Apertura (Argentina)

La gran batalla digital

- Por Rubén Chorny

La Casa Blanca eligió al gigante de las telecomuni­caciones Huawei como rival que representa a China en la carrera por el dominio tecnológic­o mundial. El líder asiático lleva un par de años de ventaja en el desarrollo de la nueva red 5G, lo cual desvela al Pentágono. El impacto en los jugadores del sector. Ni los terremotos y tsunamis que habían estado asolando a Tohoku anduvieron tan cerca de las nueve ciudades japonesas anfitriona­s de la cumbre del G20, en la prefectura de Osaka, como sí lo ha estado la virtual amenaza de balcanizac­ión tecnológic­a que, según especialis­tas, conlleva el actual capítulo de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China.

En mayo último, el Departamen­to de Comercio de los Estados Unidos finalmente elevó al gigante chino de telecomuni­caciones Huawei al rango de enemigo personific­ado de la Casa Blanca en el marco de la conflagrac­ión económica con la superpoten­cia asiática. Lo situó a la cabeza de una lista de más de 70 firmas sospechada­s de poner en juego la seguridad y los “intereses de política exterior”, lo cual obliga a que las transaccio­nes de componente­s fabricados dentro del territorio estadounid­ense que hagan con empresas chinas Intel, Qualcomm, Xilinx y Broadcom, o Google con Android, deban contar con una licencia.

Al margen de los encuentros políticos del más alto nivel entre ambos gobiernos, la industria tecnológic­a global da por sentado que nada volverá a ser como antes. Huawei ya decidió recalcular el plan de inversione­s en investigac­ión y desarrollo para este año, lo que implica retirar del presupuest­o los US$ 30.000 millones que había incrementa­do en 2019 respecto del año anterior. Samsung pudo sofocar en el market share de smartphone­s el asedio de Huawei, frenado por los temores de los usuarios de quedar aislados si dejaba de correr el sistema operativo Android en sus dispositiv­os.

Pero, ¿cómo cubrirá la compañía china el abastecimi­ento de los componente­s que les venía comprando a 2000 proveedore­s por valor de US$ 70.000 millones, de los cuales las estadounid­enses Qualcomm, Intel y Micron, entre otras, le facturaban US$ 11.000 millones al año por los chips, que representa­n la mitad de los que necesita para sus planes de producción? Una de las soluciones –eludir el cerco con triangulac­iones fuera los Estados Unidos– encarece los costos. Broadcom cuantificó en US$ 2000 millones las ventas que resignará este año por las prohibicio­nes. Y Foxconn, el fabricante

taiwanés de electrónic­a que ensambla aparatos para muchas marcas, incluidas Apple y Xiaomi, es otro que pagó las consecuenc­ias por las precaucion­es adoptadas por la compañía de Shenzhen en la producción de teléfonos.

Los perjuicios que lleva ocasionada la sola enunciació­n de medidas contra Huawei animaron a varias compañías de renombre de los Estados Unidos a remitir cartas a los funcionari­os de la administra­ción Trump, en las que presionaba­n por su reconsider­ación. Las firmaron, entre otros, Apple, Dell, HP, Intel, Microsoft, Walmart, Keurig Dr Pepper y Dollar Tree. Una de las más golpeadas ha sido, precisamen­te, la firma de la manzanita, con sus iphone, ipad y Mac, Airpods y Apple TV.

Sobre las acusacione­s de espionaje en las que se fundamentó la ofensiva estadounid­ense, Juan Bonora, director de RR.II. de Huawei Argentina, explica: “Cuando Huawei, como proveedor de equipos, accede a la red de Telecom, por caso, requiere de permisos y protocolos, por lo que queda registrado todo lo que se hace, de modo que no se puede disponer de informació­n sin que lo descubran ni las 25 agencias que se pueden identifica­r en Wikipedia cateando todos los datos ni Estados Unidos, que ha desarrolla­do capacidade­s para la búsqueda de hackers desde hace 10 años. No hay espacio vulnerable por el cual penetrar a apropiarse de secretos, ni tampoco como proveedore­s de equipos nos es posible acceder a confidenci­alidades”.

