Es la educación, ¡estúpido!
A pesar de que el país destina el 5,3 por ciento del PBI, los sueldos de los docentes argentinos están entre los más bajos de la OCDE.
“La Argentina enfrenta un problema: tiene un sistema educativo desigual de baja calidad”, alerta Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano. Los números lo prueban: a pesar de que destina el 5,3 por ciento de su PBI a Educación (la media para la región es de 5,1 por ciento y para los países de la OCDE 4,9 por ciento, según el BID), la Argentina no deja una buena nota en las pruebas Pisa, el sistema evaluatorio de la OCDE a nivel mundial que mide el rendimiento académico a estudiantes secundarios en ciencia, matemáticas y lengua. Una de las causas, afirma Guadagni, tiene que ver con el calendario escolar obligatorio: los argentinos están entre los que tienen menos días de clase anuales en el mundo: 180 días lectivos, 720 horas de clases (la media de la OCDE es de 183 y 794) y se ubica por debajo de países como Brasil, México, Colombia, Costa Rica y Chile. Punto aparte merece el tema salarial: el sueldo de los docentes argentinos se encuentra entre los más bajos de los 39 países considerados por la OCDE. Allí para un docente con 10 años de experiencia el ranking mide un salario promedio anual de US$ 39.854. En la Argentina es de US$ 19.629. ¿Cómo se explica cuando la Argentina es uno de los países de la región que más dinero destina a educación? Entre otros, porque es la nación con menos alumnos por cargo docente y una alta rotación y ausentismo docente. En América latina, el promedio de alumnos por docente es de 20. En la Argentina, es 12. Según destaca un informe realizado por el CEA, la Argentina tiene más cargos docentes en la Ciudad de Buenos Aires que todos los países (salvo Noruega y Lituania) evaluados en las pruebas Pisa 2015. “La Argentina ha preferido tener muchos cargos con malos sueldos”, dice Guadagni, quien agrega que “los países que duplican y triplican el sueldo anual de los docentes argentinos se encuentran liderando los resultados de pruebas internacionales como Pisa y Timss”. Sobre este punto, Gabriel Basaluzzo, director de la Maestría en Finanzas de la Escuela de Administración y Negocios de Udesa, propone avanzar hacia un sistema meritocrático: establecer evaluaciones de desempeño para los docentes y que, aquellos que tengan mejor rendimiento, puedan acceder a un mejor salario. “Los países que se caracterizan por haber crecido es por entender que, aunque todos tengan un lugar, no todos son iguales. Los que, de alguna manera, son mejores profesores deberían cobrar mejor porque son impactos sociales de los chicos que forman”, dice. Crítico de que el Estado subsidie la educación privada, Basaluzzo también destaca la idea de la escuela como mecanismo de contención social: “Pensemos en los colegios a los que asisten chicos a los que se quiere sacar de la calle. Esos chicos, lamentablemente, al salir del colegio, vuelven a estar en una situación de riesgo. Lo que hemos entendido por la política de asistencialismo social es decirles a los jefes de hogar que tomen una asignación universal por hijo y los manden a la escuela, pero sin entender que, cuando el chico vuelve a la casa, vuelve a un ámbito poco sano”. Para hacer frente a estas situaciones, el docente de Udesa propone crear colegios pupilos o semipupilos, en los que los chicos de hogares más vulnerables puedan encontrar la contención necesaria para que, en la semana, no tengan otra preocupación que estudiar y puedan regresar a sus hogares durante el fin de semana.