Entrevista a James Mccormack, de Fitch Rating’s
En un contexto turbulento, el director de la firma neoyorquina visitó el país. Cuáles son sus pronósticos económicos y qué variables estarán siguiendo los inversores extranjeros en 2019. El déficit y la inflación, en la mira.
La calificadora de riesgo Fitch Rating’s llegó de visita en un momento particular. En medio del desplome de algunas monedas emergentes y la continuidad de la guerra comercial exacerbada por Donald Trump, a nivel local la situación tampoco favorece a aumentar la confianza del inversor extranjero: la inflación en alza, la economía estancada y la megacausa judicial contra empresarios y exfuncionarios dieron de lleno sobre los títulos públicos argentinos. Así, mientras los directivos de Fitch Rating’s visitaban el país a principios de agosto, el riesgo país llegaba a la máxima cifra de los últimos tres años, que superaría aún más a fin de mes, y el precio de los títulos de deuda soberana argentina se desplomaban en más de un 8 por ciento. El panorama cambió. En octubre de 2017, Todd Martinez, director del Equipo Soberano de Fitch Rating’s y responsable de calificar el riesgo crediticio de las economías de América latina, habló con APERTURA y se mantuvo cauteloso con respecto al futuro de la deuda argentina: “No vemos que haya más de un 50 por ciento de posibilidad de un upgrade en los próximos dos años”. En los meses que siguieron, no hubo modificaciones y se mantuvo, frente a los ojos de los inversores mundiales, un escalón por debajo de Bolivia (BB-), Brasil (BB) y Paraguay (BB). Un año más tarde, la perspectiva para la calificadora de riesgo es todavía menos esperanzadora. Esta vez es James Mccormack, managing director y jefe Global de Calificaciones Soberanas de la firma, quien asegura a APERTURA que, en el corto plazo, la nota del país es inamovible por varias razones: la caída de la expectativa del crecimiento económico, un déficit fiscal preocupante y la vulnerabilidad del país frente a un mercado financiero global cambiante. “No hay expectativas de modificar la calificación de riesgo de la deuda argentina”. Todd Martinez afirmó que había un 50 por ciento de posibilidades de que la Argentina consiga un upgrade en la calificación de riesgo. ¿Hubo algún cambio? Podemos agarrar ese 50 por ciento y empujarlo hacia abajo. No hay perspectivas de un upgrade en ningún tiempo cercano. La razón por la que hablamos de un potencial upgrade en 2017 era porque el panorama de riesgo era positivo. Hoy, la calificación de riesgo de la Argentina es una B, una calificación bastante baja. ¿Cómo cambiaron los pronósticos? Los revisamos y los bajamos un poco. Para este año prevemos un crecimiento menor al 1 por ciento y el año que viene una modesta recuperación. Cuando estás en un nivel de nota de B, las calificaciones suelen ser más volátiles. En este nivel, el corto plazo es importante y puede impactar en la calificación lo que suceda con la deuda y las metas fiscales. ¿Qué otros factores influyeron? Esperábamos una mejora fiscal, una reducción de las vulnerabilidades externas y eso nos hubiera dado pie a un potencial aumento de la nota. Ahora estamos en un ambiente diferente, así que todos esos factores positivos que mirábamos tuvieron que ser reevaluados. Los mercados cambiaron también. ¿Cómo evalúan Fitch Rating’s y los inversores al manejo de la política fiscal? La estrategia no cambió mucho, pero ahora hay más urgencia atada a resolver los problemas del fisco. Las mismas autorida-
des consideran que la mejora de la situación fiscal debe darse rápidamente. El proceso, que era gradual, deberá acelerarse de acuerdo al programa del FMI. La intromisión del FMI le da credibilidad al programa fiscal en los ojos de los inversores. La estrategia general no cambió, pero sí la urgencia. ¿Cómo es que los inversores ven con “buenos ojos” que el Gobierno acuda al FMI? No es bueno que un gobierno acuda al FMI, pero una vez que esto sucede los inversores lo ven con buenos ojos por un motivo: la mejora del marco regulatorio. Esto hace que haya confianza en que el Gobierno vaya a cumplir con las metas fiscales. ¿Qué esperan de Hacienda para el año próximo los inversores? Si ves el programa del FMI, la mejora fiscal que vemos para 2019 está divisada entre medidas impositivas -no incrementos, sino cambiosy recortes del gasto, sobre todo en gastos de capital (obra pública, por ejemplo). Esto es lo que los inversores estarán midiendo el año que viene. ¿Cuánto se toma en consideración el déficit financiero -que incluye intereses de deuda y que viene al alza- a la hora de calificar riesgo? Vemos ambos balances, pero para la dinámica de deuda importa más el déficit primario, que es donde va la deuda. Hay tres cosas que determinan dónde va la deuda: el resultado primario, la tasa de interés y el crecimiento. Pero el déficit total, que incluye pago de intereses de deuda, es también relevante porque eso es lo que el Gobierno debe financiar. También la calificadora toma en cuenta si una economía está endeudada mayormente en dólares o en moneda local... Claro, es más importante en qué tipo de moneda un gobierno está endeudado más que con quién. La deuda con el banco central la consideramos aparte. La asistencia financiera directa del banco central al Tesoro es desfavorable a la hora de evaluar. Con el programa del FMI este canal se achicará en la Argentina. ¿Qué amenazas contemplan desde la firma para el año que viene? La principal preocupación es la dirección de las tasas de interés de la Fed (Reserva Federal de los Estados Unidos), el dólar y qué pasará con el desarrollo de la guerra comercial. El peor escenario sería: tasas altas de interés de la Fed, un dólar fuerte y una caída del comercio mundial. Y parece posible, realista. ¿Y las amenazas internas? El riesgo interno más grande de la Argentina es el incumplimiento de su compromiso con el FMI. El otro es el desarrollo de la inflación. Con menor inflación, se desarrollará el mercado local de capitales. No creo que suceda en un año, pero sí en el largo plazo. ¿Hay riesgo de que la Argentina baje de categoría crediticia? No hay expectativas de modificar la calificación de riesgo.