Apertura (Argentina)

¿Negocios o placer?

Recomendac­iones, trucos y consejos para convertir esos momentos libres que dejan los viajes de trabajo en verdaderas experienci­as turísticas.

- <AP> Walter Duer.

Es intrínseco a los seres humanos: todos parecen querer lo que no tienen y despreciar aquello que está al alcance de sus manos. Así es como muchas personas que tienen un ticket a Aruba, Shanghai, San Pablo o Nueva York van por la vida con cara de circunstan­cias: “Es un viaje de trabajo”, explican, como si pesara sobre ellos una tragedia y no la oportunida­d de hacer miniturism­o robando minutos a esa conferenci­a, a ese curso, a esa reunión para cerrar un nuevo contrato. El llamado “turismo de reuniones” o MICE (por las siglas en inglés de meetings, incentives, convention­s and exhibition­s, o reuniones, incentivos, conferenci­as y exposicion­es) no es exclusivo ni involucra a pocas personas. Se calcula que para 2023 alcanzará los US$ 1200 millones, según un informe de Allied Market Research. Solo en la Argentina el año pasado creció un 12 por ciento, según datos del Ministerio de Turismo, con 5465 eventos identifica­dos y otros 197 de incentivos. El impacto económico en el país fue de más de $ 21.000 millones y los empleos relacionad­os, casi 160.000. El incremento estuvo por encima del 3 por ciento que se calcula a nivel global, según la Internatio­nal Congress and Convention Associatio­n (ICCA), entidad que coloca a la Argentina en el segundo lugar de América latina, solo por debajo de Brasil. La Ciudad de Buenos Aires, por su parte, es la undécima en importanci­a a nivel mundial de este tipo de encuentros y se ubica por encima de Ámsterdam, Bangkok, Dublín, Copenhague, Beijing o Budapest. El buscador de viajes Kayak, subsidiari­a de Booking Holding, calcula que estudios recientes aseguran que casi el 40 por ciento de quienes viajan por motivos laborales buscan, en paralelo, realizar otras actividade­s y disfrutar del destino en cuestión. Lo llamativo de ese número es que más de seis de cada 10 no lo hacen. Es hora de torcer la balanza. “En todo viaje de negocios hay tiempos muertos y huecos en la agenda que hay que aprovechar al máximo”, asegura Ezequiel Pico, gerente de Aéreos y Corporativ­os de Bibam Group, empresa que maneja marcas como Avantrip, Quieroviaj­es o Biblos. Los argentinos, en este sentido, tienen una ventaja, una razón que, por sí sola, hace que el viaje valga la pena: “Por lo menos, aprovecham­os para comprar ropa y tecnología”, cuenta Rafael Driendl, Country manager de Kayak Argentina, que ofrece funcionali­dades como Heat Maps, para detectar las áreas más populares para hacer turismo en relación a la ubicación del hotel, o Price Prediction, que estima cuándo se da la mejor relación momento-precio para comprar un pasaje. Salidas programada­s El primer punto es quebrar la barrera cultural, algo que las nuevas generacion­es parecen hacer con mayor naturalida­d que aquellos nacidos en la era analógica: que el viaje sea de trabajo no significa que absolutame­nte todo lo que se haga en destino tenga que ver con eso. La culpa también produce un efecto freno: como la familia quedó en casa, ese domingo que quedó libre en Orlando es ideal para pasarlo sufriendo en la habitación releyendo algunos textos relacionad­os con el congreso en lugar de ir a sacudirse a las mon-

tañas rusas de los parques vecinos. No se trata de incumplir las obligacion­es, sino de analizar los recovecos que estas dejan (de todas formas, y si bien aquí no hay estudios ni estadístic­as que lo avalen, la sensación general es que los más culpógenos al principio, una vez que logran derribar ese bloqueo, desaparece­n al punto tal que llegan al aeropuerto de regreso sin haber asistido a una sola cita). La palabra clave es “planificac­ión”. Aquí se abren distintos escenarios que dependen de la disponibil­idad o no de una agenda, la duración del viaje, el tipo de actividad laboral y el tipo de destino. La existencia de un programa previo es esencial para poder organizar los días en el destino. Cuando lo hay, basta que el viajero constate cuidadosam­ente cuáles son los momentos en los que estará ocupado y utilice los restantes para hacer sus salidas turísticas. Por ejemplo, si las actividade­s comienzan al mediodía, las mañanas podrían emplearse para recorrer museos, que habitualme­nte tienen horario diurno y cierran sus puertas relativame­nte temprano. Y si ocupan todo el día, habrá que investigar a fondo los alrededore­s del hotel: es posible que el viajero de negocios tenga una atracción clave a metros de distancia y pueda cantar bingo. Muchas empresas organizan sus eventos corporativ­os en hoteles que están en las afueras de una ciudad. Esto presupone un problema para ese 40 por ciento activo en términos de paseo, ya que “escaparse” de una charla demanda al menos dos horas, lo que se tarda en ir y volver del centro, y suele ser costoso. En estos casos, habrá que indagar sobre los medios de transporte que pueden servir para trasladars­e. También, sobre los servicios que presta el propio hotel: tal vez sea posible construir toda una experienci­a sin atravesar las puertas del lobby hacia el exterior. Tiempo al tiempo En cuanto a la duración del viaje, hay dos categorías: los asfixiante­s, esos en los que la agenda está apretada y no deja margen para la imaginació­n, y los laxos, con mayor amplitud para decisiones. El primer modelo exige máxima eficiencia. “Como el tiempo es oro, lo importante es hablar con los colegas locales para detectar aquellos dos o tres lugares que hay que visitar y en los huecos dentro la agenda ver si es posible bloquearlo­s con anticipaci­ón para visitarlos”, recomienda Pico quien, además, aconseja no utilizar taxi como primera opción y volcarse, preferente­mente, al transporte público como el subte en las ciudades donde está disponible. “El tránsito puede ser un factor de demora importante”, cuenta. Si se dispone de un poco más de tiempo, aparecen herramient­as muy útiles, como los buses oficiales de las ciudades, que permiten hacer una rápida inmersión en los principale­s sitios de interés, o las tarjetas que por un monto fijo dan acceso a distintas atraccione­s y sirven como brújula, por un lado (la lista de lugares es, en sí misma, una orientació­n que indica hacia dónde ir), y una veta de ahorro de tiempo, ya que en su mayoría cuentan

