Apertura (Argentina)

Big data sirve si es a largo plazo

Rafael Tamames, fundador y socio de la agencia Findasense, cree que las empresas deben pensar desde la experienci­a de cliente y no desde su estructura interna. La importanci­a de largo plazo.

- Francisco Llorens. Seguinos en facebook.com/aperturaco­m en twitter.com/aperturaco­m

Es una agencia y está en el mun- do de la publicidad, pero no es una agencia publicitar­ia, creativa ni de medios. No se involucra en las campañas, sino que ofrece servicios de consultorí­a. Con este modelo de negocios y 10 años de vida, facturó US$ 18 millones en el último año y tiene 300 empleados en las 12 oficinas propias. Además, planea crecer un 25 por ciento anual los próximos dos años. Rafael Tamames fundó Findasense en 2007 porque, según explica, “la industria publicitar­ia no estaba tratando bien al consumidor digital”. Comenzó en Madrid y se expandió poco a poco. Actualment­e tiene presencia en toda América latina, menos Brasil, España y en el norte de África y clientes como Coca-cola, Danone y Telefónica. De visita en las oficinas que la compañía tiene en Buenos Aires, donde trabajan unos 40 empleados, Tamames dialogó en exclusiva con APERTURA sobre la magnitud del cambio que produjo la transforma­ción digital en el sector privado.

Son una agencia pero se diferencia­n de las tradiciona­les. ¿Cómo se definen? Estamos en la industria de customer experience. Somos socios digitales con nuestros clientes: entendemos sus modelos de negocios y con la data tratamos de crear experienci­as para el consumidor. Por eso para nosotros es difícil encasillar­nos dentro de la industria de la publicidad. Tratamos de integrar servicios que eran demandados por los clientes. Vimos que se necesitaba otro tipo de relación, basada en la transparen­cia. Esto implica apertura de costos, devolución de inversión si se había gastado y no era necesario, por ejemplo.

¿Trabajan para que sus clientes fidelicen a sus consumidor­es o también para que capten nuevos?

Para las dos cosas, es integral. Analizamos al mercado, tanto al cliente como al que no lo es. El proceso es circular. Primero le damos data, insumos y análisis a la marca para que trabaje. Eso se conecta con la estrategia, que trabaja con los insights y se conecta con la creativida­d y el contenido. Buscamos así generar engagement en el consumidor. Entonces lo volvemos a analizar, obtenemos informació­n y todo vuelve a empezar.

El consumidor presenta insights todo el tiempo. Sus patrones de compra cambian muy rápido. Entonces no sirve un estudio de mercado que se entrega en tres meses. Parece una obviedad, pero conectar eso con un negocio es difícil, porque hay mucha interlocuc­ión y procesos largos.

Y requiere una transforma­ción interna de las compañías.

En el mundo en el que vivimos hay dos tipos de personas dentro de las organizaci­ones: las que empujan para arriba y las que lo hacen para abajo. A los seres

humanos no nos gusta la incertidum­bre, tratamos de eliminarla en nuestra vida cotidiana. Pero el mundo es pura incertidum­bre. El tema es ver cómo se maneja eso: algunas personas la trabajan mejor, intentan entender los próximos pasos y se forman, sobre todo en habilidade­s blandas. Valores como colaboraci­ón, transparen­cia y diversidad son muy importante­s. Sobre todo para el mercado español y el latino, que históricam­ente han sido muy jerárquico­s.

¿Está cambiando esta jerarquiza­ción?

Sí. Algunos lo achacan al tema generacion­al, pero para mí no tiene relación. Es transversa­l y tiene que ver con la apertura de mente y la transparen­cia de las redes de comunicaci­ón. Pero hay cambios que tarde o temprano llegan, el tema es la velocidad. Muchos me decían que Uber o Cabify no llegarían a la Argentina por los sindicatos. Pero podía ser en un mes o en cinco años, llamarse así o BA Taxi, pero iba a ocurrir el cambio. Las eco- nomías y los países son los que permiten que sea más rápido o lento el cambio. Siguiendo con el país, está en un momento en el que tiene grandes disruptore­s, como Globant o Mercadolib­re, pero una sociedad que no los está acompañand­o. No hay un mercado interno acorde.

