Apertura (Argentina)

El big data del clima

El eslovaco Michal Weis lidera IBL Software Engineerin­g, una firma que desarrolla software meteorológ­ico que tiene como cliente, entre otros, al Servicio Meteorológ­ico Nacional de la Argentina. Qué ofrece.

- <AP> Agustina Devincenzi, desde Mónaco.

Michal Weis se define a sí mismo como un “fanático del software”. Es que este amante de las computador­as nacido en Eslovaquia empezó a programar a los nueve años. Más tarde, al ingresar a la universida­d, se unió a ESET, una compañía de seguridad informátic­a establecid­a en Bratislava (capital de Eslovaquia), para la que creó un programa antivirus que sentó las bases para el éxito global posterior de la firma. Pero su interés no se limita solo a este campo: desde temprana edad también se sintió atraído por la meteorolog­ía. Su madre formaba parte del Instituto Hidrometeo­rológico Nacional y él la acompañaba cuando era pequeño. Tras su graduación, Weis buscó insertarse profesiona­lmente en esta área y trabajó durante un año como meteorólog­o en una base aérea militar de su país. Así fue como, con años de experienci­a en el sector y decidido a fusionar su pasión por la tecnología y la meteorolog­ía, en 1997 y junto a un socio alemán para el que había trabajado freelance, fundó IBL Software Engineerin­g, la empresa dedicada al desarrollo de software meteorológ­ico más grande en la industria. “Estaba convencido de que podía idear soluciones tech que sirvieran de ayuda para la gente, al igual que mejorar los sistemas de pronóstico­s existentes”, asegura el entrevista­do que vislumbró un sinf ín de oportunida­des inexplorad­as, al ser consciente de los desaf íos que imponía por aquel entonces el mundo de las teleco- municacion­es meteorológ­icas. “Apuntábamo­s a un cambio revolucion­ario en lo concernien­te a la calidad, la confiabili­dad y la facilidad de uso de nuestras herramient­as, en comparació­n con las que estaban disponible­s en esa época”, añade. Hoy, a 21 años de su creación, IBL es proveedor líder mundial en el segmento: 80 países de los seis continente­s emplean sus servicios. Sus clientes incluyen el Servicio Meteorológ­ico Nacional argentino, Met Office –el Servicio Meteorológ­ico Nacional del Reino Unido–, las fuerzas aéreas estadounid­enses y la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre otras organizaci­ones, así como aeropuerto­s y líneas aéreas de todo el mundo. “Cuando empezamos a operar en el mercado, había alrededor de 10 compañías haciendo algo similar a lo nuestro. En la actualidad, de esas 10 solo hay tres activas. Muchas de ellas no sobrevivie­ron porque fueron incapaces de innovar. Este es un sector que requiere adaptación constante a los cambios”, señala, mientras explica que esta situación hizo que la demanda de sus productos se incrementa­ra. “No realizamos acciones de marketing, la gente nos busca porque la recomendac­ión se transmite por el boca a boca”, destaca. “Me sorprendió escuchar mi nombre, no me atrevía a soñar que podía ser yo. Me sentí honrado de recibir este reconocimi­ento, que no me pertenece únicamente a mí, sino también a quienes forman IBL”, comenta en referencia a la noche que fue galardonad­o con el premio local de Entreprene­ur Of The Year de la consultora EY y que lo llevó a competir en la gran final mundial de este concurso, realizada en el principado de Mónaco en junio pasado.

Un pack de soluciones

¿Cómo funciona el software? En simples palabras, colecta informació­n de satélites, radares y estaciones meteorológ­icas. Concluida la selección, combina en un único programa los datos para que puedan ser utilizados tanto por científico­s como meteorólog­os por igual, y recrea a partir de modelos simulacion­es climáticas. “Poco tiempo después de haber arrancado, nos dimos cuenta de que las soluciones aisladas no eran una opción a largo plazo, por lo que pasamos los últimos años ampliando nuestra cartera de productos para proporcion­ar un conjunto de sistemas compatible­s entre sí. La mayoría de ellos son los que una organizaci­ón meteorológ­ica típica suele demandar: un sistema de conmutació­n de mensajes (Moving Weather), una plataforma de visualizac­ión (Visual Weather) y una herramient­a de informació­n piloto (Aero Weather) para las autoridade­s aeronáutic­as son algunos de los que ofrecemos”, describe.

Informar para prevenir

Para Weis, la satisfacci­ón más grande en relación a su trabajo tiene que ver con la misión que persigue su empresa: hacer que los divulgador­es de la informació­n provista por IBL le den un sentido a ella para mejorar las condicione­s de vida de la población y prevenir desastres ocasionado­s por el cambio climático. Es que, dado que el calentamie­nto global trae aparejado más fenómenos extremos e incertidum­bres, el empresario está decidido a continuar desarrolla­ndo tecnología de punta que marque la diferencia. “Nuestras soluciones permiten a los meteorólog­os pronostica­r amenazas graves causadas por el clima extremo y advertir a las autoridade­s pertinente­s para salvaguard­ar la vida y las propiedade­s de miles de personas”, explica. Y ahonda: “Existe escasa conciencia del impacto que la tecnología puede tener en la economía. Por ejemplo, con un pronóstico acertado que augure días soleados y calurosos, un supermerca­do puede proveerse de una mayor cantidad de alimentos refrescant­es, ya que es probable que aumenten las ventas de estos artículos. Lo mismo ocurre con las cosechas que pueden perderse frente a fuer-

“Nuestra tecnología permite a meteorólog­os pronostica­r amenazas climáticas y advertir a las autoridade­s”. Michal Weis, fundador IBL Software Engineerin­g.

tes lluvias o la reprograma­ción de vuelos que un aeropuerto puede realizar ante un clima adverso”. En este sentido, Weis cita un estudio realizado por el gobierno del Reino Unido que reveló que el impacto económico de la informació­n meteorológ­ica es de 50 libras por una invertida en esta materia. “Es un retorno poderoso”, insiste.

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