Less Ingeniería creativa
Para Sebastián García Marra, el momento eureka no existe. O mejor dicho, si existe es porque antes hubo un extenso trabajo y un proceso que implicó largas horas de búsqueda. Este ingeniero Electrónico es uno de los fundadores de Less, una empresa que nació en 2013 y que se dedica a crear soluciones que implementan tecnologías de Internet de las Cosas (IOT) para monitoreo inteligente en el agro y la industria. El cofundador de la startup que está en proceso de patentamiento de una de sus tecnologías distingue, primero, invento de innovación: “En general, la innovación viene después del invento. Viene cuando cambió de alguna manera algo que ya existía. Tal vez no me pondría a mí mismo en la categoría de inventor, me parece que todos los que estamos innovando estamos aprovechando conceptos que alguien ideó previamente pero que hoy son plausibles de poner en práctica”. La primera creación del equipo que completan Lucas Chiesa, Sebastián Cerone y Andrei Vazhnov fue una lanza para silobolsas que sirve para que los productores puedan monitorear el estado de los granos a través de una aplicación que les informa la temperatura, humedad y otras variantes en tiempo real. Hoy, los emprendedores ofrecen otras seis soluciones más que complementan este primer producto: un dispositivo de análisis de suelo, otro para el monitoreo de nivel y temperatura de agua que se usa en campos de arroz, un collar para seguimiento de ganado, una solución industrial para prevención de robo de cables, una estación ambiental y otra solución apuntada a la logística para el monitoreo de mercancía en tránsito. García Marra asegura que durante el proceso de trabajo hay dos modalidades creativas que corren en paralelo. La primera consiste en identificar problemáticas que pueden resolverse a partir de la tecnología con la que cuentan. En este caso, muchas de sus soluciones surgieron a partir de inquietudes de clientes que quisieron adaptar los productos a otros contextos. Y la segunda tiene que ver con juntarse con personas de distintas verticales, escuchar sus necesidades y dar forma a una solución. “Nuestro producto es nuestra tecnología de base. Es un dispositivo que puede medir un conjunto de variables, conectado a una aplicación en la nube, que luego procesa esa información y se la muestra al usuario. Ese esquema puede ser customizado para darle forma a soluciones específicas. Pero ese proceso no ocurrió una única vez, sino para cada vez que nosotros identificamos problemáticas nuevas”, explica el founder sobre el proceso que implica detectar el problema, elegir los requerimientos técnicos de una posible solución, convertir eso en algo tangible y validarlo con un piloto. “Es un proceso iterativo y constante”, señala y explica que un piloto se transforma en negocio cuando se valida técnicamente y cuando la solución resulta viable económicamente, con un modelo de negocios concreto. Para sus desarrollos, pasaron como empresa por varios procesos de aceleración y recibieron financiamiento de distintas fuentes. Wayra, la incubadora de Telefónica, fue una de las que los apoyó en sus inicios y co-invirtió junto al Gobierno de la Ciudad. También pasaron por Startup Chile y Scale, en el país vecino, y este año ingresaron a un programa de financiamiento del gobierno de Australia. Hasta el momento llevan levantados US$ 350.000 de capital. El equipo está con una patente pendiente para la tecnología que desarrollaron y el producto de lanza para silobolsas, proceso que iniciaron en 2014. Pero García Marra asegura que en su industria manejan una lógica diferente. Explica que los tiempos de las patentes, en general, no son los mismos que manejan las startups, que pueden nacer y morir en pocos años, e, incluso, en esos años la propia tecnología puede quedar obsoleta. Igualmente, aclara: “En su momento entendimos que era un proceso que a atravesar porque había algo que sentimos que valía la pena proteger y sabíamos que había otros intentos de hacer cosas parecidas. También porque desde el punto de vista de un inversor a veces esas cosas suman un puntito más en la lista”. El ingeniero comenta que sigue atento al avance de la patente, pero que hoy ya no es algo prioritario: “Sé que hay alguien que tiene un producto exactamente igual al nuestro, pero yo no voy a hacerle juicio. También, el hecho de que se popularice la existencia de productos así está bueno, hace que se difunda el concepto de IOT, entonces, cuando explico qué hago, es un poco más fácil de entender”.