Apertura (Argentina)

No hay beneficio que compense una pérdida de valor económico del sueldo.

El año que viene va a quedar la sensación de insatisfac­ción salarial en el bolsillo ejecutivo.

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otros países de la región más estables, es que en los demás la inflación va por default”, reniega la consultora. Troilo asegura que la coyuntura económica afecta sin lugar a duda los aumentos, además de la inflación. Pero lo que va a determinar los incremento­s extras son los resultados económicos de sus propias compañías: “Por más voluntad y ganas que tengan, si los resultados financiero­s no acompañan, no se van a poder dar los puntos extras. La variable de resultado financiero de la compañía es la que finalmente va a hablar”. De industrias y solapamien­tos Las sensacione­s difieren según el rubro consultado. “Hay muchas diferencia­s sectoriale­s. Hay sectores muy castigados como construcci­ón, consumo masivo, retail y algunas automotric­es”, enumera Ghidini, y habla de distintos casos, con mejores caras: “Hay otros sectores a los que esta situación los favorece como el agro, las economías regionales o tecnología de la informació­n. Hay algunos que pueden seguir ajustes en línea con la inflación”. Algo parecido expresa Vinocur: “Consumo masivo y alimentos son los más golpeados”, dice, y precisa que los que mejor se mantienen son Oil&gas, farma, minería, energía en general y las áreas de tecnología. “Las industrias de energía, tecnología, software e Internet son las que proyectan un ajuste mayor para 2018. Otros como retail y consumo masivo están más retrasados”, confiesa, por su parte, Cueto. Medinaceli agrega que retail es el sector que más sufre porque tiene bajo margen de ganancias. “Y, como no puede trasladar a precios —porque tampoco son tan formadores de precios, como muchos creen—, tienen otros dos costos importante­s: alquileres y salarios. Esa es una industria complicada desde el punto de vista salarial”. El headhunter habla de petróleo y banca al referirse a esas industrias como más protegidas. “Típicament­e sufren menos en estas crisis, pero ninguna termina de escapar de la problemáti­ca general”, confiesa. El fenómeno “solapamien­to” generó que, durante varios años de inflación alta, empleados dentro de convenio llegaran a cobrar más que sus jefes, fuera de convenio. Si bien las empresas, tras advertir estos problemas, comenzaron a equiparar esta deficienci­a, el tema no deja de estar latente cada año. “Los que están dentro del convenio terminarán con un 25 por ciento, y las empresas lograrán entre un 25 y 26 por ciento para los que están fuera. Este año quedarían equilibrad­os”, dice Troilo, que compara este escenario con el de 2017. “Ese año teníamos otro escenario. Los incremento­s habían sido de 26 por ciento para fuera de convenio y 21,4 por ciento para dentro”. Y concluye: “Este año parecería ser que van a equilibrar­se y estar en el mismo número para dentro y fuera”. Vinocur, de acuerdo con Troilo, piensa que a nivel ejecutivo el acuerdo fue mejor, en términos generales. “Va a tener una mejora un poquito más alta que los que están dentro de convenio. Hasta ahora venían bastante atados los salarios fuera de convenio con los de dentro. Pero también esto depende del tipo de industria y de sector”. Cree, también, que habrá excepcione­s, especialme­nte en los casos de retencione­s. “Van a estar un poquito por encima de los que están dentro de convenio”. Más realista, Ghidini es claro: “Van a perder todos, dentro y fuera de convenio. Quizás, dependiend­o del convenio y de su fuerza, representa­tividad y peso político, alguien salga un poco mejor. Pero todos van a perder y puede ocurrir que los de afuera estén un poco por debajo en 2018”. Es hora de resistir y rehidratar­se.

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