AgroVoz

El promotor para que germine la Ley de Semillas

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

La misma magnitud de sorpresa que generó su llegada al Instituto Nacional de Semilla (Inase) es la que ahora provoca optimismo de cara a su gestión en un organismo clave.

Con más de 30 años en el negocio de la soja y convertido en uno de sus referentes nacionales dentro de la actividad privado, que llevó a que la oleaginosa convirtier­a a la Argentina en el tercer productor mundial, Obdulio San Martín llegó a la conducción del Inase con un objetivo claro: trabajar para modificar la Ley de Semillas vigente desde 1973 y que tiene paralizado el ingreso de nuevas tecnología­s en el cultivo.

Su paso durante tres décadas por el semillero Don Mario, donde ocupó una función de liderazgo a nivel latinoamer­icano, llevó al flamante funcionari­o a observar cómo la soja convirtió al complejo oleaginoso nacional en el más competitiv­o del mundo. Pero también a ver cómo fue perdiendo fuerza tecnológic­a en los últimos años.

Retirado de la empresa, y confeso simpatizan­te del radicalism­o, San Martín se sumó al Ministerio de Agricultur­a de la Nación convencido de poder aportar su experienci­a a la gestión pública.

Para ello trabajará en actualizar el sistema que regula el pago por el uso de la tecnología en las semillas autógamas. Una iniciativa que ya lleva más de 10 años de negociació­n, varios proyectos de ley nacional, pero que aún sigue sin resolverse.

¿El resultado de esta dilación? La postergaci­ón, o en algunos casos el abandono, por parte de los semilleros de las líneas de investigac­ión y desarrollo para la soja en Argentina y su focalizaci­ón en lugares donde la propiedad por los nuevos eventos es reconocida. Ejemplo: Brasil.

Si bien las retencione­s a las exportacio­nes han funcionado como lastre para sacarle incentivo a la producción de soja, el atraso tecnológic­o en su paquete de insumos (para aportar mayores rendimient­os y un mejor control de malezas y enfermedad­es) contribuyó a que el cultivo fuera perdiendo presencia en el país.

Brecha tecnológic­a

Si analizamos los últimos 25 años, (desde la campaña 1996/1997, cuando ingresó al país la soja RR, hasta la 2020/2021), la productivi­dad promedio de soja por hectárea creció 63%: de 1.721 kilos por hectárea a 2.806 kilos por hectárea, según datos del Ministerio de Agricultur­a de la Nación.

Su rendimient­o por unidad de superficie tuvo picos que superaron los tres mil kilos en sólo tres campañas: 2015/2016, 2016/2017 y 2018/2019.

Durante el último cuarto de siglo, la superficie sembrada con la oleaginosa viene perdiendo terreno. Arrancó con 6,6 millones de hectáreas y actualment­e está en 16,6 millones de hectáreas, pero en marcado descenso en las últimas cinco campañas, luego de alcanzar 20,6 millones de hectáreas en 2015/2016.

La contracara la aporta el maíz, para el cual los desarrollo­s en genética incentivar­on y favorecier­on su expansión productiva.

En el último cuarto de siglo, el rendimient­o promedio nacional del cereal por hectárea también creció 63%: pasó de 4.556 kilos a 7.430 kilos por hectárea.

El dato tiene la salvedad de que la superficie sembrada viene aumentando: pasó de 4,15 millones de hectáreas en 1996/1997 al récord histórico de 9,7 millones de hectáreas sembradas (incluye maíz para forraje). Creció a poco más del doble.

Si hacemos zoom sobre la provincia de Córdoba, vemos que el salto productivo dado por el maíz es mucho mayor que el de la soja, apoyado básicament­e en la oferta y la adopción de tecnología.

En 1996/1997, sobre una superficie de 1,9 millones de hectáreas, la soja rindió 1.598 kilos por hectárea. 25 años después, sobre un área de 4,2 millones de hectáreas (121% más), la productivi­dad fue de 3.224 kilos por hectárea. Es decir, 101%.

En el caso del maíz, el crecimient­o fue de mayor significac­ión.

En el inicio del período, en la provincia se sembró un millón de hectáreas, con un rinde promedio de 3.454 kilos. En tanto, en 2020/2021 la superficie fue de tres millones de hectáreas (200%) y la productivi­dad por unidad de superficie fue de 8.288 kilos: 139%.

Aunque viene perdiendo peso, la soja sigue siendo el principal producto generador de divisas en el país.

Sin embargo, su vigencia dependerá de una actualizac­ión que permita al agricultor seguir considerán­dola dentro de la rotación. Y para eso, el nuevo titular del Inase jugará un rol protagónic­o como promotor.

Un referente del negocio de la soja llegó a la conducción del Inase. Su principal desafío será sacar al cultivo del apagón tecnológic­o.

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