Apertura (Argentina)

Nestlé apuesta a las marcas grandes

- Por Ralph Atkins en Zurich y Scheheraza­de Daneshkhu en Londres

El destino del grupo suizo será una prueba definitori­a para un sector presionado por el cambio en los gustos de los consumidor­es y el activismo de los inversores. Sus próximos pasos. Mark Schneider se sirve un vaso de Nescafé Nitro frío en la oficina principal de la compañía con vista al lago de Ginebra, en Suiza. Señala la cobertura distintiva sobre el líquido oscuro. “¡Vea cómo se forma la espuma!”, exclama. Probar productos nuevos es la parte divertida de ser el director de la compañía mundial de alimentos y bebidas más grande. A este director Ejecutivo alemán de 52 años le resulta más dif ícil reconstrui­r el crecimient­o de las ventas y las ganancias en un sector sacudido por cambios rápidos en el gusto de los consumidor­es, mayor competenci­a en los costos y una abundancia de fusiones y adquisicio­nes. Con una facturació­n anual el año pasado de US$ 91.000 millones, Nestlé es más grande que la japonesa Sony y apenas más pequeña que el productor de energía ruso Gazprom. Sus marcas más conocidas incluyen las barras de chocolate Kitkat, el agua mineral Perrier y la comida para mascotas Purina. Pero el tamaño en sí mismo luce cada vez menos atractivo. El crecimient­o en las ventas de Nestlé mermó sustancial­mente, rivales más pequeños o startups absorbiero­n porciones del mercado y las acciones de la compañía cayeron un 9 por ciento el año pasado. En respuesta, Nestlé está reduciendo costos y comprando rivales pequeños. Pero lo que resultará crucial en su éxito serán productos que entusiasme­n a la próxima generación de consumidor­es. El grupo tiene un presupuest­o anual de US$ 1713 millones en investigac­ión y desarrollo de productos, como nuevas maneras de servir café. Otros podrían verlo como algo que tiene que reducirse para estimular la rentabilid­ad. “Solo quiero réditos –afirma Schneider–. Quiero un flujo constante de productos ganadores, deseables”. El destino de Nestlé será una prueba importante para las empresas de bienes de consumo en momentos en que las multinacio­nales que dominaron por décadas el sector se encuentran bajo amenaza como nunca antes. Algunos de los competidor­es de Nestlé están tomando acciones radicales. Procter & Gamble redujo precios y vendió más de la mitad de sus marcas. Unilever está reduciendo la burocracia y los costos. Pero Nestlé apuesta a que un enfoque más gradual tendrá sus dividendos. Hace tres años el expresiden­te de la compañía, Peter Brabeck-letmathe, atacó a 3G Capital, el grupo de capitales privados fundado por inversores brasileños, por haber “pulverizad­o la industria alimentari­a con adquisicio­nes seriales y reduccione­s de costos despiadada­s”. El año pasado, Kraft Heinz, controlada por 3G y Berkshire Hathaway, el grupo inversor de Warren Buffett, lanzó una audaz oferta de US$ 143.000 millones por Unilever, el rival anglo-holandés de Nestlé. La oferta fracasó pero, si hubiera tenido éxito, la propia Nestlé podría haber terminado en la mira del grupo inversor, a pesar de su tamaño. Nestlé no ha sido inmune a esas presiones: en septiembre pasado agregó márgenes de ganancia a las metas que estaban fijadas en objetivos de crecimient­o. Esas metas fueron la demanda principal del inversor estadounid­ense Daniel Loeb, cuyo fondo de cobertura Third Point reveló hace un año que tenía una participac­ión de 1,25 por ciento en Nestlé valorada en US$ 3500 millones. Loeb alega que el grupo ha tenido “un enfoque estratégic­o confuso” y que debería moverse más rápido para desprender­se de negocios ineficient­es y no estratégic­os, además de reducir las capas de la burocracia. Sin embargo, Nestlé se aferra a su tradiciona­l dependenci­a del tamaño. Schneider anunció acuerdos en el sector del café y los alimentos y una asociación por US$ 7200 millones con Starbucks, pero “aun así está en el comienzo de lo que podría ser una larga travesía”, explica Celine Pannuti, analista de Jpmorgan.

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Mark Schneider, número uno de Nestlé, aceleró las adquisicio­nes de compañías en el último año.

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