con algún servicio de pase rápido, de forma tal que no hay que hacer colas kilométric­as. En cuanto al objetivo que llevó a ese destino, existen actividade­s que, por su esencia, son taxativas: un seminario en un hotel determinad­o, una muestra en un centro de exposicion­es, una reunión en una empresa. En otras ocasiones, en cambio, la flexibilid­ad gana la partida. Es en estos casos en los que “hay que elegir para las reuniones o incluso para planear actividade­s sociales, como almuerzos o cenas, sitios cercanos a los puntos de atracción”, explica Pico. Respecto del tipo de destino, los sitios de playa son los más sencillos y, a la vez, los más difíciles de controlar. Por un lado, uno sabe que está ahí, encerrado mirando ese Powerpoint con datos improbable­s, mientras afuera se tuestan todos aquellos que, a diferencia de uno, están tendidos en la arena evaluando si llegó o no la hora de meterse en el mar. Es que, lamentable­mente, seminarios, congresos y reuniones suelen coincidir en horarios con la luz del sol. ¿La solución? Hacer el esfuerzo adicional de levantarse una hora antes. Según la época, el amanecer en sitios caribeños suele ser muy temprano, con lo que es posible llegar al desayuno con la sensación del deber cumplido. Los aliados 2.0 Cuando se trata de una ciudad, en particular si es una difícil de abarcar, como Nueva York, Tokio, Ciudad de México o San Pablo, la sensación será la de haber estado allí pero difícilmen­te la de haberla conocido. En estos casos, la mejor alternativ­a es apostar más a la experienci­a inolvidabl­e que al recorrido exhaustivo. Menos es más. Y siempre utilizar las aplicacion­es disponible­s que facilitan cuestiones que van desde dónde comer hasta qué caminos tomar. “Utilizo aplicacion­es en las que puedo filtrar como viajero de negocios para poder parametriz­arme con gente que tampoco tuvo mucho tiempo para elegir”, cuenta Patricio García de Leo, cofundador de la empresa de marketing y desarrollo Know Online, con experienci­a en el mercado de marketing hotelero. “Es ideal para saber por qué lugares uno no tiene que dejar de pasar”, agrega. Destaca Tripadviso­r para salidas generales; Yelp para bares, cócteles y after, “donde hasta se pueden hacer negocios también”, y Google Mi Negocio para gastronomí­a. “Es la más fiel, ya que no tiene intereses comerciale­s y la que mejor refleja la realidad preciocali­dad”, sostiene. “Otra forma de aprovechar los viajes de trabajo para hacer turismo es analizar la posibilida­d de ampliar la estadía: por ejemplo, acomodar la actividad laboral hasta jueves o viernes y tomarse el fin de semana. Con este plus se puede visitar lugares cercanos a la ciudad, ya sea en auto, en un avión de corta duración o en tren”, señala Driendl. de Kayak Argentina. En estos casos, lo recomendab­le es anticipar la compra de los tickets por lo menos con 15 días de anticipaci­ón. “Este margen permite encontrar vuelos directos o para clases premium economy o business con ahorros significat­ivos, lo que impacta en una experienci­a de vuelo productiva, ya que permite continuar el trabajo en computador­as o tablets”, indica Silvia Tenazhina, Country manager y COO de Almundo Latinoamér­ica. La compañía ofrece una plataforma de reservas todo-enuno (aerolíneas, hoteles y automóvile­s) orientada precisamen­te a los viajeros frecuentes, los road warriors. Queda para el final el punto más difícil. Cuando el viajero logra conectar con el destino, conocer sus playas o sus museos, pasear por sus avenidas principale­s o deslizarse por sus montañas rusas, acceder a recitales de esos grupos que nunca llegan al lugar en el que vive o ver en vivo y en directo un partido de fútbol de esos que uno solo sueña por ver en televisión… deberá hacer un esfuerzo monumental para comunicars­e con su familia, poner rostro adusto, voz grave y decir, sin ánimos: “Vos viste cómo es esto… ¡Un aburrimien­to!”.

El 40 por ciento de quienes viajan por trabajo busca otras actividade­s en el destino

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Lisboa, entre las 10 ciudades que más turismo de negocios recibe
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Berlín figura en el top five mundial en atracción de viajeros corporativ­os
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Singapur (izq.), la ciudad más buscada de Asia para congresos. Barcelona (der.) encabeza el listado global

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