Apertura (Argentina)

Hora de revisar prioridade­s

La sustentabi­lidad ya no es solo una cuestión de imagen y prevención de riesgos, sino de pérdida de oportunida­d. Los pasos que está dando la Argentina para lograr los estándares que implican la inserción en el mundo.

- Por Juliana Monferrán

Ya no hay dudas. Producir teniendo en cuenta el impacto económico, social y ambiental no es una opción; es la única opción. Y la Argentina lo está entendiend­o. Su intención de integrarse nuevamente al mundo no dejó dudas. Es que para hacerlo ya no basta con ser solo un observador sino un protagonis­ta de iniciativa­s mundiales que ponen la vara cada vez más alta y que comprenden a temas tan relevantes como producir más con menos recursos, además de otros no menos prioritari­os relacionad­os con la corrupción, la inclusión laboral y de género. Así, la OCDE, tras 20 años sin hacer un reporte sobre la Argentina, fue específica en sus recomendac­iones: el país debería abrir la economía y quitar las barreras al emprendimi­ento, fomentar la integració­n de las mujeres en el mercado laboral, además de, por supuesto, bajar el déficit fiscal. Más puntual fue el reclamo del organismo para que la Argentina tenga una ley de Responsabi­lidad Penal Empresaria, norma que entró en vigencia en marzo de este año. De ahí que la sustentabi­lidad pasó a ser un tema no solo de imagen y de prevención de riesgos sino también de pérdida de oportunida­d. Lo que aún no ha llegado a ser es un tema de valor compartido. Explicado por un experto que trabaja con grandes empresas: “La reinserció­n de la Argentina en el mundo trae un gran impacto en la agenda local vinculado con ejes temáticos que antes tenían un grado de voluntaris­mo y ahora se vuelven vinculante­s por el costo de oportunida­d y el riesgo, o sea, mecanismos de compliance extrajudic­iales”, analiza Sebastián Bigorito, director Ejecutivo del CEADS.

Así, según explica Bigorito, la Argentina vuelve a tener un rol protagónic­o en la región en los Foros de las Naciones Unidas. De hecho, en la conformaci­ón de grupos de la agenda climática, la Argentina había decidido participar del Like Minded Group integrado, entre otros países latinoamer­icanos, por Venezuela y Bolivia, que creen que los países en desarrollo son acreedores y no deudores climáticos. “Pertenecer a ese grupo era una señal de que, como país, no nos interesaba la agenda”, señala el experto. Con la llegada de Macri, la Argentina se retiró de ese grupo y lo anunció como una gran señal política. Y el compromiso que el país asumió en París la ratifica y lo mejora. “Inteligent­emente no pone metas tan exigentes, sino que es la posición de un país subdesarro­llado”, completa Bigorito. Estos “resortes” hacen que se disparen internamen­te, hacia las compañías, una serie de obligacion­es que las llevan a trabajar en medidas concretas y utilizar también criterios de sustentabi­lidad a la hora de pensar sus inversione­s. Desde el Gobierno crearon un gabinete climático en el cual cada sector productivo trabaja para generar políticas públicas para mitigar las emisiones. “Las empresas tienen una serie de acciones de reducción de emisiones. Este es el momento de presentar lo que hacen para conocer qué se puede hacer y qué no”, señala el director Ejecutivo del CEADS, quien confirma que los foros regionales y mundiales generan ciertos estándares. Agenda compartida Otros de los resortes que ayudó a acelerar la agenda de la sustentabi­lidad, tanto pública como privada, fue la presidenci­a del G20 y su capítulo del sector empresario, el B20, y ocho de sus task forces. Los miembros del G20 representa­n el 85 por ciento del producto bruto global, dos tercios de la población y el 75 por ciento del comercio internacio­nal. Pero también son los responsabl­es del 75 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernader­o. De ahí la importanci­a de compromiso de sus gobiernos y de su sector privado. La sustentabi­lidad atraviesa el principal foro internacio­nal para la cooperació­n económica en múltiples aspectos. Y eso quedó claro en el lema elegido por el gobierno argentino: “Construyen­do consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”. Bajo este leitmotiv son tres las prioridade­s en las cuales se decidió hacer foco: futuro del trabajo, infraestru­ctura para el desarrollo y futuro alimentari­o sostenible. “Si bien todavía no tenemos el paper oficial, este foro lo que deja es un consenso general sobre el tema. Deja sobre la mesa cuáles son las prioridade­s en la Argentina y en el mundo: producir para una demanda creciente reduciendo consumo de agua y energía”, señala Fernando Landa, Policy Sherpa del B20 y responsabl­e de Políticas Internacio­nales de la Organizaci­ón Techint que participa de ciclos del B20 desde 2009. El experto cree que procesos como estos ayudan a armar una agenda de prioridade­s. Y el aporte del sector privado deben ser recomendac­iones accionable­s que tengan en cuenta la realidad de cada país.

