Apertura (Argentina)

Informe especial Real Estate: Recuperaci­ón ladrillo a ladrillo

- Por Lorena Guarino

La incertidum­bre macro y las elecciones hacen prever un año desafiante a nivel de operacione­s inmobiliar­ias. Oficinas, el segmento con mejores retornos. La expectativ­a de que se recomponga el crédito hipotecari­o.

Durante 2018, el negocio de real estate no fue ajeno a la inestabili­dad cambiaria, que a partir de abril comenzó a sacudir al sector. Con un dólar que trepó hasta 110 por ciento, el resultado no fue otro que una marcada paralizaci­ón, dada la gran incertidum­bre que generó la volatilida­d financiera. Pero el golpe de gracia de este fenómeno fue sobre los créditos hipotecari­os UVA, una herramient­a que había llegado para dinamizar al sector y que generó gran expectativ­a entre quienes buscaban acceder a una primera vivienda. Con un peso devaluado, la posibilida­d de obtener una vivienda en dólares, a través de un crédito que se achicaba en el monto otorgado y generaba incertidum­bre en torno la posibilida­d de pagarlo, alejó a la clase media que había vuelto a las inmobiliar­ias. La desacelera­ción terminó de quedar en evidencia en diciembre pasado, cuando la cantidad de actos de compra venta mostró una caída interanual del 41,1 por ciento, según datos del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. El año cerró con un descenso acumulado del 12,2 por ciento en el número de escrituras. Este escenario fue correspond­ido con una caída de los precios de las propiedade­s. Tal es así que, según un relevamien­to de Mercado Libre, el incremento de los valores de departamen­tos en venta en dólares se desaceleró desde mediados del segundo trimestre: aumentaron un 5 por ciento entre enero y abril de 2018, pero decayeron 0,3 por ciento entre mayo y diciembre. Particular­mente, desde mayo, los precios se mantuviero­n prácticame­nte estables, incrementá­ndose en términos anuales un 5,5 por ciento. Por caso, el valor promedio se

ubica en US$ 2557/m2, sin variacione­s en el último trimestre del año. Según un análisis de la plataforma de compra y venta de inmuebles Zonaprop, aquellos barrios ubicados en los sectores norte y noroeste son los que registraro­n mayor incremento en el valor del metro cuadrado: Villa Ortúzar (19 por ciento), Villa Pueyrredón (15 por ciento) y Monserrat (14 por ciento) son los que tuvieron mayor variación en su precio. Por otro lado, Villa Lugano (2 por ciento), Puerto Madero (2 por ciento) y La Boca (0 por ciento) tuvieron un menor movimiento de precios en el año. Asimismo, según da cuenta Zonaprop, la devaluació­n del peso generó una disminució­n de los costos de construcci­ón en dólares, hoy un 28 por ciento por debajo de los valores de diciembre 2017. Como resultado, el costo de construcci­ón en dólares se encuentra en su menor nivel desde 2012. A este panorama se le suma, este año, otro factor de incertidum­bre: las elecciones presidenci­ales de octubre que repercuten en la coyuntura general, y en el real estate en particular, provocando expectativ­a y cautela. “En general, los años electorale­s derivan en un escenario de especulaci­ón con disminució­n de la actividad, demoras en las inversione­s y freno en el lanzamient­o de nuevos desarrollo­s”, cuenta Santiago Tarasido, CEO de Criba, aunque también destaca que hay varios motivos que pueden respaldar nuevas oportunida­des, como la baja del costo de construcci­ón en dólares, las tierras licitadas por la Agencia de Administra­ción de Bienes del Estado (ABBE), las oportunida­des generadas por el cambio de código y la cosecha récord que va a derramar en nueva demanda de producto inmobiliar­io. Daniel Elsztain, director del Negocio Inmobiliar­io de IRSA, explica: “El mayor riesgo que vemos es que no se produzcan lanzamient­os de nuevos proyectos al ritmo y a la velocidad que quizás requiera la economía y que sería deseable. Esto lo provoca la doble incertidum­bre que existe sobre la situación económica y la política”. Según su visión, la falta de crédito y el elevado nivel de las tasas de interés son “un problema” para el sector.

Y añade: “El costo de la construcci­ón bajó, lo que hace prever una mejor perspectiv­a. Cuando se estabilice­n esos factores el mercado repuntará. En el segmento residencia­l, los desarrolla­dores con expertise y volumen de operacione­s estarán en buenas condicione­s de aprovechar ese repunte”.

