Apertura (Argentina)

Software y derechos de autor

-

El registro local de patentes, tal como señala Vidaurreta, viene en caída, reconoce Juan Pozzo, socio de Propiedad Intelectua­l del mismo estudio. “En los últimos años, los avances de la innovación vienen más por el lado del software –que está amparado por los derechos de autor y no necesita patente– que del patentamie­nto de productos”, explica. “Si la Argentina adhiriera al PCT, un emprendedo­r argentino estaría amparado por 30 meses en 125 países con una sola solicitud y después podría evaluar qué mercados quiere elegir para atacar”, agrega. Ese plazo le permitiría hacer un análisis más exhaustivo de los países –generalmen­te, los Estados Unidos y Europa– en los que le conviene patentar y conseguir en el medio el financiami­ento para hacerlo, refuerza Bensadon. El costo de patentar promedia los US$ 30.000 pero puede trepar en algunos casos a los US$ 100.000, indica. Ese es el motivo por el que hay pocos patentamie­ntos argentinos en el exterior, explica: “Hay muchas innovacion­es para patentar pero no se hace por falta de medios o por ignorancia”. Para Tanoira, patentar es importante, pero un emprendedo­r no debe tomarlo como un fin en sí mismo. “Mantener el secreto de lo que se está creando es mucho más importante que patentar. No hay que enfrascars­e en la obsesión por patentar ni confundir proyecto con patente. Es una herramient­a más. Algunos emprendedo­res creen que si patentan ya levantaron una barrera de entrada en su sector, pero no es así”. Y añade: “La verdadera barrera de entrada es el equipo y la innovación permanente, no una patente. El emprendedo­r tiene que invertir más tiempo y recursos en el equipo”. Las cuestiones macroeconó­micas y legislativ­as se suman a una cultura de patentamie­ntos escasa y a la dificultad de acceso a financiami­ento para los inventores, lo cual complica el panorama de los proyectos innovadore­s. “Necesitamo­s más institutos de investigac­ión que produzcan resultados atractivos para el mercado con apoyo y financiami­ento. Debe haber una estrategia para el desarrollo industrial del país”, señala Vidaurreta y agrega que agilizar el proceso para otorgar patentes no es suficiente para fomentar la innovación a nivel local. Además, el especialis­ta destaca la importanci­a de la cooperació­n público-privada y la necesidad de un empresaria­do innovador que impacte en la economía. “La innovación no se da de un día para el otro, evoluciona a lo largo de generacion­es e interviene­n muchos factores”, opina. Pozzo agrega que la confusión que existe en parte del ecosistema emprendedo­r sobre las patentes deriva del ejemplo de los Estados Unidos, donde el software y los planes de negocios son tomados como patente. En países europeos y la Argentina mismo, el tratamient­o es diferente. Pero la dinámica del sector tecnológic­o y la aceleració­n de los cambios están obligando a revisar los marcos jurídicos que amparan la propiedad intelectua­l en el mundo, acota: “El tiempo promedio para patentar es de entre cinco y siete años. Muchos productos tecnológic­os con esa antigüedad ya no se usan”. <AP> Pablo Ortega y Florencia Lippo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina