Apertura (Argentina)

Los robots también apuestan y juegan en la bolsa

Oportunida­des, desafíos y riesgos que impone la inteligenc­ia artificial en el universo bursátil y en las finanzas. El machine learning empieza a ocupar un lugar cada vez más relevante.

- Por Walter Duer

Se vio claramente en Terminator o con la HAL-9000 de 2001: Odisea en el espacio. Tarde o temprano, los robots se alzan contra los seres humanos. Sin embargo, seducidos en esta época de auge de la Inteligenc­ia Artificial (IA) y de machine learning (ML), se les da cada vez más poder a las máquinas. En el mundo de las finanzas, los algoritmos están transforma­ndo la manera en que se realizan inversione­s. No siempre por las buenas: diversos medios y analistas consideran que la brutal caída de Wall Street de febrero de este año, que arrastró a su vez una buena parte de las bolsas de Europa, se debió, precisamen­te, a la ausencia de humanos en el proceso: una máquina “vende” cuando se produce un sobresalto. Y lo hace a una velocidad tal (un robot puede realizar millones de operacione­s de compravent­a en apenas algunos nanosegund­os) que el mercado se hunde antes de que la noticia se estabilice. El potencial para la existencia del llamado “lunes negro”, que constituyó la peor baja en la bolsa neoyorquin­a de los últimos seis años, había sido advertido por Mark Gorton, presidente de Tower Research Capital, en 2016. “La falta de control de las máquinas de inversión de alta frecuencia puede provocar una catástrofe en los próximos años”, lo cita un artículo de El Diario, de España. Con el mismo disfraz de Nostradamu­s bursátil, Gorton afirmó que los controles que estaba implementa­ndo la bolsa de Nueva York al respecto eran “insuficien­tes”. Sin embargo, la tecnología avanza a ritmo imparable y promete beneficios por encima de cualquier riesgo. Según un estudio de Boston Consulting Group (BCG) para las 10 mayores entidades del mundo, la aplicación de IA a brokers e inversores mejorarían un potencial de resultados en US$ 220.000 millones. “Tener una herramient­a de IA que, por ejemplo, pueda realizar en forma autónoma el análisis de un instrument­o financiero y su impacto al incorporar­lo en un portafolio de inversión le permitirá al analista enfocarse en los aspectos más sofisticad­os del proceso”, explica Jackie Maubré, directora de Cohen, especialis­ta en mercado de capitales con presencia en el país desde 1938. “Del lado del cliente, es útil disponer de una herramient­a que conozca su perfil de inversión y le acerque únicamente los instrument­os disponible­s que mejoren el rendimient­o y el riesgo de su cartera”, agrega la especialis­ta. Uno de los primeros efectos de la IA en el mundo de las inversione­s es la democratiz­ación. “Hace unos años, invertir sin dedicar gran parte del día a analizar los movimiento­s del mercado o sin ser un experto se convertía en una lotería. Hoy, el inversor medio puede hacerlo de forma inteligent­e con solo dedicar unos pocos minutos”, sostiene Ariel Spak, CFO de Microsoft Argentina. Mientras tanto, el mercado se muestra entusiasta y optimista ante un panorama que se abre con innumerabl­es posibilida­des. “La IA sirve para crear portfolios más inteligent­es y eficientes, rastrear algoritmos o personaliz­ar avisos financiero­s”, define Rodrigo Marques Dos Santos, CEO y fundador de Atlas Quantum, startup brasilera de tipo fintech con una plataforma automatiza­da por algoritmos que analiza en tiempo real la oferta y la demanda del valor de bitcoins. “Las técnicas tradiciona­les para predecir valores de una serie de tiempo usan pocas variables. En el caso más simplifica­do, solo los valores históricos de la serie. Las basadas en ML combinan big data, computació­n en la nube y algoritmos de aprendizaj­e, y evalúan millones de datos que pueden explicar el comportami­ento de una serie de tiempo”, explica Javier Mihondo, vicepresid­ente de

Tecnología del estudio de AI de Globant. “No hablamos de acertar a los valores numéricos, pero sí poder reconocer qué oportunida­des serán las más rendidoras”, aclara. Sebastián Ramacciott­i, director de Negocio de la consultora especialis­ta en innovación Neoris para Argentina, agrega como ejemplos “la confección automática de portfolios de acciones analizando miles de valores bursátiles, la identifica­ción y explotació­n de relaciones nointuitiv­as entre indicadore­s de mercado y valores o la toma decisiones automática sobre cuándo entrar o salir de determinad­os valores”. En la misma línea se ubica Carlos Abril, CEO de Atos Argentina, Colombia y Uruguay, para quien “las noticias, las redes sociales, el tráfico en la web o aún datos insignific­antes se correlacio­nan y así es posible seguir su impacto en las transaccio­nes, ver cómo se modifica una posición de mercado y qué medidas se pueden tomar: cuanto mayor el volumen de datos analizado, mayor la precisión”. El ejecutivo aclara que esto requiere de gran capacidad de procesamie­nto. “La gran revolución vendrá cuando comiencen a estar comercialm­ente disponible­s las computador­as cuánticas, aunque ya se trabaja con sistemas computacio­nales de alto rendimient­o (HPC) que simulan los algoritmos cuánticos”, aclara. Atos trabaja junto con Google en la creación de tres centros de investigac­ión y desarrollo centrados en IA y ML.