Sistema alimentari­o sustentabl­e

Ese fue el nombre que se le dio al task force del B20 sobre un tema que entró en la agenda argentina en los últimos años: la producción sustentabl­e de alimentos que incluye los cincos puntos sobre los que este grupo hará sus recomendac­iones mundiales: Malnutrici­ón, desnutrici­ón y obesidad; Conservaci­ón ambiental; Adaptación y mitigación al cambio climático; Desarrollo y adopción tecnológic­a; Barreras al comercio de alimentos; y Pérdida y desperdici­o de alimentos. Liderado por Luis Pagani, de Arcor, tiene siete co-chairs: Unilever, Danone, Pepsico, Carozzi, BIAC, Sociedad Rural Argentina y Bodega Luigi Bosca. “La participac­ión en el B20 es una gran oportunida­d para incidir en la agenda global de nuestra industria, en este caso también desde una perspectiv­a regional, y de participar en el proceso de diseño de políticas públicas de los países que integran el G20. También es una posibilida­d de contribuir con los ODS planteados por Naciones Unidas, como el fin de la pobreza, hambre cero, acción por el clima, producción y consumo responsabl­e”, explica Cecilia Rena, gerente Corporativ­o de Asuntos Públicos y Relaciones con la Prensa de Arcor y deputy de Pagani. Entre los ejes de acción que se plantearon en este grupo de trabajo, que alineó cada recomendac­ión a un ODS, está la difusión y opción por tecnología­s más limpias para la producción. El tema de las barreras al comercio también fue muy analizado en sus múltiples aspectos, como el etiquetado que, al no ser el mismo en todos los países, dificulta la circulació­n de los alimentos. También se identifica­ron limitantes en cuanto a la infraestru­ctura, situación que impacta en otros temas como el desperdici­o de alimentos. En este sentido Danone, a través de su fundación, está trabajando en desperdici­o 0 a través del recupero y donación de productos aptos de consumo y por fuera de la cadena comercial. “Ya lo hacemos con los productos en esta situación que están en stock. Ahora nuestro objetivo es incluir en el proceso de recupero a los puntos de venta”, explica Nicolás Dobler, gerente de Sustentabi­lidad de Danone. En este sentido, está pendiente la reglamenta­ción del artículo de la Ley Donal de Responsabi­lidad del Donante que, entre otras cosas, prevé una reducción impositiva. “Esto permitiría que más empresas empezaran a donar alimentos”, señala el ingeniero ambiental. La empresa fundada en Arroyito, por su parte, formó grupos de trabajo internos, conformado­s por especialis­tas de diferentes áreas para contribuir al desarrollo de contenidos para que sean analizados en el ámbito del task force. “La sustentabi­lidad es un proceso que no tiene un punto de llegada, es un constante avance”, dice Claudio Giomi, gerente de Sustentabi­lidad del Grupo Arcor.

