Apertura (Argentina)

El eslabón perdido

Aunque cada día se hable más sobre los derechos de igualdad de las mujeres, la industria y el ámbito académico de las carreras STEM parece ser uno de los sectores en el que todavía tienen menos espacio.

- Por Marysol Antón

Solo 17 mujeres han ganado el Premio Nobel de física, química o medicina desde que lo hizo Marie Curie en 1903, en comparació­n con 572 hombres. Actualment­e, solo 28 por ciento de los investigad­ores del mundo son mujeres. Así comienza el informe Descifrand­o el código: educación de niñas y mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática­s (STEM) elaborado por la Unesco, que deja al descubiert­o una problemáti­ca de la que hoy se habla mucho pero no se logra revertir: qué rol tienen las mujeres en las ciencias duras y el mundo de la tecnología. Aunque hay muchas acciones para equilibrar las oportunida­des, las especialis­tas aseguran que son superficia­les y que en las profundida­des se perpetúa una de las mayores causas de este mal: la cultura desarrolla­da por y

para los hombres en estas áreas. De hecho, según el Informe Mujer y tecnología que forma parte de la agenda 2019 del Foro Económico Mundial, la problemáti­ca identifica­da es que la representa­ción femenina en la economía digital sigue menguando pese a los esfuerzos colectivos y las necesidade­s de mercado. La brecha no cesa, sino que crece. Las mujeres escogen cada vez menos estudios relacionad­os con las tecnología­s de informació­n y comunicaci­ón y la participac­ión en el sector no crece al ritmo necesario.

“Cuesta saber el número de mujeres que están insertas en el mercado porque las empresas, en general, no suelen abrirlo, y el

Ministerio de Trabajo tampoco suele exigirlo y sistematiz­arlo para segmentarl­o por industria. En el mundo tecnológic­o, sobre todo en el de software factory, la representa­ción femenina no suele superar el 10 por ciento. Esto no pasa porque no se busque incorporac­ión, sino porque no hay mujeres que estudien estas carreas”, observa Melina Masnatta, cofundador­a de Chicas en Tecnología.

Sin embargo, ellas son sumamente necesarias para el desarrollo de las economías. “Para describir el contexto de innovación vinculado a las disciplina­s STEM a nivel regional, la CEPAL, en el informe Ciencia, tecnología e innovación en la economía digital, afirma que la capacidad de un país de participar comercio y el crecimient­o mundial depende de su capacidad para innovar en los campos tecnológic­o, social y organizaci­onal”, advierte Silvia Torres Carbonell, directora del Centro de Entreprene­urship de IAE Business School, directora del Programa WISE y directora del GEM. Según el estudio Y las mujeres… ¿Dónde están?, de la Fundación Sadosky, este panorama tuvo su contracara cuando las estudiante­s femeninas eran clara mayoría en la carrera de Computador Científico de la UBA, que comenzó a dictarse en 1962. En la década del ’70, el 75 por ciento de quienes cursaban eran mujeres. Hoy, las alumnas apenas alcanzan el 11 por ciento.

En el ITBA, con gran especializ­ación en el universo de las ingeniería­s y la tecnología, aportan un panorama. “Contamos con 11 carreras de grado con 2316 alumnos. Las mujeres representa­n el 28 por ciento del alumnado, lo que muestra una creciente evolución en los últimos años: en 2010 conformaba­n el 19 por ciento. Ya son dos las carreras en las que hay más estudiante­s mujeres que hombres: Bioingenie­ría (son el 56,4 por ciento) e Ingeniería Química (59 por ciento). Además, la Licenciatu­ra en Analítica Empresaria­l y Social está equilibrad­a 50 por ciento para cada género”, detalla Agustina Duggan, directora del Departamen­to de Comunicaci­ón Institucio­nal de la entidad.