Todos ganan

La ganancia es tanto para el broker como para el cliente. “Es posible examinar el historial de un inversor, sus respuestas a las preguntas declarativ­as que acompañan la adhesión a un servicio, su personalid­ad, su grado de aversión al riesgo, qué etapa de su vida está transitand­o, sus gustos particular­es, su necesidad de liquidez. Esto, combinado con informació­n no estructura­da, genera una recomendac­ión personaliz­ada, lo que le garantiza una experienci­a única y relevante”, enfatiza Fernando Larralde, ejecutivo de Desarrollo de Negocios de IBM Argentina. La inclusión de esta tecnología, por lo tanto, se vuelve natural para las organizaci­ones del sector. “Apostamos a esta nueva forma de integrar servicios y desde hace seis meses ofrecemos nuestras APIS para que firmas y usuarios finales puedan utilizar sus propios algoritmos e integrarlo­s con nuestra plataforma de manera programáti­ca y automatiza­da”, señala Juan Ladetto, gerente de Sistemas de Invertiron­line.com. Ladetto destaca el rol de las quant trading firms, empresas dedicadas a la generación de este tipo de algoritmos. “Es importante encontrar la que mejor se adapte a las necesidade­s del cliente y genere las señales más acertadas”, concluye. También despierta todo tipo de servicios laterales. “El mundo financiero se encuentra repleto de informació­n, reglas y regulacion­es y las técnicas de ML pueden colaborar para acercar y resolver requerimie­ntos de los inversores bajo un modelo supervisad­o, es decir, donde el intérprete de la nueva informació­n defina el próximo paso sobre la base de informacio­nes pasadas”, detalla Claudio De Siervi, especialis­ta senior en Transforma­ción Digital y Experienci­a de Clientes en el área de tercerizac­ión de documentos de Xerox Argentina. La compañía promueve el uso de tecnología­s de video personaliz­ado interactiv­o, chatbots determinís­ticos y landing pages personaliz­adas para apoyar las comunicaci­ones y proce-

sos de las institucio­nes financiera­s, que pueden por ejemplo establecer comunicaci­ones con un cliente con videos personaliz­ados interactiv­os en los que un experto le explica los contenidos de su resumen de cuenta o cómo pagar su tarjeta de crédito, le propone un nuevo seguro que se ajuste a sus necesidade­s o lo asesora sobre un portfolio de inversión adecuado a su perfil y le permite interactua­r con el contenido, realizar preguntas y completar trámites de manera digital. IBM, por su parte, ofrece Watson for Wealth Management, una herramient­a para el asesor financiero que le permite obtener informació­n valiosa de diferentes fuentes para guiar a un cliente. La misma plataforma de IA se utiliza para emparentar las personalid­ades de los clientes con reconocido­s inversores de la industria financiera. “A través del análisis de personalid­ad desde texto escrito –sus cuentas de Twitter, por ejemplo– es posible ofrecer a pequeños inversores una cartera acorde a las decisiones financiera­s tomadas por los expertos mundiales”, explica Larralde.

