Saliendo de abajo del techo de bambú
Silicon Valley está perdiendo talentosos ingenieros chinos que se van a… bueno, China.
Incluso antes de que Wang Yi supiera que su mujer, Cao Jing, estaba embarazada, había comenzado a sentir que sonaba otro tipo de reloj. Desde su graduación en Princeton en 2009, había pasado dos años en los headquarters de Google en Mountain View, California, yendo a reunión tras reunión como product manager, coordinando proyectos a través de la enorme burocracia de la compañía. “No puedo seguir haciendo esto”, le dijo a Cao al poco tiempo de que el test de embarazo diera positivo. “Vayamos a casa. Volvamos a China”.
Fue una pelea. Cao estaba contenta en el espacioso condominio que ella y Wang recién habían comprado en la cercana Sunnyvale, y les encantaba hacer turismo por los parques nacionales de los Estados Unidos a bordo de su nueva Subaru Outback. Juntos, ganaban más de US$ 200.000 al año y tenían un futuro estable. China parecía un gran signo de interrogación. “Fueron un par de semanas muy duras hasta que tomamos la decisión”, recuerda Wang. Muchas caminatas, muchos debates tensos y horas con gráficos de las ventajas y desventajas. “Pero, al final, se dejó convencer”.
La pareja dejó Bay Area por Shanghai y, seis años después, el start up de Wang, Liulishuo, juntó más de US$ 150 millones de inversiones de capital de riesgo para su aplicación que enseña inglés, que tiene 60 millones de usuarios, 1 millón de suscriptores pagos y está planeando su expansión a otros mercados. Wang dice que siguen extrañando los parques.
Las historias como estas se están volviendo más comunes entre los talentosos ingenieros chinos de Silicon Valley, incluso aunque el presidente Xi Jinping está endureciendo más que nunca los pocos huecos de libertad que quedan en la Internet de China. Aunque muchos universitarios chinos recién graduados todavía desean la ciudadanía estadounidense y un nombre prestigioso del valle en sus currículums, muchos se están cansando rápido de lo que llaman un “techo de bambú”, una relativa falta de oportunidades para avanzar en roles de liderazgo. A menudo, su país natal parece ofrecer mejores posibilidades de trabajar en problemas más grandes — y, quizá, volverse fabulosamente adinerados.
La tecnología reemplazó a las finanzas como la industria que atrae de vuelta a la mayor cantidad de chinos expatriados, con cerca de uno de cada seis regresos, según una encuesta de 2017 entre 1821 personas realizada por el think tank Centro para China y la Globalización y la web de trabajo Zhaopin.com (un 10 por ciento de crecimiento respecto de su última encuesta de 2015). “Hay más y más talento mudándose, porque China realmente está agarrando un impulso en el área de innovación”, explica Ken Qi, quien lidera la práctica de tecnología de la firma de headhunting Spencer Stuart. “Esto es solo el comienzo”.
Los reclutadores que buscan posiciones para China se acercan de forma regular a los expatriados en Wechat y grupos de Facebook de ingenieros y managers chinos, cuenta Qi, en general empezando con una charla o GIFS. Si uno es un trabajador lo suficientemente deseable como para haber logrado residencia permanente y no tiene hijos o se están preparando para ir a la universidad, seguro haya un golpe en su puerta digital. Jay Wu, co-fundador de Global Career Path en San Francisco, dice
que cazó a más de 100 ingenieros de firmas estadounidenses para llevar a China en los últimos tres años.
Usualmente, el pitch se vuelca al dinero. En el ambiente de start ups de China, el paquete de compensación de un ingeniero llegó a US$ 30 millones para un acuerdo de cuatro años. “Más y más ingenieros chinos que trabajaron en Silicon Valley descubren que es más lucrativo en términos de carrera sumarse a una empresa china de rápido crecimiento”, explica Hans Tung, managingpartner de la firma de capital de riesgo GGV Capital, quien organizó eventos para reclutar talento. “En Google, Linkedin, Uber, Airbnb hay ingenieros chinos que están debatiendo si quedarse o volverse”.
Los headhunters dicen que los ingenieros expatriados chinos comenzaron a tener una mejor visión de su país natal luego de que Alibaba saliera a bolsa en 2014. El capital de riesgo chino eclipsó al estadounidense y tres de los cinco startups más valiosos del mundo están en Beijing. Pero lo más interesante para algunos es el volumen de datos disponibles en China, donde las protecciones de privacidad son más débiles y las tecnológicas se unieron a los funcionarios para crear una máquina de vigilancia nunca vista. Eso puede no sonar atractivo pero algunos ingenieros se sienten atraídos por el desafío.
“No fui a los Estados Unidos para tener una casa grande. Fui por los problemas interesantes”, asegura Xu Wanhong, quien dejó el programa de PH.D. de Ciencias Informáticas de la Universidad Carnegie Mellon para trabajar en el news feed de Facebook. En Kuaishou, un servicio para compartir videos de Beijing valuado en más de US$ 3000 millones, es director senior y líder del departamento de Ciencia de la Comunidad, una voz poderosa en los debates sobre las formas de usar los datos de la compañía y responder al feedback.
El extrañar fue un factor para Yang “Seth” Shuishi, nativo de Chongquing, quien creció idolatrando a Occidente y consiguió trabajos soñados en Microsoft, Google y Facebook. Pero él, también, se desilusionó. “Uno trabaja como un engranaje en una máquina gigante y nunca ve la imagen completa. Mis amigos en China estaban pensando en la economía y las enormes tendencias sociales”, cuenta. “Aunque el aire me mate 10 años antes, igual estaría acá”.
La ola de partidas podría convertirse en un problema para las empresas estadounidenses que dependen sustancialmente de los ingenieros chinos para sus avances en productos de inteligencia artificial. De los más de 850.000 empleados relacionados a IA en los Estados Unidos, cerca de uno cada 12 tiene herencia china, según un informe de 2017 de Linkedin. Hay menos especialistas chinos de IA en China (cerca de 50.000), lo que significa que hay mucho lugar aún para los expatriados.
La elección entre el confort de Silicon Valley y la estimulación de los startups de China se está volviendo menos binaria. Alibaba, Tencent (el creador de Wechat), el motor de búsqueda Baidu y Didi Chuxing (la app de transporte) están construyendo o expandiendo sus laboratorios en la Bay Area. “Mudarse de nuevo a una compañía china puede dar la sensación de pertenencia”, concluye Qi, de Spencer Stuart. “El factor crítico todavía es la carrera, la habilidad de ir hacia una empresa china en la que realmente puedan tomar decisiones”.<bw> —— David Ramli, con Lulu Chen.
THE BOTTOM LINE. Aunque la mayoría de los ingenieros chinos siguen en los Estados Unidos, la tecnología reemplazó a las finanzas como la industria que más expatriados atrae de vuelta por las oportunidades de carrera y la compensación.