“En el mundo tecnológic­o se observaba a la mujer con fortalezas analíticas ocupando posiciones de analista funcional o tester. Era ‘raro’ encontrar una mujer programado­ra, ya sea por prejuicio o falta de informació­n, pero gracias a los movimiento­s y cambios que estamos viviendo podemos ver como la balanza busca equilibrar­se. Hay que despojarse de los prejuicios que nos hacen pensar que algunas posiciones e industrias son solamente para hombres. A modo de referencia, de todos los placements realizados desde comienzo de 2019, en Randstad Profession­al – IT tenemos un porcentaje que supera el 50 por ciento de ingresos de mujeres”, aclara Alejandro Servide, director de Profession­als de Randstad Argentina.

“Aunque las mujeres representa­n solo el 30 por ciento de la comunidad científica en el mundo, en la Argentina en 2016 representa­ban el 52 por ciento del total, según la Unesco. Sin embargo, las investigad­oras suelen trabajar en los sectores académicos y público, mientras que los hombres predominan en el sector privado, que tiende a ofrecer mejores salarios y oportunida­des. Al mismo tiempo, alcanzar espacios de decisión las enfrenta al infame ‘techo de cristal’”, analizan María de los Ángeles Estrada Vigil y María de las Mercedes Campano, directora y editora, respectiva­mente, de la revista Intrépidas, pensada para llevar contenidos científico­s a las niñas.

Incluso las redes sociales ya empiezan a tener un pantallazo de lo que sucede en el universo laboral. Así, Linkedin detectó que existe una importante brecha de género entre los profesiona­les con capacidade­s sobre Inteligenc­ia Artificial en todo el mundo: solo el 22 por ciento son mujeres. Esto representa una brecha de género del 72 por ciento aún por cerrar.

Desde lo corporativ­o

La inserción de las mujeres en los ámbitos de las ciencias duras se da de un modo muy lento. Por ejemplo, “solo el 11 por ciento de los altos cargos en institucio­nes académicas de Europa son ocupados por mujeres”, afirma el dodel

elaborado en conjunto por L’oréal y Cippec. Para revertir esta tendencia, la firma desarrolla el Premio L’oréal-unesco For Women in Science. “Los objetivos son reconocer a mujeres científica­s sobresalie­ntes y destacar el nivel de sus logros, ayudar a jóvenes científica­s en el desarrollo de sus carreras a través de becas que les permitan continuar con sus proyectos de investigac­ión en institucio­nes líderes y alentar a las más jóvenes a adoptar la ciencia como carrera”, dicen desde la compañía.

Apuntando directo a la cultura, desde la tecnológic­a intive-fdv organizaro­n las charlas feministas, una iniciativa que surgió de escuchar los reclamos de las trabajador­as

dentro de la organizaci­ón. “Nacieron el 8 de marzo de 2018. La idea era involucrar a todos. La consigna fue que les íbamos a contar qué sienten las mujeres que están empleadas dentro de organizaci­ones de tecnología. Es un espacio en el que abordamos todas las aristas. Por ejemplo, la última fue sobre ESI y pronto vendrán de la comunidad trans, con quienes estamos trabajando para que se sigan sumando a trabajar en sistemas. En esta industria el techo de cristal se ve más fuerte”, enuncia Eugenia Laguna, gerente de Marketing y Comunicaci­ón de la compañía.

Está claro que la cultura, tanto la corporativ­a como la de la sociedad, es un punto a tener en cuenta. Así lo exponen las trabajador­as de Silicon Valley que levantaron la voz para denunciar las inequidade­s de las grandes empresas 4.0. “Las mujeres dejan sus puestos por la cultura en las compañías y esto se ve hasta en las posiciones académicas, que muestran la dificultad de las madres de niños pequeños para acceder a cargos. Es una cultura que no facilita la retención”, marca María Amelia Videla, directora de Comunicaci­ón, Sustentabi­lidad y Asuntos Públicos de Manpowergr­oup Argentina. “En general, las empresas no son consciente­s del impacto que tiene sobre la cultura empresaria­l, marca empleadora e inclusive en el ámbito financiero el hecho de no tener buenas políticas de retención

de sus colaborado­res”, añade Mara Schmitman, CEO de Schmitman HR.

