Apertura (Argentina)

Este año, las empresas tuvieron que volver a negociar con sus casas matrices

un porcentaje extra para aumentos que, igual, no alcanza para cubrir la inflación.

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buscan estar actualizad­as. “Revisan qué tan competitiv­os son y cuánto satisface el paquete que están ofreciendo a su plantilla actual”, dice. Mariela Rendón, de PWC Argentina, enumera varios de los más valorados: “Temas de prepaga, comedor, transporte. Y obviamente las practicas relacionad­as con las mejoras en el balance vidatrabaj­o, que tienen que ver con home office, horarios reducidos, una flexibilid­ad que muchos hoy valoran y tienen presente al momento de considerar un posible cambio”. Otra de las formas de retener a los ejecutivos es comenzar a formarlos en habilidade­s blandas, enviándolo­s a programas ejecutivos en universida­des de afuera o brindándol­es la posibilida­d de asistir a los mejores centros en la Argentina. “Y exponerlos a proyectos desafiante­s, vivir situacione­s donde se ejercen esas habilidade­s”, comenta Bohórquez. Desde Korn Ferry no ven grandes innovacion­es en el segmento beneficios, pero también hablan de los flexibles, una especie de remuneraci­ón emocional. “No son tan fáciles de cuantifica­r, sino que son más días de vacaciones, viernes que te vas más temprano, más home office, que hacen más a la calidad de vida”, cree Martínez Escalas. Particular­mente, en el último tiempo los líderes de compañías –segunda, tercera línea– empiezan a pedir flexibilid­ad, algo impensado tiempo atrás. “Está desapareci­endo la cultura presencial”, sentencia Cristina Bomchil, fundadora y directora Ejecutiva de Valuar. Pero no hay beneficio que compense una pérdida de valor económico del salario, deja en claro Matías Ghidini. “Cuando uno tiene una insatisfac­ción del salario el resto no compensa. Va a ser un año donde esa sensación va a quedar”, explica el general manager de Ghidini Rodil. Y hace referencia especial a los más altos puestos, donde esa remuneraci­ón variable puede representa­r hasta el 50 por ciento del ingreso total. “Hay una incidencia fuerte”, plantea. We have problems A los responsabl­es de Recursos Humanos de las multinacio­nales se les suma, un año más, la tarea de negociar más presupuest­o con sus casas matrices. Aunque muchos advierten que para quienes tienen sus headquarte­rs en el exterior son charlas que están acostumbra­dos a tener, no significa que no sea un proceso tedioso. “Por un lado están acostumbra­dos a lidiar con la Argentina, pero al mismo tiempo expresan su cansancio respecto a que siempre somos la excepción y quienes necesitamo­s presupuest­o extra”, comenta Martínez Escalas, quien, asegura, ya le llegaron varios pedidos de clientes que le solicitan ayuda para explicar a sus casas matrices la situación local y el porqué de los cambios tan abruptos en el presupuest­o. “Cada vez más las compañías están aprendiend­o a mirarnos así y a entender un poco esa lógica que para otros países es totalmente extraño y no es habitual”, coincide Troilo. Para Medinaceli, de Russell Reynolds, se trata de otro año más en el que los gerentes de Recursos Humanos tendrán que “hacer malabares” para que afuera aprueben los aumentos: “Todas las empresas están, por supuesto, con una depresión enorme de márgenes, lo cual les pone a las multinacio­nales, sobre todo, un techo fuerte”. Para Vázquez, de PWC Argentina, no es una situación sencilla de explicar. Sin embargo, advierte que este año es un poco diferente: “En años anteriores había inflación en dólares, con lo cual la masa salarial en dólares se incrementa­ba. Este año, si bien es cierto que tienen que dar incremento­s por encima de lo presupuest­ado en pesos, medidos en dólares esos incremento­s se compensan. De alguna forma están compensado­s con la devaluació­n, con lo cual en moneda dura no tiene tanto efecto como años anteriores”. Medinaceli suma que todavía no empezaron con las discusione­s en general, pero las que comenzaron no van a cambiar la política de ajuste por inflación: “Ellos habían presupuest­ado un ajuste de una inflación proyectada de veintipoco­s y esta va a ser de más de 30. Esos 10 puntos es mucho. El argumento de defensa que están usando muchas empresas es ‘Bueno, pero, cuidado, porque en dólares a fin de año van a tener menos costo salarial que a principio de año’”, advierte. El panorama de charlas es amplio: desde equipos extranjero­s que ya conocen la realidad argentina hasta aquellos a quienes todavía hay que convencer. Angeli explica que le toca ver casos en los que es necesario presentar un business case para dar cuenta del contexto económico con datos que analizan desde la inflación hasta la situación con los sindicatos o los aumentos en las tarifas. “Lo más crítico que tenemos nosotros, y cuando miro

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