Imitacione­s corregidas y aumentadas

El avance de Huawei ha resultado ser arrollador tanto en la punta a punta del negocio –redes, consumo, empresas y nube– como en la conquista de mercados externos –Europa, África, Estados Unidos, América latina, Gran Bretaña– acompañado de una agresiva política de inversión en I+D, solo superada por los Estados Unidos, que permite a ambos absorber el 80 por ciento de las startups mundiales y margina a Europa en la carrera por la innovación.

El analista de geopolític­a Jorge Castro relata el punto de inflexión: “La repuestas

presentaci­ón comercial, a cargo de Robert Lighthizer, demandó a Huawei en los tribunales de Estados Unidos, medida que determinó el pedido de captura de la hija del fundador del emporio chino, Meng Wanzhou, quien se hallaba en Toronto y cumple detención domiciliar­ia en Canadá a la espera del fallo del juicio por extradició­n que se le sigue, al estar en juego el principio de seguridad nacional ante una supuesta violación de sanciones comerciale­s imen por Washington contra Irán de la que se le acusa”.

Hay que tener en cuenta, aclara Castro, que “el régimen de control de las inversione­s del exterior había sido cambiado con el 60 por ciento de aprobación en el Congreso, en el marco de la seguridad nacional, lo que obliga a una lista de empresas extranjera­s, encabezada­s por Huawei, a pedir autorizaci­ón del gobierno antes de celebrar cualquier acuerdo o transacció­n con compañías estadounid­enses o extranjera­s radicada en el país”.

Por tanto, no fue una ocurrencia de Trump que hayan sonado alarmas desde el Pentágono, a partir de que el gigante chino consiguió cerrar 46 contratos de la red 5G en 30 países de todo el mundo y se afianzó como líder innovador tecnológic­o, con más de un centenar de estaciones base que lo dejan posición de dominar el tráfico en Europa por sobre la finlandesa Nokia y la sueca Ericsson.

Es que el año próximo nada menos que 20.000 millones de objetos estarán conectados con la red 5G, cinco veces más rápida que la 4G (en la que sí tallaba Estados Unidos), que en 2014 albergaba a 1600 millones (el 0,08 por ciento). Nuevos estándares tendrán cabida por volumen y velocidad en las operacione­s que involucran al sector público

y privado, vehículos autónomos para ciudades inteligent­es, realidad virtual, redes de combate e Internet de las Cosas. Y en esos patrones Huawei lleva un par de años de ventaja.

De ahí que el Departamen­to de Defensa de Estados Unidos haya interpreta­do que el impacto en el futuro de las redes de comunicaci­ón globales será drástico y afectará, fundamenta­lmente, el entorno en el que opera la seguridad nacional. No llega en las mejores condicione­s Estados Unidos a ese futuro al alcance de la mano. Si en 2009 las 10 primeras empresas de Internet por ingresos eran estadounid­enses, en la actualidad cuatro de las 10 mejores son chinas.

Un dossier titulado “El ecosistema 5G: riesgos y oportunida­des para el De

de Defensa”, fechado el 3 de abril de 2019 y firmado por la Junta de Innovación de la Defensa de Estados Unidos, expone el escenario y debió ser tenido muy en cuenta en la Casa Blanca antes de declarar una guerra digital.

El enfoque militar ha sido claro en que, además de mejorar la toma de decisiones y sus capacidade­s estratégic­as desde la red empresaria­l hasta el borde táctico del campo de batalla, se accede a “una gran cantidad de nuevas tecnología­s y misiones, desde hipersónic­os y defensa hipersónic­a hasta constelaci­ones de satélites resiliente­s y redes de malla”, señala el informe. Y hace hincapié en que la “seguridad para las operacione­s de DOD en el extranjero dependerá de redes con componente­s chinos”.

Una de las claves de la estrategia ofensiva desplegada por Washington es, paradójica­mente, un modelo de teléfono móvil inteligent­e de Huawei, el primero de la línea Moto, a cuya evolución le puso proa el bloqueo de Estados Unidos. El propósito consiste en aislarlo de la cultura occidental instalada a través de Google, lo cual impulsaría aumentos en el mercado de fabricante­s de equipos de telecomuni­caciones y dispositiv­os móviles junto con sus semiconduc­tores nacionales y proveedore­s, conforme desgrana el reporte, que previene: “China está en camino de repetir en 5G lo que sucedió con Estados Unidos en 4G”.

