Pronóstico parcialmente nublado
A pesar de ser la principal apuesta de las empresas de IT durante los últimos años, las cargas de trabajo de las empresas locales en el mundo cloud continúan siendo bajas. Obstáculos y oportunidades en un mercado que solo promete crecimiento.
Si se juzgara por el discurso de marketing de los proveedores de tecnología desde 2015 hasta la fecha, se podría decir que el 100 por ciento de las empresas argentinas ya está subida a la nube, aprovechando sus beneficios de control de costos, escala, actualización inmediata y otro larguísimo etcétera de ventajas. La realidad, no obstante, demuestra una situación diferente: según The Software Alliance (BSA), la Argentina ocupó en 2017, en preparación y condiciones de crecimiento para la nube, el puesto 17 entre las 24 principales economías de IT, cayendo una posición respecto de 2016. “Esto nos brinda una señal de que el entorno legal y regulatorio para la computación en la nube en el país está estancado”, apunta Martín Malievac, director de Investigación y Desarrollo de Napse, empresa especializada en soluciones de automatización comercial con oferta en la nube como Promo, su herramienta omnicanal para la gestión de promociones y estrategias de fidelización. Neutrona Networks aporta sus datos: solo 10 por ciento de los workloads de empresas corre en nube pública, contra 90 por ciento que sigue en las instalaciones en el cliente o en data centers locales. La misma relación, en los Estados Unidos, es 35-65 por ciento. Neutrona Networks dispone de una infraestructura propia en América para proveer servicios de cloud connect para conectar empresas con los proveedores de nube pública de forma directa, con mínima latencia y máxima disponibilidad. Pedro Sandalis, gerente Regional para Sudamérica de Nutanix, proveedor de soluciones para la construcción de arquitecturas multicloud, cuenta que “aún está en discusión su adopción solo para ciertas aplicaciones o para cierto tipo de empresas y no como un concepto más transversal e integrador”. Carlos Abril, CEO de Atos Argentina, Colombia y Uruguay, divide las aguas: “Las multinacionales van a la cabeza, pero prácticamente en todos los casos con clouds privadas montadas fuera de la Argentina, mientras que entre las locales el grado de adopción es mucho menor, orientado a aplicaciones más commoditizadas o a servicios puntuales de storage o de capacidad de procesamiento temporal para proyectos de desarrollo”. Martín Feldstein, fundador y CEO de Meriti, broker de servicios en la nube, coincide con que el nivel “es bajo en comparación con otros países de la región, pero está creciendo muy bien: se visualiza su gran impacto en alta disponibilidad, reducción de costos y enorme mejora de la productividad gracias al desarrollo que permite la cultura de trabajo colaborativo y el uso de la inteligencia artificial”. El vaso medio lleno Más allá de la situación actual, abundan los indicadores para mostrarse optimistas en el corto plazo. Un estudio de IDC de 2017 señaló que el 31 por ciento del total del presupuesto anual en IT de las empresas argentinas iba a la nube, con una proyección de 43 por ciento para 2020. Hernán Sabbi, líder de Producto de IFX Networks Argentina, comparte sus números: los clientes que montan sus servicios en la nube de la compañía aumentaron 20 por ciento en 2018: “Tenemos políticas de localización que favorecen a las empresas locales, por lo que la regionalización es nuestra mejor herramienta ante una organización que busca subirse a la nube”. Los ISV son los más propensos a migrar, seguidos por la industria de retail y de manufactura, quienes apuestan por “información poco crítica”, sostiene Sabbi. Microsoft, que mide el desarrollo de la nube entre las PYMES del país junto a la consultora Kantar Millwardbrown, también exhibe un vaso medio lleno. Los últimos datos registrados, de 2017, permiten
alentar ese optimismo: 48 por ciento afirmó utilizar algún servicio cloud, contra 24 por ciento del año anterior. “Hay una evolución en su uso: se está empezando a emplear para mejorar la atención de los clientes, ofrecer servicios personalizados y tomar decisiones estratégicas basadas en datos reales”, cuenta Marina Hasson, directora de Socios, Clientes Corporativos y PYMES de Microsoft Argentina. “La mayoría de las grandes empresas en la Argentina cuenta con políticas de cloud first, por lo que sus nuevos proyectos son pensados nativamente para la nube”, señala Lucas David, gerente de Socios de Negocios de Google Cloud Argentina y Chile, quien considera que el crecimiento en el país se da a pasos agigantados y que las empresas consultadas por el estudio mencionado de IDC colocan a la nube en el top 5 de sus prioridades estratégicas. El camino ya se está recorriendo, es cierto, pero no está exento de obstáculos. Aunque existe un 10 por ciento que admite no saber cómo funciona la nube, la principal barrera es la seguridad, con un 61 por ciento de los encuestados por Microsoft afirmando eso. “A pesar de ello, las PYMES en general no van más allá del antivirus y la actualización de las contraseñas como métodos de seguridad”, cuenta Hasson. Por qué no Las barreras que frenan la adopción de la nube en la Argentina abundan y abarcan aspectos tecnológicos, geográficos, regulatorios y, por supuesto, culturales. “Nuestra extensa geograf ía genera desaf íos en términos de cobertura y velocidad de conectividad”, agrega David. Google invirtió en los últimos años más de US$ 30 millones en una red privada de cientos de miles de kilómetros de