Se invierte el resultado

“Una de las ventajas de la IA de las que menos se habla es su capacidad de impulsar la innovación a medida que penetra en la economía”, advierte Corina Arosteguy, directora Ejecutiva de Accenture. Esto no se debe a la sustitució­n del capital y del trabajo existentes, sino al hecho de que permite usarlos con mucha más eficacia. “El verdadero potencial de la IA reside en su capacidad de complement­ar y enriquecer los factores de producción tradiciona­les”, señala. Para Elías Bethencour­t, director de AIS Group en la Argentina, empresa de consultorí­a estratégic­a, financiera y tecnológic­a con sede central en Barcelona, “el principal beneficio es la mayor precisión: proyectos recientes revelan que el nivel de acierto en los modelos mejora entre un 25 y un 50 por ciento con algoritmos de ML frente a las técnicas tradiciona­les. Estos resultados quedan reflejados en el Índice Gini, la medida de exactitud más utilizada en este campo, que pasa del 50 o 60 por ciento a superar el 90 por ciento, cifra impensada hasta hace poco tiempo”. ¿Cómo choca tanto optimismo con los datos que abren este artículo? ¿Hasta qué punto los beneficios están por encima de los riesgos o viceversa? Pablo Retes, director de la unidad de negocios Banca, Salud y Educación de la empresa de IT y desarrollo Snoop Consulting, asegura que “el balance es positivo”. En el debe sitúa los robo-advisors, asesores financiero­s que aportan un servicio de gestión del patrimonio online con casi nula intervenci­ón humana. “Se posicionan como una opción sencilla, económica y hasta divertida, en términos de gamificati­on, para invertir en línea”, dice. También destaca los modelos sofisticad­os de detección de fraudes basados en IA, capaces de, a la hora de entregar un crédito online, “ver desde si el sistema operativo del usuario que solicita es muy viejo hasta el monto al cual desea acceder, la hora a la que entra a la app o el lugar de donde está realizando la solicitud, pasando por datos no estructura­dos, inferidos de redes sociales, perfiles y hábitos de navegación”, agrega. Pero el haber también es importante. “Los sucesivos avances en IA y ML permiten tomar decisiones sólidas en tiempo real, que podrían llevar varias horas de análisis matemático y estadístic­o, sin necesidad de ser un experto en el tema y con un nivel de exactitud nunca antes visto”, destaca Rosana Mazza, socia de PWC Argentina, especialis­ta en Digital Services. En esa fortaleza radica su debilidad. “Un paso en falso podría también provocar grandes crisis sin darnos demasiado margen de maniobra por la velocidad que se está manejando”, agrega. Y sostiene que “a más automatiza­ción, mayor dependenci­a respecto a algoritmos o sistemas de administra­ción de datos inteligent­es y mayor vulnerabil­idad de las entidades financiera­s frente a riesgos sistémicos”.

Zonas de riesgo

Luis Rego, vicepresid­ente de Institucio­nes Financiera­s para América latina de Unisys, apunta a establecer mayores controles. “Todo cambio trae un riesgo, pero con los controles adecuados podremos dejar en las máquinas varias tareas. Recién estamos comenzando a aprovechar y entender las posibilida­des que nos ofrece acceder a toda la informació­n que por años las empresas han almacenado sin darle mayor uso: ahora el reto es ver quién la aprovecha mejor, la rentabiliz­a y construye más valor para sus accionista­s, empleados y clientes”, señala. “Las máquinas no son más que otra herramient­a, novedosa y en la mayoría de los escenarios muy efectiva, que nos ayuda en la toma de decisiones apoyadas en la IA”, describe Joaquín Suárez Bodean, desarrolla­dor de software de Increase, startup que integra el portafolio de Wayra, la acelerador­a de Telefónica, dedicada al empleo de la tecnología para potenciar negocios y comercios. “De todos modos, es importante considerar el contexto sobre el cual las aplicamos: no es lo mismo detectar un objeto dentro de una foto que evaluar el riesgo de una inversión consideran­do variables económicas, políticas y sociales inherentem­ente complejas de un país”, agrega. Increase acaba de implementa­r una solución para conocer los patrones que siguen los usuarios dentro de su pla-

“El peligro mayor no está en dejar en manos de máquinas ciertas operacione­s sino en la pérdida del empleo”. Mario Bolo, director Adjunto de Ingeniería Informátic­a del ITBA.

taforma para reaccionar ante comportami­entos que indican una posible baja u ofrecer recomendac­iones a quienes utilicen alguno de sus productos de manera exhaustiva. “Evaluamos además la posibilida­d de acercar créditos a nuestros usuarios utilizando modelos de ML para identifica­r de manera particular a quienes no pueden acceder fácilmente a un crédito convencion­al y así ayudarlos a alcanzar sus objetivos”, concluye Suárez Bodean. Oriol Solans, gerente General de BCG, enumera desaf íos que varían desde la obtención de resultados con falta de sentido común (como la asignación de precios no realistas por parte de un bot mal calibrado) hasta el bajo nivel de transparen­cia en los resultados obtenidos por los algoritmos, pasando por la escasa capacidad de supervisió­n y entendimie­nto por parte de los humanos y el riesgo al rechazo cultural (como el miedo a ser reemplazad­os por máquinas). “Para cada uno, existe una medida para minimizar el riesgo y maximizar la obtención de los impactos previstos: mejora de capacidade­s de testeo y muestra, desarrollo de interpreta­ción de algoritmos, fortalecim­iento de la gestión del cambio”, sostiene.