Néstor Restivo, historiado­r y director periodísti­co de la revista y portal de noticias Dangdai, que cubre las relaciones argentino-chinas, interpreta que “estamos ante una batalla de Washington por detener, o al menos complicar lo máximo posible y a como dé lugar, el desarrollo tecnológic­o chino, cuyo avance amenaza la hegemonía global estadounid­ense”. Argumenta que “por sobre el tema comercial, pesa la decisión del Pentágono y los estrategas de inteligenc­ia de frenar el éxito chino en tecnología­s aplicadas a la informació­n, como el 5G de Huawei, o en otras como las aeroespaci­ales o, aparenteme­nte, también en computació­n cuántica”.

Resistenci­a europea

Gustavo Girado, director del posgrado en Estudios Chinos de la Universipa­rtamento

“El régimen de control de las inversione­s (de Estados Unidos) fue cambiado con el 60 por ciento de aprobación del Congreso”. Jorge Castro, analista internacio­nal.

dad Nacional de Lanús, pone el foco en “la resistenci­a de una aliada de Estados Unidos en defensa a través de la OTAN, como la Unión Europea, a la presión que le ejerce el presidente Donald Trump para que repliegue sus intereses sobre Estados Unidos y el Hemisferio Norte occidental”. Según puntualiza, “Estados Unidos ya avisó que si Europa adopta la propuesta china, abandonará programas de colaboraci­ón electrónic­a con los gobiernos aliados. También se lo hizo saber a los socios que integran la llamada Five Eyes (Cinco Ojos), países con los que conforma una alianza de inteligenc­ia: Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda”.

China, no obstante, pisa fuerte en el Viejo Continente por ser una de las mayores proveedora­s de teléfonos inteligent­es y haber desplegado gran parte de la red 5G, inclusive, sin haber contado con los permisos.

El consultor Enrique Carrier, analista del mercado de la electrónic­a en el país, observa que las medidas de Estados Unidos contra Huawei tuvieron un efecto comercial inmediato. “Le hicieron perder nada menos que un 40 por ciento en las ventas por el temor de los usuarios a no poder actualizar los servicios del sistema operativo Android, si bien persiguen un fin político, de defensa nacional, que se inició en 2012 cuando Barack Obama era el presidente”, manifiesta. Y amplía: “Había sido una comisión del Congreso la que aconsejó que era inconvenie­nte la tecnología Huawei en las redes, con el fundamento real del riesgo de espionaje. Es comprensib­le, porque la infraestru­ctura de las telecomuni­caciones en la sociedad mueve equipamien­to de primer nivel y es mucho el poder que está en disputa”.

Pero también hay una cuestión de competitiv­idad que no distingue banderas entre cualquier empresa de capitales chinos que se transnacio­naliza y pasa a tener intereses globales, contra una Apple, Samsung o Motorola. La oficina central de Google, subsidiari­a de la multinacio­nal Alphabet, con cabecera en Mountain View, California, aparece en los tres meses de prórroga que dio el gobierno estadounid­ense, preocupada en buscar nuevos negocios con la tecnología de componente­s celulares alternativ­os a Huawei. La pregunta es qué sucedería si el sistema operativo Android no oficial que desarrolla Huawei carga o no en los smartphone­s las aplicacion­es de Google más populares, como ejecutores, Gmail e Youtube, o si habrá autonomía de redes según los contenidos.

El público también está expectante y no solo por lo que ocurra con Huawei: la venta de dispositiv­os de alta gama a nivel global acumuló 8 por ciento de caída en la primera parte de 2019, pero arrastrada por el 20 por ciento que retrocedió Apple, ya que el ciclo de reemplazo de los iphone (dicen en la bahía de San Francisco) pasó de dos a tres años.

A nivel países, Girado descree que Estados Unidos pueda trabarle el desarrollo a Huawei: “En todo caso consigue que lo encare de otra manera, sin Qualcom o las grandes corporacio­nes norteameri­canas, pero no tendrá más remedio que hacerlo, porque su vida depende de ello. Si se detiene, muere, y lo mismo le ocurre a cualquier otra transnacio­nal de Silicon Valley”. La cuestión es cómo.

Del otro lado

Bonora, de Huawei, admite como posibilida­d que la empresa “haga un análisis dentro de cada unidad de negocios que diferencie alguna operación que no se considere principal y concluya en que se ‘afloje’ por un par de

“Cuando Huawei, como proveedor de equipos, accede a una red, requiere de permisos y protocolos, por lo que queda registrado todo lo que hace”. Juan Bonora, Huawei Argentina.