fibra óptica y siete cables submarinos que brindan a la Argentina salida por el Atlántico y por el Pacífico. “Una de las consultas más recurrentes cuando hablamos con los clientes no se centra en la herramienta ni en la nube, sino en los requerimientos técnicos en materia de conectividad para asegurar el acceso desde sectores más alejados de las grandesciudades”, coincide Leandro Estanga, COO de SAP Región Sur, quien asegura que en cuatro años la compañía incrementó 10 veces su negocio cloud. La inversión millonaria en software en la era prenube también actúa como un disuasivo. “En los últimos años muchas empresas hicieron su refresh tecnológico y no están interesadas en desprenderse de esa infraestructura, además de que muchos sistemas de ERP o de aplicaciones internas no son cloudificables y requieren una fuerte inversión de cambio de arquitectura”, aporta Abril. Malievac sostiene que “los mercados emergentes continúan rezagados en la adopción de políticas favorables a la nube, lo que dificulta su crecimiento. Los ejemplos incluyen regulaciones que imponen barreras significativas para los proveedores de servicios en la nube, requisitos de localización de datos y falta de protección de seguridad cibernética”. Y los problemas no se terminan allí. “Uno de los obstáculos más importantes es que los data centers de los principales proveedores de nube pública no están f ísicamente en nuestro país, lo que resulta en una mayor lentitud en la tasa de transferencia de datos, conflictos en la soberanía de datos sensibles de los usuarios y aumento de la vulnerabilidad en los sistemas”, apunta Rolando Lucini, director de Ventas de Vmware Argentina. Abrazar el cambio Algunos conflictos son puntuales de una industria en particular. Hervé Odiard, cofundador y CTO de Redbee, diseñadora de experiencias digitales especializada en seguro y banca, afirma que en esos seg-
El 31 por ciento del presupuesto en IT de las empresas argentinas fue a la nube en 2017, según IDC. La proyección es que alcancen el 43 por ciento para 2020.
mentos “el grado de implementación real es muy bajo o nulo, sobre todo en ambientes productivos para los sistemas de misión crítica”. Es que se trata de rubros en los que predomina el tema normativo. “Las migraciones por sí solas pueden parecer sencillas, pero a menudo hay necesidad de coexistencia entre sistemas cloud y on premise que las complejiza”, agrega. Más allá de las barreras tecnológicas o regulatorias, se imponen también las culturales. “Como en toda la historia, el cambio tecnológico se produce inexorablemente, pero cuesta abrazarlo, nos resulta dif ícil salir de la zona de confort”, dice Feldstein. El dólar, por supuesto, no puede estar ausente en la discusión. “En 2018 se avanzó poco por las tasas de cambio”, aporta Fabio Abatepaulo, director de Transformación Digital de Unisys América Latina. “Los líderes del mercado aún tienen sus valores alterados para el dólar y estas soluciones se quedaron muy costosas. Los partners locales que pueden ofrecer en moneda local aún no tienen el nivel de sofisticación de las ofertas en nube (elasticidad y pago por hora)”. “La alta dependencia eventual de un proveedor puede también ser un impedimento en algunos casos y, si bien las plataformas multicloud surgen como respuesta, la necesidad de diseñar y poner en marcha mecanismos de gobierno eficiente a veces restringe adopciones más masivas”, indica Pablo Pereira, CEO de Everis Argentina, quien agrega de todas formas que “el grado de implementación empezó tímidamente a gestarse hace dos años y hoy gran parte de nuestros clientes tienen planes concretos en ejecución de ir migrando hacia la nube”. Nublado, mejorando La situación de la nube en la Argentina remite a la canción ochentosa de Howard Jones: things can only get better. “En 2018 se vio con frecuencia la migración de viejos sistemas de gestión ERP a soluciones en tiempo real basadas en la nube, similar a lo que ocurrió en algunas líneas del negocio, como procurement, o de gestión del talento”, relata Estanga. “La previsión de migración a la nube en cuatro años es de un crecimiento del 40 por ciento por año en toda la región. El futuro de las aplicaciones, el almacenamiento y la capacidad de procesamiento estará alojado en la nube”, señala Luciano Salata, presidente y cofundador de Neutrona Networks. Ricardo Hernández, CEO de Edison, indica que “los tomadores de decisión miran con cuidado los niveles de servicio, la capacidad del proveedor para cumplirlos y los parámetros de cumplimiento normativo en materia de seguridad de datos y trazabilidad de procesos”. Esto hace que en el proceso de decisión de compra en la mesa no esté ubicado solo el CIO, sino también los integrantes clave del negocio. “Los pronósticos no hacen más que señalar lo que demandan los usuarios: posibilidad de elección e inmediatez. Los consumidores esperan que las cosas sucedan de manera fluida en sus propios términos. En el mundo de la nube ya no gana el más grande, sino el más rápido”, afirma Marcelo Fiasche, gerente General de Oracle para Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. “Como tendencia, será un mundo en el que convivirán las nubes públicas, privadas e híbridas. La distribución, extensión y conceptos como edge computing serán clave y darán lugar al surgimiento de nuevas arquitecturas. Ciertas aplicaciones tendrán sentido que estén en la nube y otras no”, indica Sandalis. En conclusión, está parcialmente nublado y, a diferencia de lo que ocurre con el clima, cuanto más se nuble, mejor se pondrá.