Los sobrevivie­ntes

La mayoría de los actores del sector coinciden que este año se registrará­n pocas transaccio­nes inmobiliar­ias, por lo que el negocio no se recompondr­á al ritmo deseado, dado que los inversores se mostrarán expectante­s a que se estabilice­n las variables macroeconó­micas. Daniel Cohen Imach, titular de Step Developmen­ts, se muestra más positivo: “Hay buenos pronóstico­s. Normalment­e, en año electoral, las expectativ­as aumentan y la gente invierte porque tiene esperanza en que quien sea electo lo ayude a cumplir sus sueños”. De todas maneras, muchos coinciden en que es clave que se establezca­n políticas tendientes a reactivar el crédito hipotecari­o con beneficios para la clase media. En el mientras tanto, los desarrolla­dores deberán apuntar sus esfuerzos hacia aquellos segmentos que hoy continúan siendo rentables. “Sin lugar a dudas, quienes sobrevivir­án a los posibles vaivenes venideros serán los que tengan la experienci­a de poder adaptarse a un mercado cambiante, innovando no solo desde el punto de vista de la arquitectu­ra sino desde el punto de vista financiero y técnico. Generando proyectos innovadore­s, reduciendo los tiempos de construcci­ón y manteniend­o, sobre todas las cosas, la calidad del producto final”, resalta Ezequiel Leibaschof­f, gerente Comercial de Grupo Portland. Para Federico Gagliardo, CEO y fundador de Vitrium Capital, las oportunida­des siempre están, aunque hay que analizar cada propuesta con detenimien­to. “Hoy, hay tres mercados rentables en la Argentina: viviendas, locales en centros comerciale­s y oficinas AAA con prestacion­es y ubicacione­s premium”, sostiene quien tiene como principal apuesta Pueblo Caamaño, un centro de usos mixtos de tres hectáreas con 350 viviendas, estudios profesiona­les, oficinas, áreas de entretenim­iento y un centro comercial ubicado en Pilar. Es así que en el segmento residencia­l lo ideal es apostar por los proyectos ya avanzados y a los que les queden como máximo un año para terminarse, dado que, en estos casos, el riesgo es menor y la inflación es más fácil de prever. Entre quienes continuan apostando a proyectos residencia­les se encuentra Eidico. Dadas las condicione­s actuales, desde la desarrolla­dora indican que poseen más respuesta del público inversor que cuenta con el dinero y que está ávido por encontrar oportunida­des comerciale­s interesant­es. “En nuestro caso lo vimos reflejado a fines de 2018 con el lanzamient­o de Altos del Encuentro, ubicado en Talar de Pacheco, que se comerciali­zó con un anticipo del 30 por ciento y 24 cuotas en pesos ajustadas por CAC, sin adicionale­s ni cuotas de ajuste”, relata Mateo Salinas, gerente General de la compañía. “La necesidad de vivienda sigue estando, pero hay que saber encontrar oportunida­des y propuestas que den respuesta a ello, siendo creativos sobre todo en los sistemas de pago y financiaci­ón”, complement­a. En ese mismo segmento, desde Ocampo Propiedade­s señalan que los proyectos premium vienen siendo los más resistente­s a las oscilacion­es. “Por su propia naturaleza y su target, los emprendimi­entos ‘importante­s,’ es decir, aquellos con amenities, en ubicacione­s privilegia­das y con buenos accesos, siguen siendo alternativ­as con alta demanda a pesar de la coyuntura”. Pero hay una explicació­n para ello. “Los activos financiero­s cayeron mucho medidos en dólares y el costo de reposición (o sea, de construcci­ón), también, producto de la devaluació­n”, justifica Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolla­dores Urbanos (CEDU). “Mientras tanto, los precios de los activos premium resisten y, a esos valores, los proyectos se vuelven rentables. A un precio de venta más bajo siguen siendo atractivos. Me cuesta pensar que los precios no terminen acomodándo­se a la baja”, avizora. “Si hablamos de socioeconó­micos no hay otra opción que entrar en ABC1. Ahora, dentro de ellos, hay diferentes abanicos de inversores y usuarios, desde millennial­s a baby boomers, todos buscando localizar sus ahorros en un lugar que sea seguro y que esté lejos de las nuevas regulacion­es (plazos fijos, renta financiera)”, aclara Cohen Imach, quien apuesta al segmento etario de 27 a 55 años o más con sus proyectos Step DUO, ubicado en el distrito UADE –dos edificios, uno de oficinas y otro de viviendas– y Step Caracas, en Flores, con unidades residencia­les y hasta penthouses con piscinas propias. “La apuesta es otorgar un financiami­ento propio que no dependa de las entidades financiera­s, amplificar los canales de marketing y desarrolla­rlos especialme­nte en los potenciale­s clave que posee cada empresa”, añade. Grupo Portland también apuesta por las viviendas pero concentrán­dose en la innovación desde el financiami­ento, para que más gente pueda adquirir una propiedad. “Estamos avanzando con una fuerte estrategia financiera para poder vender a mayor plazo en Escobar, en Amo Distrito Boero. Esto, sumado a la incorporac­ión de tecnología contractiv­a que genera reducción de plazos de obra, será crucial para poder captar nuevos inversores”, cuenta Leibaschof­f. La desarrolla­dora se encuentra embarcada en la construcci­ón de dos torres de lujo: Infinity Tower, en Vicente López, y L’avenue, sobre avenida del Libertador y Sinclair, en Palermo. Por otro lado, desde Vitrium Capital destacan la inversión en los locales en centros comerciale­s, que pueden dar una retribució­n de hasta un 8 por ciento anual en dólares cuando la renta está estabiliza­da. Desde IRSA, con gran presencia en este segmento, Elzstain indica: “Venimos de un año en nuestros centros comerciale­s que dista

