Los outsiders: Grupos Frali y Fresa.
Como family office de los dueños de Frávega, el Grupo Frali comenzó a invertir en renovables. En 2016 compró a una firma alemana en el parque eólico La Banderita, en General Pico, La Pampa, que actualmente está en construcción y con su puesta en marcha prevista para el segundo trimestre de 2019. “Nos presentamos en la primera ronda de Renovar, pero quedamos afuera porque las compañías internacionales ofrecieron precios mucho más bajos”, cuenta Sebastián Lanusse, director Ejecutivo de Frali.
Sin embargo, en la ronda 1.5 logró un contrato con Cammesa a 20 años para venderle 37 MW de potencia. Otros 40 MW adicionales serán comercializados a empresas privadas a través del Mercado a Término (Mater). En el futuro, la firma podría generar 100 MW adicionales, “cuando las tasas de financiación mejoren”, admite el ejecutivo. Provenientes de la industria farmacéutica en un caso y las obras de infraestructura en el otro, los grupos familiares Sigman y Cartellone se unieron para ingresar al negocio de renovables a través de la firma Fuentes Renovables de Energía SA (Fresa). Así, el año pasado los titulares de Insud y grupo Benicio comenzaron la construcción de una planta de generación eléctrica a partir de biomasa en la localidad correntina de Gobernador Virasoro. La inversión total será de US$ 60 millones, la mitad aportada por los socios y el resto financiado por bancos. Y producirá 40 MW, energía suficiente para abastecer a 100.000 habitantes, que se volcarán al sistema argentino de interconexón (Sadi) a través de un contrato con Enarsa. Fundado como empresa familiar en 1918, el grupo dirigido por José Cartellone y enfocado en obras de infraestructura decidió diversificarse a partir de la creación del grupo Benicio, comandado por los hijos del empresario. Uno de sus focos de interés son las energías renovables, a partir de la construcción de plantas de biomasa en Dinamarca y en Brasil, que obtiene energía eléctrica a partir del bagazo de sus ingenios azucareros.
El grupo Insud, creado en los ’80 por Hugo Sigman y su esposa Silvia Gold, se focalizó en la industria farmacéutica, pero hoy comprende inversiones forestales, hoteleras, editoriales y en producción audiovisual, entre otras. La idea de diversificarse hacia el rubro energético surgió por una inquietud de Sigman de darle un uso productivo a los desechos de su actividad forestal y, al mismo tiempo, autoabastecerse. Pero luego el proyecto viró hacia la producción de energía limpia para comercializar en el mercado.