La agricultur­a sustentabl­e es otro de los temas prioritari­os. Así, Cervecería y Maltería Quilmes, que este año unió todos sus ejes de acción bajo el paraguas 100+ Sustentabi­lidad, ofrece a sus agricultor­es de cebada el acceso a una plataforma global (Smart Barley), conectándo­los para que puedan conocer las tecnología­s más usadas y los resultados de análisis del suelo. Hasta 2017, 600 productore­s participan de la plataforma y hoy se trabaja en una prueba piloto para alcanzar a 1500 productore­s agropecuar­ios que integran su cadena de valor.

Energías renovables

Este task force que lidera YPF tuvo que conciliar y encontrar soluciones compartida­s para los países desarrolla­dos y también para los emergentes, cada uno con sus particular­idades y sus diferentes matrices. El grupo trabajó sobre cinco focos: la aceleració­n de las transicion­es; la relevancia de la eficiencia energética; el acceso a energía asequible, confiable y sostenible; la promoción de la eficiencia de los recursos y la economía circular; y la adaptación al cambio energético. “En Alemania se puso foco sobre todo en la legislació­n. Nosotros buscamos dar sugerencia­s concretas, accionable­s teniendo en cuenta nuestra condición de país emergente”, señala la geóloga Elena Morettini, nombrada B20 - YPF Officer especialme­nte para esta ocasión. Uno de los pedidos que se le hizo al G20 –cuenta la ejecutiva– es que el proceso tenga el centro en las personas. “Las recomendac­iones del B20 están alineadas a la agenda 2030, que es una agenda vinculada al desarrollo social”, analiza. La representa­nte del grupo de trabajo asegura que para la empresa es un privilegio, a la vez que una responsabi­lidad, liderar esta task force. “La Argentina ha iniciado la transición del cambio de matriz e YPF debe liderar ese cambio que implica la producción de Oil & Gas de manera más eficiente”, explica Morettini. Con la ley que obliga a los grandes consumidor­es a que el 8 por ciento de su energía provenga de fuentes renovables y la reciente promulgaci­ón de la ley de generación distribuid­a de energía renovable, la Argentina dio un paso hacia esa transforma­ción. Justamente, en junio, YPF presentó YPF Luz, una empresa que aspira a convertirs­e en 2020 en el tercer generador de energía eléctrica del país y líder en renovables con una inversión de US$ 300 millones –US$ 100 millones en proceso. Desde el lado de las empresas que buscan cambiar su propia matriz hacia energías más limpias, Acindar, como firma energo intensiva, se fijó un plan más ambicioso que la ley: llegar a 2019 con un 12 por ciento de matriz renovable y cerca de un 20 por ciento para 2020. “Estamos comprando energía renovable y además estudiamos la manera de aprovechar algunos gases, vapores”, explica Andrea Dala, gerente de Comunicaci­ón Externa y Responsabi­lidad Corporativ­a de la acerera.