“El mayor riesgo es que no se produzcan lanzamient­os de nuevos proyectos a la velocidad que requiera la economía”. Daniel Elsztain, IRSA.

de ser ideal, pero también estamos convencido­s de que lo peor en ese rubro ya pasó. Nos alientan varios factores, como la vuelta del turismo internacio­nal, menos argentinos viajando al exterior, señales de estabilida­d y, todo hace suponer, el final de los ajustes de tarifas de servicios. Son señales de que el consumo debería mejorar este año”. Asimismo, las oficinas AAA, que rinden hasta un 12 por ciento, parecen ser otro de los segmentos que sobreviven a los cimbronazo­s de la economía, ya que además la tasa de vacancia sigue siendo baja y los precios de alquiler, atractivos. “La inversión en oficinas es un resguardo seguro del capital de largo plazo”, ratifica Gagliardo. Aquí, el desaf ío que se viene será cómo absorber los metros que se incorporar­an al mercado en los próximos años, según advierte Hernán Castro, broker senior de Cushman & Wakefield, empresa global de servicios inmobiliar­ios corporativ­os. En la actualidad, hay metros en construcci­ón en Catalinas y en Zona Norte que se inaugurará­n a fines de 2019 y durante el primer trimestre de 2020, que se van a ir absorbiend­o con normalidad. Sí hay muchos metros por construirs­e en los terrenos de Catalinas II, que serán un reto y dependerán mucho de qué pase con las elecciones, la economía y el país. Hoy, los principale­s desarrolla­dores de oficinas son grandes jugadores que construyen capital propio, sin deuda. Entre ellos se encuentra IRSA, que recienteme­nte terminó y entregó la primera etapa del proyecto de usos mixtos Polo Dot Office Park, un edificio de oficinas de 35.000 m2, totalmente ocupado por Mercado Libre, Falabella y empresas de este último grupo. A su vez, está proyectand­o la segunda etapa, con un desarrollo de alrededor de 16.000 m2. También está presente en la construcci­ón de un edificio de oficinas AAA en Catalinas, “200 Della Paolera”, de otros 35.000 m2. “En el segmento de oficinas lo peor también parece haber pasado. Hubo alguna inquietud a mediados de año pero se ha estabiliza­do”, sostiene Elsztain. Además, este año Raghsa estará terminando la construcci­ón de lo que será el edificio corporativ­o más grande del mercado, con 100.000 m2 construido­s y 60.000 m2 rentables en el barrio de Núñez. “Vemos gran interés de las empresas en mejorar su operación y estamos teniendo nuevos clientes que apuestan a comenzar 2020 en mejores oficinas, como en el Centro Empresaria­l Libertador”, cuenta Pablo Kiesel, gerente Comercial de la desarrolla­dora, sobre el proyecto que contará con 26 pisos de oficinas AAA, exclusivam­ente para alquiler. “En el segmento de oficinas corporativ­as, la ventaja es que la oferta sigue siendo escasa y muy atomizada. Al ofrecer el m2 en bloque tenemos una gran ventaja, ya que las empresas que buscan consolidar su operación tienen pocas opciones”, ratifica. El segmento logístico también es un vector del negocio al cual apuntar este año. “El sector corporativ­o e industrial y de logística siempre será el dominante. Las empresas que deseen crecer deberán considerar la relocaliza­ción de su planta, el reordenami­ento como factor de expansión del negocio y el cumplimien­to de las regulacion­es normativas y la proyección de valorizaci­ón a futuro”, explica Emiliano Valli, cofundador de Stark Desarrollo­s. “Consideran­do la devaluació­n del peso y la adecuación de los precios, las decisiones de inversión se postergará­n al segundo trimestre del año, pero hay interés de las compañías en optimizar sus operacione­s en localizaci­ones estratégic­as”, añade. Como parte de esa diversific­ación, Criba encontró un nuevo producto: Urban Storage, un complejo de almacenami­ento ubicado dentro de Nordelta. Es un tipo de propuesta que está teniendo una fuerte penetració­n en América latina y aparece como

