Odón Device Mecánico y partero
La historia de Jorge Odón comienza con una botella y un corcho. Un sábado, mientras comían un asado en el taller mecánico que este inventor dirigía, dos empleados jugaron una apuesta. Tenían que sacar el corcho de adentro de la botella sin romperla. Lo hicieron con una bolsa y, sorprendido, Odón pensó que ese mismo método que lograba envolver el corcho con el plástico y sacarlo con facilidad podía ser usado en los partos. Le contó la idea a un amigo, Carlos Módena, y juntos fueron a proponerle el proyecto a Eduardo Levy, el obstetra de su familia. Él fue quien les dio el primer visto bueno para trasladarlo a la medicina. Odón, que ya había patentado algunas creaciones en relación a la mecánica, investigó y, sorprendido, descubrió que no había ninguna opción similar en el mercado: “No podía creerlo. El fórceps tiene 400 años y el vacuum, 180. ¿Cómo no había nada en el medio?”. Fueron al Cemic, donde el doctor Javier Schvartzman los recibió y se puso al frente, junto con Hugo Krupitzki, de la investigación para llevar esa idea a la realidad. Durante 12 años el dúo lideró el equipo que, con el dispositivo creado a partir de la lógica del corcho y la botella, realizó 48 partos. La institución hizo de puente con la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde expusieron el prototipo. “Teníamos 15 minutos para contarlo. Nos terminaron dando casi dos horas. De ahí, a los 15 días estábamos viajando a los Estados Unidos para probarlo con la tecnología que tenían en la universidad Des Moines en Iowa”, recuerda Odón, que recibió a 10 médicos especialistas de la OMS que comprobaron la factibilidad del producto. “Yo pensaba que estaba medio loco hasta que hicieron el resumen de las potenciales ventajas y vi que decía que podía, entre otras
cosas, disminuir la cantidad de cesáreas, usar menos el fórceps o prevenir hemorragias posparto”, reconoce. Hace 10 años inició el proceso de patentamiento y viajó a España donde un primo español, a quien sumó al proyecto, lo ayudó a patentarlo en ese país que es miembro del acuerdo que le permite acceder a la patente PCT. En ese momento, consiguió asociarse con el laboratorio Becton Dickinson, que se encargó, luego, de impulsar el desarrollo: “Ahí ya me alivié, porque ellos se ocuparon de patentarlo en más de 70 países, cosa que es muy costosa”. Hoy, el laboratorio está haciendo pruebas en Inglaterra y Francia. Una vez concluidas, el invento estará listo para salir al mercado, hito que, Odón calcula, ocurrirá a fines de 2019 o principios de 2020. Él licenció la patente al laboratorio y cuando las ventas inicien, recibirá también los beneficios. “En mi pasaporte no entran más sellos. Desde ser tapa del New York Times hasta conocer al Papa, esto me ha traído muchas satisfacciones”, reconoce el inventor que, ansioso, espera que los médicos empiecen a usar la solución del corcho y la botella. <AP>