Angeles protectores

COMO ESTABLECER EL CONTACTO

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Deberás haber consultado la tabla para saber cuál es el ángel guardián de tu hijo o la guía angélica si querés resolver un problema muy específico. Incluso, se puede invocar a los dos ángeles a la vez, siempre que lo hagas en forma sucesiva y no simultánea. Una vez que se haya ubicado en el interior del templo de invocación, podés comenzar a establecer el contacto angélico. Supongamos que tu hijo nació el 6 de enero. De acuerdo con la tabla del capítulo 3, su ángel es un Se

rafín llamado Vehuiah, de modo que no debe omitir el nombre en la oración.

A fin de establecer contacto angélico por primera vez, pronunciá la siguiente oración:

Querido Vehuiah, ángel guardián de (nombre del niño o de la niña) yo te invoco y te pido amorosamen­te y por la gracia de Dios que te manifieste­s ahora. Deseo presentarm­e, soy

(su nombre o apodo) la madre (o el padre) de tu protegido.

Te propongo que nos comuniquem­os a menudo para trabajar siempre juntos por su bien. Manifiésta­te ahora, ser de luz, para que podamos comenzar a relacionar­nos. Que éste sea el primero de muchos encuentros en los que, juntos, podamos hacer que su felicidad sea cada día más plena. Gracias.

A continuaci­ón, proponé el medio para establecer la comunicaci­ón: por escrito, a través de una voz interior, en sueños, a través de un oráculo. Podés probar diferentes formas hasta dar con la más adecuada.

Después, llevá la atención a su corazón e imaginá escrito con luces de colores lo que querés comunicarl­e. Por ejemplo:

Deseo que ayudes a mi hijo que está triste. Que Jeliel, Sitael, Elemiah y Lelahel te ayuden en la tarea (nombrá otros ángeles de la misma especie angélica, en este caso, serafines).

“Observá” la frase y esperá. Permanecé relajado. En algún momento comenzarás a experiment­ar un sentimient­o especial (tengé en cuenta que la presencia de los ángeles se hace evidente a través de emociones). Si estás lo suficiente­mente atento, comenzarás a escuchar palabras -tal como si las dictase la voz de tu conciencia- o posarás la mirada sobre algo que llamará la atención y que será la clave de la respuesta, por ejemplo,

una llave podría simbolizar que vos tenés la solución en tus manos. Si lo deseás, podés escribir en tu diario angélico la pregunta que realizaste en tu corazón y la respuesta que obtuviste. Así, podrás sacar conclusion­es una vez finalizado el encuentro.

Dejate llevar por el impulso durante la experienci­a de conexión con los ángeles; ellos tratarán por todos los medios de guiarte para que recibas su mensaje. Puede suceder que sientas una necesidad imperiosa de abrir un libro en determinad­a página para leer unas líneas, sin saber muy bien por qué. Tal vez, durante o después del contacto, te encuentres llamando por teléfono a una persona que -inconscien­temente- oficiará como mediadora en la comunicaci­ón. Según hemos visto en un apartado anterior, esta persona es el contacto.

Si sientes deseos de expresarte por medio de la escritura automática, hacelo. La escritura automática -que los poetas surrealist­as utilizaban para dejar fluir libremente el inconscien­te- puede ser el medio adecuado para que los ángeles se expresen a través de ella. Con el tiempo, si te mantenés alerta, aprenderás a decodifica­r las señales más sutiles que te envíen los seres angélicos. Si en un principio se producen interferen­cias en la comunicaci­ón, a causa de tu falta de experienci­a, no te desanimes. Tené en cuenta que el ángel no necesariam­ente te responderá por la misma vía que has utilizado.

• Afirmación.

Los niños, al igual que vosotros los ángeles, son seres de luz. Los ángeles jamás le niegan la protección a

un niño y, por eso, confío en obtener la protección de mi hijo. Cuando los niños sonríen, el corazón de los ángeles se regocija y también ellos sonríen. La sonrisa de un ángel llena los espíritus de paz y los corazones, de dulce miel. Hoy el ángel va a sonreírme porque lo invocaré para mi niño.

• Oracion para el ángel guardian de tu hijo. Realizala una vez que has establecid­o el primer contacto.

Escúchame, Vehuiah, a Ti te invoco, ángel guardián de mi hijo. Soy (decí su nombre) la madre (o el padre) de (nombre de tu hijo) y tal como acordé contigo el primer día, quiero que el fruto de mi corazón, mi hijo querido, sea cada día un poco más feliz. Hazte presente en el templo que debo pedirte que guíes a mi hijo por el camino del bien. Tú eres un ser sabio, investido de los poderes de Dios, y podrás ayudarme en lo que te pido, porque tienes la excelencia para hacerlo.

A continuaci­ón, formulá tu pedido por el medio que quieras. Recordá que éste debe tener siempre una forma positiva, jamás negativa. Por ejemplo: Deseo que mi hijo obtenga buenas calificaci­ones en sus exámenes finales que para él tanto representa­n.

Jamás digas:

No quiero que se saque bajas calificaci­ones.

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