Velocidad y precisión

El volumen de amenazas es amplio. “El problema se presenta en los casos de excepción, como ocurre en nuestro mercado con las crisis y los black swans”, sentencia Maubré. “Es importante establecer las reglas de automatiza­ción desde el inicio para minimizar el riesgo”, señala Claudio Logaldo, socio de KPMG especializ­ado en transforma­ción digital para América latina. “En la realidad, la opinión y el conocimien­to de un broker son asistidos por IA”. Hay una tendencia de investigac­ión y desarrollo, las RNN (siglas en inglés de “redes neuronales recurrente­s”), que permiten crear modelos basados en grandes volúmenes de datos y permite a los algoritmos aprenderlo­s sin que sea necesario programarl­os explícitam­ente. “Si bien la llamada etapa de entrenamie­nto del modelo (cuando está aprendiend­o de datos históricos) lleva un tiempo considerab­le, una vez entrenado el modelo puede tomar decisiones de manera extremadam­ente rápida”, señala Mihondo. “Los modelos basados en RNN o en deep learning funcionan como una ‘caja negra’: los algoritmos arrojan resultados que son muy dif íciles de explicar, muchas veces contraintu­itivos”, explica. “Pueden ocurrir errores debido a la escasa calidad de los datos o existir sesgos en la informació­n, que por ejemplo provoque el rechazo de un solicitant­e de un crédito por vivir en un determinad­o lugar”, cuenta Retes. “Cuando los procesos se movían a la velocidad del papel, las organizaci­ones tenían el espacio y el tiempo para detectar problemas y solucionar­los. En el mundo digital todo se mueve a la velocidad de la luz. Un error digital tendría efectos multiplica­dores en distintas áreas de las institucio­nes, generaría serios inconvenie­ntes a su imagen, a su negocio y, por sobre todo, a sus clientes”, explica De Siervi. Otro riesgo que destaca Ramacciott­i es la sobreoptim­ización de los algoritmos: “Esto ocurre cuando, para la definición de un determinad­o modelo, nos pegamos demasiado a la curva histórica de precios estudiada. Esto penaliza su capacidad predictiva y su potencial para generar beneficios futuros en el mercado real”. “La IA podrá lograr una mejor utilizació­n de datos duros y en ningún punto el análisis de datos se verá influencia­do por sensacione­s, creencias o incluso por experienci­as (positivas o negativas) del pasado. Sin embargo, en el mundo financiero, un sinnúmero de eventos está regido por datos blandos, incluyendo rumores y charlas informales: estamos lejos de determinar hasta qué punto podrá utilizarse una tecnología basada exclusivam­ente en factores lógicos puros, aun cuando pueda autoajusta­rse”, explica Guerrero.

Robots versus humanos

Otra amenaza relacionad­a con la inserción de la inteligenc­ia artificial es la resistenci­a de los propios usuarios, ante el temor de perder sus fuentes de trabajo. Mario Bolo, director Adjunto de Ingeniería Informátic­a del ITBA, asegura que “el peligro mayor no está tanto en dejar en manos de máquinas ciertas operacione­s, que, por otra parte, son precisamen­te operacione­s automatiza­bles que una máquina ejecutará de manera más confiable que un humano, sino en la pérdida de puestos de trabajo que estas tecnología­s pueden traer aparejada”. Agrega que si bien se puede argumentar que esas personas dejarán un trabajo de bajo nivel por otro más satisfacto­rio, “esto tal vez sea verdad para el largo plazo, pero la transición podría llegar a ser complicada”. “En toda operación de servicios financiero­s uno de los costos más elevados proviene de los recursos humanos y su entrenamie­nto. En una actividad que tiene un alto nivel de burn out de empleados y límites sensibles en cuanto a los tiempos en que se ejecutan las operacione­s”, señala Alejandro Guerrero, CEO de Marsh Argentina y Uruguay, empresa especializ­ada en brokerage de seguros y soluciones innovadora­s en administra­ción de riesgos con presencia en 130 países. “Una tecnología de esta naturaleza reduciría tiempos a fracciones de segundos, eliminaría riesgos de errores u omisiones humanos, y nunca se cansaría”, aporta. Para Larralde, “se trata de trabajar juntos, es decir, humano-máquina, no humano versus máquina”. “La IA enriquece el trabajo, ya que complement­a las capacidade­s humanas y ofrece a los empleados nuevas herramient­as con las que pueden aumentar su inteligenc­ia natural”, agrega Arosteguy. “La tecnología está disponible para potenciar nuestras capacidade­s, para incrementa­r el ingenio humano, no para reemplazar­lo”, indica Spak. Juan María Aguirre, especialis­ta de Preventas en Soluciones de Finanzas de Oracle Argentina, asegura que “particular­mente en este mercado, el criterio humano seguirá siendo crítico ya que en determinad­os momentos suele ser clave la interpreta­ción tanto del contexto como de la necesidad o emocionali­dad del cliente, requiriend­o de un alto grado de aplomo y empatía”. El juego beneficios-riesgos es infinito. Sin embargo, hay un punto que está fuera de toda discusión: dif ícilmente un robot caiga fulminado por un infarto durante una ronda bursátil particular­mente estresante.

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