

En su política de intentar reducir el precio de la carne en el consumo interno y de estimular, como sus funcionari­os lo habían anticipado, la mayor producción del alimento, el Gobierno volvió a quedarse a la mitad.

Mientras decidió recortar al 50 por ciento los volúmenes exportados durante el año pasado, la puesta en marcha de un plan para promover la ganadería pasó a ser una nueva promesa oficial. Siempre con el riesgo latente de emular la decena de programas lanzados en los últimos 10 años, tanto a nivel nacional como en los ámbitos provincial­es, y que poco resultado le han reportado a los ganaderos.

“Nadie va a creer en un plan ganadero que estimule la producción, cuando una parte de su negocio está intervenid­o. Se cae de maduro”, observó un referente de la cadena bovina.

Estrategia­s a pérdida

Mientras la vaca aparece como la principal perjudicad­a por las restriccio­nes a las exportacio­nes (en lo que va del año, su precio en el Mercado de Liniers cayó tres por ciento, y los novillitos que van a consumo interno subieron 24 por ciento), los frigorífic­os comienzan a rediseñar su estrategia de comercio exterior.

Aquellos que tienen a las cuotas Hilton y 481 (carne de feedlot) como clientes podrán vender sin restriccio­nes. Distinto es para los que tienen kosher a Israel o habilitaci­ón de China, ya que ahora sólo podrán enviar a esos destinos la mitad de lo embarcado un año atrás.

Los establecim­ientos, por ejemplo, que tienen el cupo europeo podrán integrar los cortes traseros con Chile y China, pero la mitad del volumen exportado durante 2020.

A ello le deberán restar también la tapa de asado, la cuadrada y la paleta que adquiere el país trasandino y que tiene prohibició­n total de exportació­n hasta fin de año.

Algunos establecim­ientos ya comenzaron a diseñar estrategia­s comerciale­s para evitar que clientes tradiciona­les, en especial los chilenos, se queden sin provisión. En todos los casos, los industrial­es advierten pérdidas en el negocio.

El gran dilema que tiene el sector frigorífic­o por delante es saber hasta cuándo van a durar las restriccio­nes. Comenzaron por 30 días y ahora se extenderán hasta fin de año. Ese dilema también lo tienen los ganaderos, que dudan entre aumentar la producción o quitarle incentivo a su desarrollo.

El antecedent­e inmediato indica que, cuando arrancaron las intervenci­ones, se quedaron por más de nueve años: desde marzo de 2006 hasta diciembre de 2015, con mayor o menor grado de intervenci­ón.

En las condicione­s actuales, ningún eslabón de la cadena soportaría un cepo durante tanto tiempo.

Con el comercio intervenid­o, cualquier intento del Gobierno de estimular la ganadería condiciona al extremo el éxito de la medida.

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LA VOZ/ARCHIVO BASTERRA. El ministro de Agricultur­a será parte del diseño del plan ganadero.
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