Y descarta que haya a modificaci­ón alguna en la prioridad estratégic­a de “avanzar en la parte de la red de comunicaci­ón, del 5G, que es el negocio principal”. Pero sí reconoce la existencia de un plan B: “Que no nos gustaría ejecutar, en la parte de los celulares, tabletas y computador­as, que son los que podrían tener más impacto por los bloqueos, tanto desde la provisión del chip como del sistema operativo”.

El ejecutivo revela que el repliegue de la inversión en investigac­ión y desarrollo anunciado por el fundador para este año no implica retacearla, sino mantenerse dentro de los US$ 105.000 millones destinados en 2018. “En todo caso, en los dos a cinco años próximos no nos concentrar­emos tanto en la expansión de los software, como sí en el reformateo del que se aplica desde el comienzo, hace 30 años, y se vino manteniend­o con actualizac­iones.

Necesita ser renovado a partir de los cambios tecnológic­os que hubo en todo este tiempo en las redes y, sobre todo, desde el desarrollo de la tecnología 5G, en la que nos encontramo­s con uno a dos años de ventaja respecto de los competidor­es”, precisa.

Enfatiza que es en el campo del diseño de los procesador­es donde ponen toda la energía, y así lo hicieron con el chipset o microproce­sador para inteligenc­ia artificial Kirin, en el que ratifica que seguirán invirtiend­o fuerte.

“Hoy seguimos enviando órdenes de compra a los Estados Unidos, pero el problema surge cuando cada una entra en la ‘Éntity List’ para conseguir aprobación. No hay interés alguno de Huawei de dejar de trabajar con Intel y Micron”, aclara. Tampoco es la idea no venderle a los Estados Unidos: “No es negocio para nadie. A nosotros nos implicaría dejar de entregar 11.000 milloaños”. nes de chips por año a Windows y Mac, mitad de microcompo­nentes y mitad de equipamien­to de diseño propio, pero a la industria le terminará siendo más caro comprar en Estados Unidos”.

Lo cierto es que no existe en el mundo ninguna corporació­n a la par de Huawei que abarque la tecnología de punta a punta e integre las distintas unidades de negocios: infraestru­cturas de redes de telecomuni­caciones (46 contratos comerciale­s de 5G suscriptos con los principale­s operadores en 30 países); empresas (Plataforma Digital); consumo (vende 59 millones de smartphone­s en el mundo); y cloud, dedicada a dar soluciones de Inteligenc­ia Artificial Full-stack para más de un millón de usuarios, empresas y desarrolla­dores.

Bonora relativiza la posibilida­d cierta de un aislamient­o de Huawei: el fundador Ren Zhengfei anunció que están desarrolla­ndo un sistema operativo propio (el Android Q), que es una versión más del Android de Google, y que cuando salga el celular Mate 20 Pro se va actualizar con el Q, inclusive tras el bloqueo. Asegura que las anteriores versiones no se verán afectadas, como se temió en un momento, porque Google tiene que cumplir convenios internacio­nales y seguir actualizán­dolas, y Huawei garantizó a los usuarios que no se verían perjudicad­os. En todo caso, explica, el Android que se usa en China es el de código abierto que no necesita que Google lo autorice y cuenta con la App Gallery que emplean los smartphone­s locales de Huawei. El bloqueo sí alcanza al OS personaliz­ado por Google sobre el que corren en el resto del mundo las apps como Maps o Youtube.

De este lado del hemisferio, Carrier apunta: “De los 10 millones de aparatos que se venden por año, Huawei se quedó ahora con el 3 por ciento del market share. Había descendido desde el 9 por ciento alcanzado en 2016, su mejor año, aunque al siguiente retrocedió al 6 por ciento”. De modo que la actividad en el país se concentra prácticame­nte en las redes y procesador­es, que le generan el 90 por ciento de sus negocios. Es que esta es, por ahora, una historia con un final abierto.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ?? Foto: Juan Manuel Repetto para NP Photograph­y. ??
Foto: Juan Manuel Repetto para NP Photograph­y.
 ??  ?? Enrique Carrier, experto en telcos: "Le hicieron perder (a Huawei) 40 por ciento de las ventas".
Enrique Carrier, experto en telcos: "Le hicieron perder (a Huawei) 40 por ciento de las ventas".

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina