La app europea que busca desbancar a Uber
Taxify cosechó US$ 175 millones en una ronda donde participaron la alemana Daimler y la china Didi Chuxing, entre otras.
Los hermanos estonios Martin y Markus Villig son las cabezas detrás de Taxify, un emprendimiento europeo que compite en el segmento de transporte urbano. Los planes de expansión del servicio con más de 10 millones de usuarios. Markus Villig fundó Taxify junto a su hermano mayor cuando tenía solo 19 años, lo que lo llevó en 2016 a obtener el premio Mejor emprendedor joven de Estonia y ser elegido como el CEO más joven de la lista Europe 30 under 30 que realiza la edición báltica de Forbes. En un lustro, los socios transformaron su invento de ride-hailing en un jugador global, activo hoy en 40 ciudades de 25 países, incluyendo a naciones de África y a Australia, con 10 millones de usuarios y 500.000 conductores. Creado en 2012, aunque lanzado en 2013, sus actividades comenzaron en Tallin (la capital de Estonia) hasta expandirse primero por la región y luego hacia otros continentes. “Pese a ser una pequeña ciudad, siempre fue problemático conseguir taxis allí, donde existen 35 empresas concesionarias”, dice Martin, mientras afirma que, por el momento, en América latina la empresa funciona únicamente en México. Meses atrás, Taxify cosechó US$ 175 millones en una ronda liderada por la alemana Daimler, donde participaron el fondo europeo de capital de riesgo Korelya Capital y el servicio chino de reparto de viajes Didi Chuxing, entre otros. La apuesta apunta a reforzar la expansión de la compañía, para así debilitar a su rival estadounidense Uber. Valor agregado Al igual que otras plataformas similares, los usuarios pueden reservar un auto en apenas unos segundos a través de la app, que está disponible para IOS y Android, seguir su recorrido en tiempo real y calificar la experiencia. Sin embargo, según Martin, Taxify se diferencia de la competencia porque se enfoca no solo en los pasajeros, sino también en los conductores: les cobra a estos una comisión del 15 por ciento del precio del viaje, inferior a la que les retienen otras compañías (por ejemplo, el monto que Uber cobra es del 25 por ciento). “Una comisión más baja da lugar a un mayor margen de ganancias para los choferes, lo que permite ofrecer a los pasajeros tarifas más económicas”, explica así el win-win el empresario, quien basa la estrategia de crecimiento de la firma en la elección de mercados monopolizados por una compañía competidora y con necesidades crecientes de innovación en el sector. En sus comienzos, la aplicación logró captar a los early-adopters por medio de una difusión cara a cara, recorriendo las calles y explicándoles sus beneficios. Superada esa etapa, en palabras de Martin, los dos desaf íos actuales con los que se enfrentan los hermanos tienen que ver con la búsqueda de talento y el desembarco en grandes ciudades occidentales, como Londres (Inglaterra), persiguiendo el objetivo de llegar a otras partes del globo. Qué rol juega el contexto En relación con cómo lidia la empresa con los problemas legales con los que se encuentra en las ciudades en las que opera, Martin cuenta que un número creciente de países modificaron de forma reciente sus normas. Precisamente, fue Estonia el primer estado europeo en adaptar su regulación. “Antes, existían más exigencias para obtener la licencia de conducir. Muchas de ellas fueron reducidas. Ahora, se chequean los antecedentes del postulante, quien debe asistir a clases y trainings. El trámite cuesta US$ 20, por lo que es sencillo convertirse en conductor. Es un modelo que otras naciones están considerando replicar”, detalla. Taxify, por su parte,
brinda un programa de entrenamiento a los conductores antes de que ellos se incorporen a la compañía. No obstante, aún persisten los conflictos a nivel mundial. “Muchas empresas de taxis se niegan a que haya una apertura del mercado e ingresen otros players. Cuando los políticos entiendan que esto es perjudicial, la competencia será más sana”, asegura el emprendedor. Asimismo, el servicio que idearon los hermanos forma parte de futuras soluciones a muchos problemas de movilidad ya presentes. Es que cada vez habrá menos espacios para estacionar y los costos de tener un vehículo propio serán altamente superiores a la contratación de viajes de este tipo, lo que obligará a repensar el transporte del mañana. Por este motivo, la compañía se dirige, sobre todo, a automovilistas que desean modificar sus hábitos diarios de traslados. En este sentido, Martin ahonda en la transición del automóvil desde su actual estatus de producto a uno de servicio. “La marca tendrá cada vez menos importancia y preponderará sobre ella el servicio ofertado”, concluye. <AP> Por Agustina Devincenzi, desde Mónaco.