Mi primera vez Frente al rediseño de una marca
Repensar una marca es algo más que cambiar el logo o el color con el que el público asocia al producto o servicio en cuestión. Debe tener un objetivo claro y quienes lo impulsan deberán llenarse de paciencia. Las claves de quienes enfrentaron este desafío por primera vez y cómo lograron que se traduzca en mayores ventas, así como también en permitir diferenciarse de la competencia.
Laura Chamorro
Jefe de Dressings de Unilever
El consumidor es cada vez más consciente de lo que come, del balance entre una vida sana y darse los gustos. Indaga más. Hellmann’s ya estaba posicionada como una marca familiar y tradicional, pero todavía no estaba aggiornada a estas tendencias. Decidimos redefinir todas las aristas de la marca en función de esto: el mensaje principal, la comunicación, el tono en redes sociales, el diseño y hasta el logo. Desde el punto de vista del diseño, retrabajamos los códigos. El objetivo fue modernizar la marca con un único color que unifique los packs, generando un bloque de marca que resalta en la góndola. Alineamos tipografías, actualizamos el logo, sumamos la firma de nuestro fundador Richard Hellmann y llevamos al frente los claims relacionados con nuestros ingredientes. El temor era que los consumidores pensaran que el producto había cambiado y decidimos que la mejor forma de aclararlo era un spot de radio muy claro y conciso. Fue la primera vez que participé de un relanzamiento tan profundo en una marca con tanta historia. Fue una experiencia muy interesante de atravesar.
Nicolás R ubino,
Gerente de Marketing de CCU
Mi primera vez rediseñando una marca fue algo más profundo: fue la “refundación” de Schneider, marca de la ciudad de Santa Fe. El punto de partida fue entender qué era Schneider para el consumidor, qué tenía como valor de marca y las oportunidades. Para el consumidor era una marca de descuento sin mucho equity ni credenciales. Por eso creamos la campaña antimarketing con Pedemonti como protagonista. Desde el punto de vista de la marca, existía una interesantísima historia por contar. Se investigó en profundidad y reflotamos las credenciales alemanas de Schneider. La oportunidad del mercado era diferenciarnos de la competencia en el segmento masivo a través de un producto con grandes credenciales. El plan: comunicar lo anterior de forma consistente. Fue fundamental tener paciencia. La clave fue encontrar nuestro game changer, que lo hallamos con la lata, articulando lo anterior con una propuesta de empaque diferente. En resumen, logramos rediseñar la marca a través de una propuesta ganadora basada en un producto y un empaque más conveniente.