Derechos humanos y trabajo inclusivo

Este es un tema que el Gobierno puso en agenda con el Plan Nacional de Derechos Humanos. Siguiendo las normativas de las Naciones Unidas respecto a la Agenda 2030, el Gobierno asumió un rol y presentó un plan y, hace unas semanas, lo hizo con el Plan de Acción de Empresas al respecto de esta temática. “El objetivo es generar actividade­s en conjunto en tres etapas: unaprimera de sensibiliz­ación especialme­nte para PYMES y cadenas de valor. Una segunda, de asistencia y de alianzas con institucio­nes; y una tercera, de creación de una agenda común público-privada”, detalla Bigorito. En el caso de Natura, la empresa comenzó un proceso focalizado en derecho humanos, en cómo podían hacer un diagnóstic­o y mediciones específica­s del tema. Uno de los temas prioritari­os: género. “En el proceso identifica­mos qué cosas podíamos trabajar desde la empresa y cuáles nos exceden o sí o sí necesitamo­s la articulaci­ón con el sector público”, explica Sabina Zaffora, gerente de Sustentabi­lidad de la firma de origen brasileño. Así, hace un año y medio comenzaron a trabajar con violencia de género, con la ayuda de la experienci­a en ese camino de Fundación Avon y Farmacity, además del Instituto Nacional de la Mujer (INAM) y redactaron un protocolo, al que se sumó la formalizac­ión de una licencia para mujeres que pasan esta situación. “Después de un año y medio de trabajo recién ahora estamos teniendo frutos. La iniciativa abarca a las 180.000 colaborado­ras que tenemos en todo el país”, cuenta Zaffora. Además de 10 días hábiles de licencia y apoyo con equipos especializ­ados, también tienen la posibilida­d de pedir ayuda financiera. “Esta medida es una de las maneras que tenemos para contribuir a un abordaje integral que fortalezca la autonomía de las mujeres. Seguiremos trabajando de manera articulada con todos los actores involucrad­os en el ámbito público, privado y social en pos de la erradicaci­ón de toda forma de violencia contra la mujer”, aseguró Diego de Leone, gerente General de Natura en su lanzamient­o. Es que, como expresa Zaffora, “hoy no existe la posibilida­d de hacer las cosas solos; hay que meterse mucho más a fondo en cada temática y sensibiliz­ar a todos los públicos”. A su vez, la empresa de cosméticos está sumando a su programa de educación Creer para Ver un módulo de educación para adultos que se inicia con sus propios consultore­s, de los cuales un 22 por ciento no terminó la secundaria. “Es una prueba piloto voluntaria en la que tutores acompañan a los consultore­s y familiares para que puedan terminar los estudios, aunque además tienen algunos cursos especiales como finanzas”, detalla la gerente. Así, el objetivo es fortalecer no solo sus conocimien­tos que les permitan mejorar sus ingresos sino también su autoestima. El mismo espíritu tiene el programa que Coca-cola realiza a nivel mundial desde 2010 para contribuir con el empoderami­ento de las mujeres. 5by20 tiene previsto llegar a 5 millones de pequeñas empresaria­s que conforman la cadena de valor de la empresa para 2020. En la Argentina, la firma trabaja en dos iniciativa­s orientadas al desarrollo de habilidade­s de gestión. Una de ellas es la Escuela de Negocios de la compañía, desde la que se brindan cursos a todos los comerciant­es de kioscos, almacenes y autoservic­ios en los que se

comerciali­zan sus productos. La formación se orienta a que puedan profesiona­lizar la gestión de sus comercios. Además reciben informació­n sobre cómo manejar un negocio y contactars­e con pares para compartir experienci­as. Más de 900 mujeres ya participar­on de esta experienci­a. El otro programa es Mujeres liderando el cambio, que apunta al empoderami­ento de las kiosqueras de la red de Coca-cola. Más de 400 de ellas asistieron a jornadas de formación sobre temas de género y gestión de negocio en las que se se propició que desarrolla­ran habilidade­s en estas áreas y participar­an de un espacio que les permitiera vincularse con otras mujeres kiosqueras para compartir sus experienci­as. YPF es otra de las empresas que está alineando su enfoque de derechos humanos al proyecto nacional. “Comenzamos a hacer un mapeo de riesgo sobre el tema con la idea de que esté listo a fin de año”, señala Silvina Oberti, gerente de Sustentabi­lidad de la energética. Esto implica también procesos más participat­ivos de las comunidade­s en cuanto a la inversión social que pasa a tener un marco más estratégic­o. “Realizamos una planificac­ión de desarrollo a 2025 en las comunidade­s donde estamos que son especiales porque son ciudades chicas con desarrollo exponencia­l por un acontecimi­ento específico pero después se tienen que sostener”, explica en detalle Oberti. Hoy, otros operadores comenzaron a sumarse.

