Apertura (Argentina)

¿Quién le tiene miedo al petróleo a US$ 100?

La economía mundial está preparada para capear precios más altos.

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El precio del barril de petróleo cayó por debajo de los US$ 100 en 2014 y, desde entonces, se mantuvo por debajo de ese umbral psicológic­amente importante. Sin embargo, el petróleo Brent, el benchmark internacio­nal, subió más 46 por ciento en los últimos 12 meses y llegó incluso a los US$ 80. Parte del aumento está explicado por una economía global resurgente: el FMI espera que el crecimient­o mundial suba a 3,9 por ciento este año, el mayor desde 2011. Sin embargo, lo que preocupa es que la oferta está más restringid­a que en los últimos años, así que las disrupcion­es en los resultados pueden resonar rápidament­e desde el manantial hasta la bomba de nafta. Una mirada al impacto que podrían tener los precios más altos.

¿CUÁL ES EL EFECTO SOBRE LA ECONOMÍA ?

Aunque es cierto que los precios de crudo más altos suelen ser un freno al crecimient­o, la intensidad del petróleo sobre la economía global sigue cayendo. Un análisis de UBS Group encon- tró que la economía mundial necesita 7 por ciento menos de petróleo para producir la misma cantidad de producto bruto doméstico que en 2007. El impacto varía entre países: aquellos que dependen de la energía importada se verán apretados a medida que suban los costos mientras que, en los exportador­es, las arcas gubernamen­tales estarán más llenas.

¿CUÁLES SON LOS EFECTOS SECUNDARIO­S DE LA SALIDA DE EE.UU. DEL ACUERDO NUCLEAR CON IRÁN?

Los precios del crudo subieron 18 por ciento este año —la mitad de ese crecimient­o refleja una demanda global más fuerte, sugiere un modelo de Bloomberg Economics. El resto segurament­e se deba a lo que se conoce como shocks de oferta. Están en juego cerca de 1 millón de barriles de crudo por día por la decisión de Trump de reinstalar sanciones a Irán, pero el efecto del mercado podría verse mitigado por la creciente oferta de otros lados.

¿QUIÉN GANA CON LOS PRECIOS ALTOS?

El beneficiad­o más obvio es Arabia Saudita, el peso pesado de la OPEP cuyo acuerdo con Rusia para contener la oferta jugó un rol en la suba de los precios. El petróleo contribuyó a más de un quinto del PBI del reino en 2016. Otros ganadores podrían ser Nigeria y Colombia, donde los crecientes ingresos por exportacio­nes de crudo deberían impulsar a las tambaleant­es finanzas del gobierno y permitir que las petroleras estatales puedan redoblar las inversione­s.

¿QUIÉN PIERDE?

Los importador­es netos de petróleo como Egipto, India, Turquía y Ucrania. Tener que pagar más por el crudo provocará que se expandan los déficits de cuenta corriente, exponiendo a estos mercados emergentes al riesgo de que la suba en la tasa de interés de los Estados Unidos provoque un éxodo de moneda extranjera. Europa también es vulnerable dado que el ritmo de crecimient­o y la actividad industrial se están moderando. Sorprenden­temente, Rusia, que pelea con Arabia Saudita y los Estados Unidos por el título de principal productor mundial de petróleo, podría verse dañado por el alza en los precios porque tendrá que pedir prestado en rublos ahora más caros cuando hace compras de moneda extranjera para cumplir con una regla presupuest­aria.

En Venezuela, la falta de inversión y la pérdida de expertise técnico en medio del caos económico que azota al país llevó a la producción de petróleo a su punto más bajo en 30 años. Podría caer todavía más: el gobierno de Trump ha estado debatiendo si imponer o no un embargo petrolero sobre el país para obligar al régimen a cambiar. Mientras tanto, Conocophil­lips está maniobrand­o para quedarse con el crudo venezolano en almacenami­entos en el Caribe como compensaci­ón por los bienes que fueron expropiado­s por el gobierno de Maduro.

¿QUÉ SIGNIFICA ESTO PARA LA ECONOMÍA ESTADOUNID­ENSE?

El petróleo más costoso representa un riesgo mucho menor que antes para la economía de los Estados Unidos, gracias al boom en la producción de shale oil. La vieja regla entre los economista­s era que un aumento sostenido de US$ 10 en el barril recortaba 0,3 por ciento del PBI del país al año siguiente. Ahora, explicar Mark Zandi, economista Jefe de Moody’s Analytics, el golpe es de 0,1 por ciento. Y eso incluso podría desaparece­r en los próximos años si la producción de shale oil crece como respuesta a los precios más altos. El conteo de pozos de Baker Hughes, un indicador líder de la industria estadounid­ense, está en su punto más alto en tres años. Otros pronostica­dores son menos optimistas. Gregory Daco, jefe en los Estados Unidos de Oxford Economics, estima que si los precios del crudo West Texas Intermedia­te promedian los US$ 70 por barril este año, el crecimient­o estadounid­ense perderá la mitad del 0,7 por ciento ganado que vendría como consecuenc­ia de los recortes impositivo­s aprobados a fines de 2017.

Los estados petroleros como Dakota del Norte, Texas y Wyoming deberían beneficiar­se de la mayor actividad de extracción, aunque Daco alerta que los aumentos de productivi­dad para ahorrar trabajo podrían limitar eso. Los hogares más pobres del país son los que tienen más para perder. Gastan cerca de 8 por ciento de sus ingresos preimpuest­os en nafta, comparado con cerca de 1 por ciento en el quinto de quienes más ganan.

¿EL PETRÓLEO MÁS CARO LLEVARÁ A UNA INFLACIÓN MÁS ALTA?

La respuesta depende mucho del peso de los costos de la energía dentro de la canasta de precios al consumidor de un país. Por ejemplo, la categoría tiene una participac­ión de doble dígito en Indonesia, Malasia y Nueva Zelanda, según cálculos de RBC Capital Markets. China, el segundo mayor importador de petróleo, podría ver una suba de inflación —ya se espera que los precios suban 2,3 por ciento en 2018, comparado con 1,6 por ciento en 2017.

En los Estados Unidos, el traslado de los precios del petróleo a la inflación es menos de lo que solía ser, según Tom Orlik y Justin Jimenez de Bloomberg Economics. Eso es en parte porque bajó la participac­ión del petróleo en el mix de energía y todavía queda algún grado de inactivida­d en la economía.

¿QUÉ SIGNIFICA PARA LOS BANCOS CENTRALES?

Si los precios más altos de petróleo aumentan la inflación de forma sustancial, los bancos centrales, como balance, tendrán una razón menos para mantener en pausa a la política monetaria mientras la Fed se mueve hacia adelante en su ciclo de ajuste. Los pronostica­dores están previendo que el Banco de Reserva de la India tendrá que adelantar su cronograma de aumentos de tasas de interés a medida que la principal importació­n del país se encarece.

¿Y SI EL PETRÓLEO SUBE A US$ 100?

El impacto no será el mismo que en 2011, la primera vez que el crudo Brent promedió más de US$ 100 el barril durante un año entero. La principal razón es el shale, según Orlik y Jimenez: “Sin la revolución del shale, un petróleo de US$ 100 recortaría 1,3 por ciento del PBI de los Estados Unidos en 2020. Con el shale, estimamos que recortará solo 0,4 por ciento”. —— Enda Curran, Rich Miller y Michelle Jamrisko, con Karl Lester M. Yap, Jessica Summers y Dan Murtaugh

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