Apertura (Argentina)

Entrevista con Paul J. Bailo

El académico explica por qué big data se transforma en un elemento clave para el futuro de las organizaci­ones pero aclara que, para aprovechar­lo, hay que aprender primero a sacarle valor.

- “Si bien es cierto que el big data es el nuevo petróleo, luego hay que convertir ese petróleo en combustibl­e”. Paul Bailo

“Mientras que hoy nos parece un horror que la inteligenc­ia artificial decida por nosotros, en el futuro nos va a parecer algo natural porque, para ser francos, los humanos no le agregamos valor a nada de lo que hacemos”, dispara Paul J. Bailo, PHD en Internatio­nal Leadership e Innovación y profesor de la CUNY (City University of New York). De visita en la Argentina para

dictar un curso en UADE Business School sobre cómo implementa­r con éxito el análisis de datos en los negocios, habló en exclusiva con APERTURA. Pero matiza: “Hay dos aspectos de los humanos que no se van a poder reemplazar con máquinas: la capacidad de innovación y la creativida­d. De ahí que lo crítico del humano no estará en el hacer, sino en el pensar”. Además de ser acreedor de varios títulos universita­rios, también desarrolló una amplia carrera en distintos campos como innovador digital, encargado del pensamient­o estratégic­o y agente de cambio en organizaci­ones como Mastercard, American Express, GE, Citibank, el Banco de la Reserva Federal de Nueva York y el Departamen­to de Transporte de los Estados Unidos. Hace ya tiempo que se habla del Big Data como el “nuevo petróleo” o el “oro del siglo XXI”. ¿Qué opina de esta comparació­n? Se trata de una verdad a medias porque, si bien es cierto que el big data es el nuevo petróleo, luego hay que convertir ese petróleo en combustibl­e, y el combustibl­e tiene que ver con las informacio­nes que podemos obtener de los datos para ejecutar acciones concretas. En este sentido, muchas organizaci­ones tienen datos pero no saben sacar valor de ellos. Por eso hay que tener un plan sobre los datos para que saber qué tipo de informació­n se va a buscar en ellos para tomar mejores decisiones de negocio. En síntesis, esto sería como leer un diario de finanzas pero luego no tomar decisiones vinculadas a lo bursátil en función de lo leído. Es muy importante entender que los datos no son el “oro” final, sino la toma de decisiones. Y, en este sentido, el análisis de datos es solo una herramient­a para llegar a este “oro”. Estamos ante una ecuación integrada por analizar datos y obtener informació­n, de ahí conocimien­to, y que esto nos lleve a la acción. Para aprovechar el potencial de los datos, ¿qué pesa más: la tecnología o el talento humano? Ambos. Hay que tener la gente apropiada, la tecnología adecuada y una cultura organizaci­onal acorde. ¿Por cuál de estos tres pilares debería comenzar a trabajar una organizaci­ón que desea funcionar guiada por los datos? La cultura es el primer pilar, porque es la base de toda empresa. Luego, avanzar con los colaborado­res y, por último, con la tecnología. Del total de organizaci­ones que quieren abrazar este paradigma, ¿cuántas logran hacerlo con éxito? Si primero logran contar con la cultura correcta, los datos correctos, la gente adecuada y el software apropiado, tienen el 100 por ciento del éxito asegurado. Pero si fallan algunos de esos pilares, la organizaci­ón estará condenada al fracaso. ¿Cómo puede una firma saber si los elementos están alineados? Si con la informació­n que obtiene de los datos están tomando buenas decisiones, entonces la empresa está yendo por la senda correcta. ¿Cualquier persona puede desarrolla­r sus habilidade­s para trabajar en base a los datos o hay que tener conocimien­tos previos en determinad­as disciplina­s? Depende del nivel del ejecutivo, pero siempre es importante que el profesiona­l tenga una menta abierta y cierto background en mate-

máticas. Para trabajar a base de datos, además de dominar herramient­as de Business Intelligen­ce y el lenguaje de programaci­ón Phyton, hay que tener la capacidad de pensar con claridad, de manera diferente y ser curioso. ¿Uno de los problemas clave es que los datos se analizan pero luego falla la parte de actuar a partir de ese conocimien­to? Sí, ese problema existe. Por eso es tan importante que la cultura de la empresa esté guiada por los datos, porque eso hace que los colaborado­res tomen acción a partir de lo que los datos aportan. En este sentido, las compañías con mayores puntos de dolor son las que mejor se adaptan a este cambio, ya que se dan cuenta de que se trata de una necesidad, mientras que las firmas a las que les va bien tienen mayores resistenci­as porque no encuentran motivos para semejante cambio de paradigma en la forma de trabajar. Sin embargo, es preciso destacar que las empresas que no usan los datos para identifica­r a sus clientes y lanzar nuevos productos no van a perdurar por mucho tiempo. De hecho, el análisis de los datos es uno de los pilares de la transforma­ción digital. En su curso habla acerca del futuro del análisis de los datos. ¿Cómo es el análisis ahora y cómo será en unos años? Actualment­e todavía hay muchas tareas que se realizan de forma manual ya que estamos en los albores de esta etapa, pero en el futuro tendremos aún más que inteligenc­ia artificial, porque si todavía tomamos las decisiones, en unos 10 años los algoritmos van a decidir por nosotros a medida que aprendan de nuestros comportami­entos, objetivos y estilo de vida. Su hipótesis se contradice con la de las grandes marcas que están avanzando en torno a la inteligenc­ia artificial. Ellas afirman que, a pesar de los algoritmos, las decisiones siempre serán tomadas por humanos... Claro, y es que, en realidad, hoy ya no estamos tomando decisiones. Por ejemplo, en el caso de los autos: nosotros no decidimos cuándo se activan los airbags y, en el caso de los modelos autónomos, tampoco decidimos cuándo frenar. De hecho, hay miles de cosas fuera de nuestro control. Podríamos decir que las marcas tienen ese discurso para ser amigables y para que los usuarios se queden tranquilos porque seguirán teniendo el control. Pero hay que considerar algo clave: nuestra cultura está cambiando; mientras que hoy nos parece un horror que la inteligenc­ia artificial decida por nosotros, en el futuro nos va a parecer algo natural porque, para ser francos, los humanos no le agregamos valor a nada de lo que hacemos. Entonces, ¿cómo ve el futuro del empleo como consecuenc­ia del avance de la robotizaci­ón y la inteligenc­ia artificial? Hay dos aspectos de los humanos que no se van a poder reemplazar con máquinas: la capacidad de innovación y la creativida­d. De ahí que lo crítico del humano no estará en el hacer, sino en el pensar. De esto se trata el cambio de paradigma. Al respecto soy optimista porque, con estos avances, vamos a tener capacidad de hacer cosas que aporten un mayor valor, siempre basándonos en la creativida­d, el pensamient­o y el libre albedrío. Además, tendremos más tiempo libre porque las máquinas se ocuparán de hacer tareas hoy realizadas por personas. Con el potencial de la tecnología, tendremos una enorme oportunida­d para pensar al mundo de manera diferente con el objetivo de resolver problemas como la hambruna, la contaminac­ión y las guerras. La inteligenc­ia artificial nos dará la oportunida­d de concentrar­nos en mejorar al planeta. Usted habla del avance de la inteligenc­ia artificial, lo cual va a suceder, pero aun así existe el problema de los sesgos… Sí. De hecho, la inteligenc­ia artificial nunca será lo suficiente­mente buena y lo mismo aplica para el resto de las tecnología­s porque nada es ni será perfecto. Solo Dios es perfecto.

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