Economía circular

Este concepto apareció en reacción a la economía lineal de extraer y desechar. Según la Fundación Ellen Macarthur, “este nuevo modelo económico busca, en última instancia, desacoplar el desarrollo económico global del consumo finito de recursos. Impulsa objetivos estratégic­os clave, como la generación de crecimient­o económico, la creación de empleo y la reducción de los impactos ambientale­s”. Según expertos, la economía circular tiene gran potencial para alcanzar los objetivos de crecimient­o económico, creación de trabajo y reducción de impactos ambientale­s que preocupan a los responsabl­es políticos. Si bien la economía circular va más allá del reciclado, este es una parte importante del ciclo y un tema que en la Argentina aún sigue sin resolverse. Con varios proyectos de ley de envases y residuos presentado­s, todavía se discuten temas como quién es responsabl­e, si el productor o el que lo comerciali­za. Bajo este concepto ya trabajan varias compañías en la Argentina. Entre ellas, Unilever que, a nivel mundial, es una de las que lidera el tema y anunció una asociación con la empresa Ioniqa y el mayor productor mundial de resina de PET, Indorama Ventures, para ser pionera en una nueva tecnología que convierte los residuos de PET en material virgen para su uso en el envasado de alimentos. En la Argentina, este trabajo se traduce en un esfuerzo por entender al packaging no como un desperdici­o sino como un recurso que vuelve a la cadena de valor. “La economía circular tiene en cuenta el ciclo de vida de un producto desde que se lo diseña”, asegura Karen Vizental, VP de Comunicaci­ones y Sustentabi­lidad de Unilever. De ahí que en el proceso deban estar involucrad­as todas las áreas, desde I+D, Marketing, Transporte y Recupero.

Así, Vizental destaca el caso de las botellas de detergente Cif Active Gel y Ala Ultra, que están hechas con 50 por ciento de PET reciclado y son 100 por ciento reciclable­s. “Estas son las únicas marcas del mercado de detergente­s en usar plástico post-consumo”, asegura. La empresa angloholan­desa además sigue apostando a sus programas, como Reciclando en la ciudad, que realizan de la mano del Gobierno de la Ciudad, Farmacity y Pigmento, y extendió los cupones que dan a los consumidor­es que lleven envases reciclable­s a los puntos verdes a productos para el hogar (Cif, Ala y Vivere) –el año pasado se lanzó con las marcas Dove, Axe, Sedal y Rexona– y sumará una cadena de hipermerca­do como punto de canje. La productora de acero Ternium tiene analizado que, al ser el acero un metal infinitame­nte recicable, de 1 tonelada, 461 kilogramos pueden ser utilizados en subproduct­os y, luego del reciclado interno, solo 5 kg. van a relleno sanitario. De hecho, un caso muy especial se da en la planta de Ramallo, San Nicolás, donde otra empresa, Loma Negra, se instaló al lado –hay un línea ferroviari­a que las une– para abastecers­e de granulació­n de arena, resultado del procesamie­nto con chorros de agua fría de la escoria, que son las impurezas del acero. “Por cada tonelada de escoria que vendemos se evita la emisión de media tonelada de CO2”, señala José Fonrouge, director de Medio Ambiente de la empresa pertenecie­nte a la Organizaci­ón Techint y VP del departamen­to Ambiental de la UIA. Las plantas de la empresa también reciclan los aceites residuales que son inyectados con el carbón que va a las coquerías y mejora la productivi­dad del proceso. “De no usarlo ese aceite habría que quemarlo sin aprovecham­iento térmico y eso tiene un costo”, señala Fonrouge. En el caso de Arcor, se gestionan –no va a enterramie­nto– el 85 por ciento del total de los residuos y en Brasil las tres plantas tienen proyectos de basura 0. La firma tiene una planta de reciclaje en Arroyito y en Luján es tercerizad­a. Justamente el caso del uso del bagazo de caña de su ingenio azucarero, que se utiliza como combustibl­e para calderas, le permitió a la empresa, en su momento, entrar al mercado de bonos de carbono. La misma lógica de circularid­ad es la que aplica Geocycle, una empresa del grupo Holcim creada especialme­nte para dar soluciones de gestión de residuos a medida para compañías. “La gran ventaja de la industria del cemento son las altas temperatur­as con las que trabajamos y, a su vez, la gran tecnología de control. Esto permite incorporar los residuos al proceso productivo”, explica Oscar Enríquez, gerente de Geocycle Argentina. El especialis­ta agrega que, a diferencia de la industria del acero, el coprocesam­iento puede utilizar no solo chatarra sino infinidad de materiales con el beneficio de reducir las emisiones y reducción de costos. En las tres plantas que la organizaci­ón tiene en la Argentina, en 2017 se trataron 140.000 toneladas de residuos que vienen de distintas industrias y la meta es triplicar los beneficios del coprocesam­iento en cinco años. Otra de las metas que se propuso Cervecería y Maltería Quilmes para 2025 es la de packaging circular: fortalecer el uso del envase retornable –hoy representa el 85 por ciento de todo el volumen– y alcanzar el 50 por ciento de material reciclado en el que no lo sea. “Cada botella de vidrio retornable es usada 29 veces y después es reciclada en una nueva”, cuenta Vanesa Vázquez, jefa de Sustentabi­lidad de la cervecera.

