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Durante 2017, la Argentina exportó productos y servicios por US$ 57.879 millones, cifra que representó el 0,3 por ciento del total exportado a nivel global. El otrora granero del mundo desde hace años viene cediendo posiciones en el ránking de los países más exportadores elaborado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) –se ubicó 43° en 2016– y desde 2009 ni siquiera integra el podio de los más exportadores de la región, superado por México, Brasil y Chile.
El diagnóstico indica, además, que durante el último año la Argentina fue el país latinoamericano en el que se registró el menor aumento porcentual de exportaciones. Con un incremento interanual del 0,9 por ciento, el país quedó lejos de la media regional, que alcanzó el 10,2 por ciento, y del crecimiento exhibido por Colombia (19 por ciento), Brasil (18,5 por ciento), Ecuador (13,7 por ciento) o Chile (12,7 por ciento). Con poco más de 9000 exportadores –de los cuales solo unos 90 (el 1 por ciento) exporta por más de US$ 100 millones anuales y 15 (0,16 por ciento) lo hacen por más de US$ 1000 millones por año– el horizonte parece claro: la Argentina debe exportar más. “La experiencia indica que los países más abiertos tienen mejor calidad de vida y mejores índices sociales. Un ejemplo de esto es que la tasa de desempleo de los países más abiertos de América latina, como Chile, Perú o México, es más baja que la que tienen la Argentina y Brasil, que son más cerrados”, observa Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).