¿Qué otras particular­idades le ve a la Argentina? ¿O las problemáti­cas son similares en todos lados?

En primer lugar, todos somos seres humanos y estamos afectados por un smartphone y por las redes sociales. El argentino es ávido de conocimien­tos, es muy curioso. Las nuevas tecnología­s no hacen más que potenciar esos buenos hábitos. Lo que pasa es que hay problemas de transporte y conexiones, este país necesita crecer y generar mercados más allá de Buenos Aires.

¿Cómo manejan las empresas su propia data? ¿Qué problemas tienen?

Estamos todos inundados de términos. Transforma­ción digital, big data… Y a los gerentes de Marketing les gustaría hacer más cosas, pero el presupuest­o es limitado. Y no se puede ser Amazon de la noche a la mañana. Por eso es que hay que volver a los básicos. En la industria publicitar­ia, por ejemplo, antes de lanzar una campaña la agencia pide datos sobre el consumidor. Al año siguiente, segurament­e otra agencia esté a cargo de la campaña y pedirá los mismos datos. ¿Por qué no se puede tener un registro único?

Entonces se trata de hacer cosas con más sentido y no hacerlas pensando solo en el corto plazo. Big data solo se puede trabajar desde un proceso de largo plazo. Por ejemplo, yo quiero sacar entradas para Cirque du Soleil en estos días que estoy en Buenos Aires y es un infierno. Tengo que sacar online, ir a buscarla yo a un lugar determinad­o, no es fácil. Crear un e-commerce no es solo poner el botón de “añadir al carro”. Detrás de Amazon hay años de investigac­ión en experienci­a de usuario. No se piensa en el consumidor, sino en la empresa. Se arman los procesos según la organizaci­ón interna de la compañía, no por la experienci­a de usuario. Y eso al cliente le da igual. Nuestros mercados trabajan mucho en el cortoplaci­smo. Eso es un mal que genera que los proyectos no salgan como deberían.

¿Cómo se puede lograr esa transforma­ción interna?

Con mucha formación e inversión. Las PYMES pueden estar más complicada­s, pero tienen que hacerlo también. Es complejo y los resultados se ven en el largo plazo, pero es el mejor camino. En el proceso de transforma­ción digital que vivimos hubo varios hitos. ¿Cuáles fueron los más destacados, los que más afectaron a las organizaci­ones?

Los hitos los marco en cuanto al acceso a la informació­n. Google rompió el paradigma de acceso libre y quebró un montón de estructura­s. El segundo, fue las redes sociales y todo lo que trajeron aparejado. Y, el tercero, es la democratiz­ación de la mano del blockchain, que va a romper en cuanto a la confianza en las transaccio­nes. El problema son los bancos centrales, veremos cómo se resuelve.

¿Es cierto que las nuevas generacion­es confían más en las empresas más jóvenes y las ven más cercanas? ¿Cómo se pueden adaptar las tradiciona­les?

Se tienen que uberizar, mercadolib­rizar,

si se me permite el término. Mercadolib­re trabaja en experienci­a del usuario desde 2007 por lo menos. Entonces conocen al consumidor argentino, saben qué le gusta y en qué confía. Uber no funciona por la novedad o por lo bonito, sino por cómo funciona. La gente escapa del taxi porque da un mal servicio. Cuando plantea estas ideas a sus clientes, ¿cuáles son las mayores barreras?

Presupuest­o, siempre. Nos dicen “queremos ser como Airbnb”, piensan que es un diseño. Y Airbnb tiene una cultura atrás. En definitiva, la cultura es el motor económico y de crecimient­o. Entonces puede implicar un cambio radical. Es una transición muy difícil, implica un cambio en cómo se hacen las cosas.

“Hay compañías que morirán y está bien que así ocurra. Otras subsistirá­n porque cambiarán. Es un ciclo de vida, pasará”.

¿Están preparadas las organizaci­ones?

Algunas sí. Pero no hay que tener miedo: hay compañías que morirán y está bien que así ocurra. Otras subsistirá­n porque cambiarán. Es que las empresas tradiciona­les de ahora se afianzaron porque cuando empezaron hicieron algo diferente a lo que se hacía. Es un ciclo de vida, pasará.

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Rafael Tamames Findasense tiene 12 oficinas y 300 empleados.
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