Andrés Monroy, BASF
Director General de BASF para Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia
El ejecutivo colombiano, que está desde hace dos años al frente de la operación local de la empresa química, ya pasó por seis países y cuenta su receta para adaptarse a los desafíos que le presenta cada nueva ciudad.
Aunque Andrés Monroy se fue de su país hace más de 20 años y se expatrió en seis destinos diferentes en los que desarrolló su carrera, el acento tan característico de Bogotá no lo perdió. Este ejecutivo colombiano de 45 años hoy instalado en Buenos Aires es, desde hace dos, director General de BASF para la Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Ingeniero mecánico de la Universidad de los Andes, con un MBA de la Universidad de Texas, lleva más de 15 años en la compañía química que crea y desarrolla soluciones para más de 30 industrias. Sin embargo, su carrera en multinacionales comenzó en Dow y, luego, pasó a P&G, donde tuvo su primera experiencia internacional instalado en México, donde comenzó como manager para el departamento de Producción. Desde joven tuvo interés por viajar y conocer nuevas culturas. Recuerda que a los 18 años le tocó prestar servicio militar obligatorio en Colombia y, dentro de sus tareas, fue enviado por ocho meses a Egipto, donde el ejército colombiano tenía un batallón de paz. Fue en ese momento cuando se despertó su curiosidad por desarrollarse en el exterior y desde ese momento no paró de llenar de sellos su pasaporte. Luego de esa experiencia, entró a la universidad y se enfocó en conseguir trabajo en una multinacional que le permitiera conocer el mundo. En 2002 ingresó en BASF y, después de una tempo
rada en México, se trasladó a Alemania, donde están los headquarters de la compañía, y allí se desarrolló como gerente Global de Innovación. Después de tratar con equipos de todas partes del globo, Monroy explica que el secreto para manejar las particularidades de cada región con la que trata está en saber escuchar: “Hay que preguntar muy abiertamente. Cuando eres extranjero, la gente te permite eso y te permite pequeños errores. Pero hay que escuchar mucho y generar confianza”. Con un portfolio de soluciones que van desde semillas hasta pinturas, el directivo explica que, para él, es prácticamente imposible aburrirse en el trabajo. Y más cuando el desafío implicó, en su caso, moverse por diferentes continentes. La siguiente mudanza, que esta vez hizo con su mujer, alemana, fue a Portugal, donde estuvo al frente de la operación por cuatro años y medio. Allí nacieron sus dos hijos, que con tantas ciudades en sus 7 y 6 años de vida ya hablan español, alemán e inglés. “Mi casa es como una pequeña ONU”, recoMonroy. El siguiente destino fue Marruecos. Vivió cuatro años en Casablanca, desde donde manejaba la Región Noroeste de África. Con 18 países a cargo, el reto fue sin duda interesante: “Más allá del idioma, lo más desafiante al llegar a un país nuevo es entender la cultura. En posiciones directivas tenés que interactuar todos los días con gente tanto de la empresa como del gobierno y clientes, y lo primero es entender cómo llegarles a todos. Viví en culturas muy diferentes y lo que es bien entendido en una, tal vez en otra no lo es. Tenés que saber qué hacer y qué no. Ahí es fundamental armar tu red de soporte”, explica Monroy. Pero, con los años, el colombiano se tentó con volver a trabajar con el español como primer idioma y fue así como planificó su desembarco en la Argentina: “Los colombianos y los argentinos siempre han estado muy cercanos y nos llevamos muy bien. Había venido varias veces a Buenos Aires como turista y el país me interesaba también por su tamaño. Confieso que al principio fue difícil, me costó un par de meses volver al español”. Luego de desarmar las valijas en el país, el objetivo que se planteó este ejecutivo multiterreno fue seguir haciendo crecer el negocio en la región, por supuesto, pero también llevar adelante una estrategia más centrada en el cliente y guiar a la organización para profundizar ese foco. Además, seguir desarrollando la innovación y la sustentabilidad, dos aristas que son fundamentales para la empresa. Presente con sus soluciones en sectores como el automotriz, higiene, salud y nutrición, la principal industria para BASF en el país es el agro y, para seguir con su expansión, el año pasado la firma compró una parnoce te del portafolio de Bayer tanto de semillas como de agroquímicos. Al directivo le tocó enfrentarse con un 2018 con una coyuntura difícil, pero asegura que estaba preparado para el desafío. “No es el primer año complicado que me toca. En 2008 viví la crisis en Portugal y en México viví otras. El año pasado fue un reto, pero ahora veo al 2019 como un año de transición, y lo que siempre he abonado acá de toda la gente es la fuerte resiliencia que tienen”, sostiene. Fanático de la cocina y amante de los asados, asegura que acá se siente “en el Olimpo”. Además, experto en vinos, cuenta que, desde su arribo, ya recorrió provincias como Mendoza y aprovecha al máximo la experiencia gastronómica del país. Volver a Colombia, confiesa, no está por el momento en agenda y, mientras tanto, sigue coleccionando recetas de cada país que visita. “Aprendo de cada país al que voy. Acá también estoy aprendiendo y soy optimista. Lo hablé con todos mis gerentes y tenemos la confianza de seguir creciendo”, concluye.
Eugenia Iglesias
“Más allá del idioma, lo más desafiante al llegar a un país nuevo es entender la cultura. Tenés que saber qué hacer y qué no. Es fundamental armar una red".