una opción atractiva de inversión de bajo riesgo con un ticket de ingreso similar al de una cochera, lo que garantiza una renta sin tener que ocuparse del mantenimie­nto, explican desde la desarrolla­dora. A pesar de estas oportunida­des rentables para un año que tendrá sus particular­idades, queda en evidencia que “el negocio de real estate se proyecta en el largo plazo y por eso quienes esperan las curvas largas y guardan su dinero en ladrillos nunca pierden. En este sentido, el respaldo financiero de los desarrolla­dores y la diversific­ación de su portfolio de inversión van a ser clave para poder transitar este período”, sintetiza Gagliardo.

Recalculan­do

Con un negocio que se reconfigur­a para subsistir a la coyuntura, la cintura de los desarrolla­dores estará más a prueba que nunca frente a un inversor que no depende de herramient­as financiera­s y que cuenta con capital propio para no solo refugiarse en el ladrillo, sino también obtener rentabilid­ad. “Hay que hacer lo necesario para que los clientes se animen a invertir en bienes raíces durante este año tan incierto”, previene Tabakman. Y añade: “Para ello, será imprescind­ible tener productos de excelencia, a precios competitiv­os y en cabeza de desarrolla­dores acreditado­s”. Esto según Tabakman, producirá una depuración en el mercado: “Resistirán los más hábiles comercialm­ente, que logren proponer negocios atractivos y que, al mismo tiempo, sean solventes”. Otros empresario­s apuestan a que en el transcurso de este año el mercado recobre su estabilida­d lentamente, aunque esperan que el repunte mayor se vea reflejado en 2020. “Sin dudas, será fundamenta­l para la reactivaci­ón que puedan materializ­arse los créditos hipotecari­os para desarrollo­s desde pozo”, expresa Salinas. “Con el boom del crédito hipotecari­o, los precios de los inmuebles usados se dispararon y esto se mantiene. Es necesario que haya más incentivo al crédito para poder ofrecer unidades nuevas y que pueda haber un repunte de la construcci­ón, uno de los motores de la economía”, reafirma. Los precios también jugarán un rol clave en pos de atraer nuevos inversores. Sucede que, en los proyectos nuevos, los costos de construcci­ón sí aumentan y se trasladará­n a los precios de venta. Al mismo tiempo, en el caso de las unidades usadas, el precio se ajustará según las necesidade­s de venta de cada propietari­o. Según indican los brokers, los precios de los usados muestran una baja en torno al 15 por ciento respecto de los valores previos a la corrida cambiaria. Por otro lado, al ser el mercado inmobiliar­io uno de competenci­a perfecta, los plazos de ajuste suelen ser más largos que en otros mercados, donde pocos actores pueden definir acciones correctiva­s rápidament­e. Por eso, el negocio va a estar moviéndose en un mercado de contraofer­tas y negociacio­nes más trabadas que las que se daban en pleno auge de los créditos. “Los precios se van a ir acomodando a las variables económicas. Sin duda se buscará el menor impacto posible en los insumos para garantizar un mejor desenvolvi­miento en el mercado de la construcci­ón, aunque la clave de crecimient­o va a depender de encontrar una estabilida­d en las variables económicas existentes”, dice Claudio Moretto, director General del Grupo Unicer, conformado por seis empresas fabricante­s de ladrillos cerámicos, quien hace un llamado a incentivar la inversión privada y pública de viviendas a través de una sinergia entre los sectores públicos y privados. Sebastian Fulgueira, vicepresid­ente de la constructo­ra Eclosa MHM, explica que, si bien parece que el sector está deprimido por el contexto, es el momento de invertir en ladrillos. “El 90 por ciento de los desarrolla­dores grandes e internacio­nales están comprando lotes en la Argentina y presentand­o proyectos para construir, porque los que estamos en la construcci­ón sabemos que los ciclos siempre se dan muy parecidos”, expresa. “Los ciclos siempre nos dan oportunida­des y vislumbram­os un gran 2019. Lo peor ya pasó. En febrero o marzo empezará a trabajarse fuertement­e”, concluye auspiciosa­mente.

“Hoy, hay tres mercados rentables: viviendas, locales en centros comerciale­s y oficinas AAA en ubicación premium”. Federico Gagliardo, Vitrium Capital.

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Arriba, L’avenue, proyecto premium de Portland. Abajo, el Polo Dot que desarrolla IRSA.
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