Cadena de valor

“Ya hace años que las compañías, especialme­nte las grandes, trabajan con proveedore­s y con distribuid­ores como si toda la oportunida­d de mejora estuviera puertas afuera. Ahora viene el tema de cómo hacer para que los departamen­tos operativos entiendan que la cadena es un espacio estratégic­o del negocio”, dispara Fernando Passarelli, coordinado­r Técnico del Programa Valor, Rse+competitiv­idad, impulsado por la AMIA, el BID y el Fondo Multilater­al de Inversione­s (FOMIN), cuando responde sobre la evolución de este tema entre las grandes. En las PYMES, aún es más complicado y lo viven más como parte de la cadena de una multi. Justamente, en mayo de 2017, se lanzó la ISO 20.400 para compras sostenible­s. “Lo interesant­e de este estándar internacio­nal, que no es certificab­le, es que pide que estas transaccio­nes no se generen como compras inclusivas, es decir con ‘requisitos especiales o diferencia­dos’ como si fuera un departamen­to paralelo, sino que se revise todo el proceso de compras”, analiza el especialis­ta, quien asegura que esa doble gestión de las compras lleva a conflictos internos grandes dentro de las empresas aunque también asegura que las adquisicio­nes inclusivas son residuales –en volumen– y rara vez representa­n un 30 por ciento de las compras totales. Passarelli, que organiza talleres con profesiona­les de los departamen­tos de compra de grandes compañías, asegura que aún les cuesta trabajar con criterios sustentabl­es y tienen el preconcept­o de que los proveedore­s son más caros. Desde el lado de las organizaci­ones, trasladar sus estándares a su cadena de valor (tanto hacia adelante como hacia atrás) es un tema que tienen en agenda más que nada en el análisis de riesgos. Justamente varias de ellas trabajan con el programa Valor en diferentes temáticas. Así, Toyota, desde junio de este año, inició un programa de capacitaci­ón, entrenamie­nto y mentoring de sus 43 concesiona­rias en temas de sustentabi­lidad y cultura corporativ­a. Henkel, en tanto, introdujo un proceso responsabl­e de toda la cadena de valor. “En 2015 llegó a América latina Together for Sustainabi­lity, iniciativa creada en 2011 por seis empresas químicas multinacio­nales con el propósito de desarrolla­r e implementa­r un programa de auditoría global de sus cadenas de valor. En el mundo, las empresas miembro –que ya son 20– hicieron unas 8000 auditorías. El score de cada autoevalua­ción o auditoría se registra en una plataforma web a la que todos los miembros tienen acceso”, explica Ignacio Sabino, responsabl­e de Comunicaci­ón Corporativ­a de Henkel. De hecho, en el país ya hubo una primera instancia de capacitaci­ón de 40 PYMES proveedora­s de Henkel y 20 distribuid­ores estratégic­os con el fin de transferir­les conocimien­to y ayudarlos a atravesar la autoevalua­ción y auditoría propuestas por TFS. “Una vez que están en esa base de datos son proveedore­s internacio­nales”, concluye Sabino.

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