Lindo...y querido
El nuevo gobierno de México deberá renegociar los acuerdos comerciales con la Argentina. Con un intercambio comercial de US$ 2700 millones, varios rubros se esperanzan con exportar a la segunda economía regional.
El primer día de este mes, mientras Buenos Aires estaba revolucionada por la cumbre del G20, en México, asumía como presidente Andrés Manuel López Obrador. Políticamente de izquierda y señalado como populista, aún es una incógnita cómo manejará la economía de un país tradicionalmente abierto al comercio internacional. En pocos meses, el país norteamericano deberá firmar un nuevo acuerdo de complementación económica con la Argentina. Las negociaciones, iniciadas por el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, abrieron la expectativa de que diversos sectores de la economía puedan verse beneficiados con los nuevos términos. Las especulaciones cobraron más fuerza luego de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Tlcan) impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump. Con el acuerdo, ahora llamado Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), es posible que México deba empezar a buscar nuevos mercados para colocar sus productos. “La nueva configuración del Tlcan, con el Presidente Trump en los EE.UU. y López Obrador, en México, le puede dar al acuerdo de comercio entre México y la Argentina una revalorización. México comprendió que no es bueno apostar toda su política comercial a un país y que la Argentina puede ser una buena alternativa. El hecho de que Argentina sea aliada de Estados Unidos facilita la negociación”, señala Luiz Diez, director Ejecutivo de la Cámara de Comercio Argentina Mexicana (CCAM). Sin embargo, Diez agrega que, pese a que hay señales alentadoras, aún no está muy claro cómo quedará, en definitiva el nuevo acuerdo: “Las reuniones no terminaban de definir qué pasaría, porque no querían atar de manos a un gobierno que aún no había asumido”. El analista Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), coincide en que para saber qué dirección va a tomar la política comercial de México es necesario darle tiempo de acción al gobierno de López Obrador. Sin embargo, ve poco probable que haya muchos cambios en cuanto a las líneas internacionales. Lo esperable, agrega, es que la diferencia la marquen la lucha contra la corrupción y el desarrollo de políticas sociales más intensas.
Poner primera
“De parte de la Argentina, veo una disposición muy marcada y creo que son dos economías muy complementarias. México está entre los 15 importadores más grandes del planeta y la Argentina ha desaprovechado la relación, pese a que es un gran importador de productos que la Argentina vende, como leche en polvo”, explica y agrega que podría haber una gran complementariedad en la industria automotriz, porque ambos países cuentan con las mismas terminales. La Argentina puede aprovechar, sostiene el director de DNI, que la política internacional de los Estados Unidos es menos previsible y que por ello países como México deben buscar nuevos socios. En 2017, el intercambio comercial entre los dos países fue de apenas US$ 2700 millones, por lo que la oportunidad es muy grande.
“Varios sectores tienen interés en exportar a México, pero todavía no se ha destrabado nada. El más claro es el de vinos, pero también hay oportunidades en lácteos y derivados de suero de leche”, aporta Diez, de la CCAM. Claro está, el sector automotor es la clave para el resto . “Si no se destraba, lo demás no avanza”, indica. Pese a que el próximo 19 de marzo debería empezar el libre comercio en el sector automotor, desde la industria dicen que aspiran a mantener la cuota de US$ 636 millones con arancel cero al menos por tres años más. “Con la caída de ventas que hubo este año sería un aumento encubierto del market share”, destacan. Hoy, los autos producidos en la Argentina representan el 0,6 por ciento del mercado mexicano. A la inversa, el guarismo es del 4 por ciento. Con estos números, aseguran, todavía hay mucho margen para crecer en ambos países, incluso si se mantienen las cuotas. La más afectada por el mecanismo, dicen en el sector, es la japonesa Nissan, que, en 2017 decidió cambiar el origen de tres de sus modelos. Ahora, el March, el Versa y el Kicks son traídos al país desde la planta de Resende, en Brasil. “Eso nos permitió traer más unidades de otros modelos, como el Sentra y el Note e iniciar la producción en Córdoba, de la pickup Frontier. Pero todo con un volumen reducido, para no tener aranceles. Si hay que comenzar a pagar derechos aduaneros, importar desde México deja de ser competitivo”, explican desde la compañía. En el sector destacan que competir con la productividad mexicana es dif ícil. Según un cálculo realizado por la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa), en la Argentina se hacen, en promedio, 18 vehículos por operario. En México, son 40,2 autos por trabajador. Sin embargo, los expertos identifican una oportunidad para hacer pie en tierra azteca a través de la especialización en pickups. El vino es un sector que mira con buenos ojos el avance de un nuevo acuerdo de comercio. Hoy, los vinos argentinos tienen un arancel promedio de 12 por ciento para exportar a México. “Aunque no es un país con una gran tradición de consumo de vinos, en los últimos años creció de forma importante. No nos olvidemos que en tamaño es el segundo mercado de América latina. No poder llegar con costos competitivos nos impide exportar todo lo que podríamos”, indica Alberto Arizu, presidente de Wines of Argentina (Wofa) y director de la Bodega Luigi Bosca.
Sin conflicto en puerta
En la industria bodeguera reina el optimismo por el avance de las negociaciones. Sobre todo, destacan, porque no hay ningún conflicto, ya que la producción de vinos es muy reducida en México. “Además, los productores mexicanos entienden que es necesario abrir el mercado para que ingresen vinos de otras partes del mundo, así se amplia la masa de consumidores”, dice Arizu. La exportación a México, destacan en Wofa, fue de US$ 19,5 millones el año pasado. El número es modesto, pero representa US$ 4 millones más que en 2015. “Eliminar aranceles sería un gran paso. Pensemos que el vino chileno sale con menos valor free on board (FOB) y sin arancel. Por eso tiene más presencia en ese mercado, pese a que nosotros tenemos una oferta más atractiva y más diversidad de marcas”, agrega el presidente de Wofa. Hoy, el consumo de vino en México ronda los 0,75 litros por año per capita. Sin embargo, Arizu destaca que el mercado está creciendo, especialmente en Ciudad de México, Guadalajara y León: “Es un destino muy interesante para nosotros”. En cambio, en el sector lechero las expectativas por un posible acuerdo son mucho más moderadas. Especialmente si se ratifica el T-MEC, que otorga grandes beneficios para que los productores de los Estados Unidos y Canadá coloquen en el mercado mexicano su producción. “Hace seis meses, cuando parecía que iba a explotar la guerra comercial entre México y Estados Unidos había una clara oportunidad, pero ahora ya no”, explican desde Adecoagro, que recientemente compró una de las plantas de leche en polvo de Sancor. En la compañía destacan que aunque México es un gran importador de leche en polvo, hoy gran parte proviene de los Estados Unidos: “Por más que se flexibilice el acuerdo entre México y la Argentina, la posibilidad de entrar con productos competitivos es muy remota, sobre todo por el costo del flete y el excedente de producción de leche estadounidense”. La posibilidad que sí está abierta, destacan en Adecoagro, es la de incrementar las exportaciones de arroz, un producto que ya están llevando al mercado mexicano. “También hicimos el primer embarque de maíz. La Argentina está trabajando en el desarrollo de las exportaciones a México de diversos productos agrícolas. Creemos que hay posibilidades de incrementar volumen y hacia allí vamos”, concluyen.