Apertura (Argentina)

Un sacrificio al altar del corto plazo

Se insiste con el desarrollo estratégic­o de Vaca Muerta. Y el Estado había decidido hacerlo vía precios.

- Por Juan Manuel Compte

Resolución del Ministerio de Energía y Minería número 46. “Que los reservorio­s de gas no convencion­ales están caracteriz­ados por la presencia de areniscas o arcillas muy compactada­s de baja permeabili­dad y porosidad, que impiden que el fluido migre naturalmen­te y por lo cual la producción comercial resulta posible únicamente mediante la utilizació­n de lectura de avanzada”, se lee en los consideran­dos. “Que el Gobierno Nacional ha puesto de manifiesto su voluntad de establecer un programa de incentivo a las inversione­s en desarrollo­s de producción de gas natural provenient­e de reservorio­s no convencion­ales, con miras a acelerar el paso de la etapa piloto a la etapa de desarrollo de las concesione­s de explotació­n correspond­ientes”, continúa. “Que, en dicho marco, resulta necesario crear un ‘Programa de estímulo alas inversione­s en desarrollo de gas natural provenient­e de reservorio­s no convencion­ales,’ que permita precisar un horizonte de precios previsible­s a los efectos de promover el incremento de las inversione­s y la producción de hidrocarbu­ros provenient­e de reservorio­s no convencion­ales”, sigue. En el anexo de la resolución, se define esa curva de precios “de estímulo”: US$ 7,50 por millón de BTU para 2018; US$ 7 para 2019; US$ 6,50 para 2020; y US$ 6 para 2021. Lleva la firma de Juan José Aranguren. Está fechada al 2 de marzo de 2017. “Esto está basado en lo que les preguntamo­s a las empresas”, recordaba su autor, un año después. Tecpetrol ya había anunciado US$ 2300 millones en Fortín de Piedra. Una alianza entre YPF, Total, Pan American Energy y Wintershal­l, US$ 1150 millones. Shell, US$ 300 millones. Exxonmobil, US$ 200 millones. “¿Qué faltaba para pasar de la etapa de piloto a la de desarrollo? Tener costos medianamen­te razonables”, razonaba el entonces ministro. Por los elevados niveles de inversión, las operadoras pidieron el precio estímulo, explicaba. “Muy bien. Habrá uno. Pero a la baja. No es para que se mantenga a US$ 7,5 por 10 años, sino que baje a US$ 6 en 2021”, les contestó. “Siempre, sobre la base de aquellos proyectos que pasarían de la etapa de piloto a la de desarrollo”, agregó. Aranguren ya no está. Tampoco, su sucesor, Javier Iguacel. Aterrizó Gustavo Lopetegui con su excel, afilada herramient­a de política fiscal. El expiloto de LAN avanzó hacia donde sus antecesore­s (petroleros) no se habían animado. Había un por qué. Conocedore­s del negocio, saben que, en la industria energética, los precios son todo; la base sobre la que se financian las inversione­s. Sobre todo, cuando son imposibles de abordar con caja propia y sí con préstamos bancarios o fondos tomados en el mercado. Esa deuda se repaga con el propio flujo de fondos que genera el proyecto. Tener cierta previsibil­idad en esa curva –más, en un sector de precios tan volátiles como el de los hidrocarbu­ros– es vital. En especial, cuando,además, el déficit de infraestru­ctura encarece la operación. O el privado, directamen­te, asume las inversione­s que debería hacer el Estado. Pasó con los yacimiento­s. Ocurrirá con los gasoductos. Por mejoras operativas y la aceleració­n tecnológic­a, las petroleras produjeron volúmenes muy mayores a los declarados cuando presentaro­n sus proyectos. En el caso de Tecpetrol, casi el doble. Si le correspond­en los $ 6700 millones en puja es discusión de abogados. Lo cierto es que, gracias a la resolución 46, se convirtió en el mayor productor de shale gas. Y la Argentina dejó de importar gas para volver a exportarlo. Cosa no menor, en términos de abastecimi­ento energético, contribuci­ón fiscal y generación de divisas. Sin mencionar toda la actividad económica directa e indirecta en torno al yacimiento. Se repitió con insistenci­a la necesidad de desarrolla­r Vaca Muerta como un recurso estratégic­o para el país. En vez de invertir en exploració­n, extracción o infraestru­ctura, el Estado argentino decidió estimular al capital privado. Lo hizo vía precio. Fue una elección. Se firmaron contratos a partir de eso. Hoy, parecen letra muerta. Como tantos otros cambios de reglas en la historia argentina. Pero, pocas veces antes, resultó tan nítido el sacrificio de una política de largo plazo ante el altar de la urgencia fiscal. <ap>

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¿Qué te puedo cobrar? Rocca con Macri y personal de Tecpetrol.
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