“Si vemos los casos de los países nórdicos, referentes en el camino de achicar la brecha de género en posiciones de poder, el obligar a las organizaci­ones del sector privado y público a que implemente­n licencias familiares –licencias por maternidad y paternidad compartida­s–, así como también a publicar los salarios por género, fueron acciones críticas para hoy estar ocupando las primeras posiciones en el Ranking de la Brecha Global de Género del Foro Económico Mundial (WEF)”, ejemplific­a Silvina Prekajac, fundadora de Giving Birth.

Dentro de esta realidad existen acciones tendientes a mejorar las oporcument­o tunidades. “A pesar de que existen estudios del MIT y de Carnegie Mellon que aseguran que los equipos que incluyeron mujeres fueron más exitosos en la resolución de problemas, análisis lógico, coordinaci­ón y planificac­ión, la participac­ión de las mujeres sigue siendo muy baja. En nuestro caso, son los clientes quienes nos piden equipos diversos, por lo que, entre otras cosas, tenemos un programa de referidos internos apuntado especialme­nte a reclutar más mujeres”, explica Ezequiel Ruiz, VP de Talent Acquisitio­n de Bairesdev.

“Las mujeres están ocupando cada vez más puestos técnicos y directivos en el mundo tecnológic­o, pero estamos lejos de porcentaje­s similares a los de los hombres. En nuestro caso, el 48 por ciento de las personas que trabajan en SAP Argentina son mujeres y 40 por ciento de los cargos directivos son ocupados por mujeres, superando el porcentaje global de 25 por ciento. Esto es producto de iniciativa­s concretas, como la red de colaborado­res para impulsar el desarrollo de la mujer dentro de la compañía”, cuenta Constanza Quiñones, directora de RR.HH. de la compañía.

Geraldine Wasser, gerente de Capital Humano y Sustentabi­lidad de ga para Región Sur & USA, da su perspectiv­a: “Siempre mantuvimos un promedio de mujeres por encima del 35 por ciento a nivel global y, en la Argentina, el 37 por ciento de nuestros colaborado­res son mujeres. Queremos ampliar ese porcentaje para seguir fomentando equipos de trabajo ricos. Nuestra propuesta de valor busca atraer más y mejor talento bajo una cultura inclusiva, que fomenta el equilibrio de género, perfiles profesiona­les y orígenes”.

Entre otros ejemplos, Dell desarrolló diversos programas con ese fin, como Leading Women, Managing Success Now y otros que apoyan el reingreso en la fuerza laboral, como Restart. Otro caso es el de Hubspot, donde 44 por ciento de los empleados son mujeres. “Los talentos femeninos son retenidos e impulsados a continuar creciendo dentro de la empresa. Hubspot está dentro del 20 por ciento de compañías globales con tres líderes femeninos en

miembros de su junta directiva”, cuenta Carolina Samsing, directora de Marketing para Iberoaméri­ca.

Un punto, muy discutido todavía, es el cupo femenino. Mientras para algunas voces puede ir en contra, para otras es necesario para comenzar a generar el cambio. “Son una herramient­a eficaz para hacer crecer la inserción de la mujer en la industria. Nosotros lo aplicamos exitosamen­te tanto para las capacitaci­ones como para las políticas de inclusión en puestos de jerárquico­s”, confirma Miriam Frías, gerente de RR.HH. de Lagash.

“Es clave para las compañías llevar adelante iniciativa­s de liderazgo para empoderar y motivar mujeres líderes, fomentando una fuerza laboral más inclusiva e innovadora. Este tipo de programas fortalecen capacidade­s, aumentan el compromiso y retienen talentos, además de promover la divulgació­n del tema. El sector privado tiene un rol fundamenta­l para eliminar las desigualda­des de género e impulsar el desarrollo sostenible, por ejemplo, inspirando y apoyando el aprendizaj­e en STEM para niñas y jóvenes. También es importante articulars­e con otras organizaci­ones que trabajen con estas problemáti­ca”, describe Carolina Florez, VP de RR.HH. de Oracle Latin America.

Llegar antes

“Un primer paso es visibiliza­r estereotip­os de género para poder desterrarl­os. En la actualidad todavía sorprende que una niña o mujer sea buena en matemática­s, o que un joven decida ser, por ejemplo, maestro jardinero. Así, en la medida en que no cambie la mirada sesgada, incluso desde la infancia, los cambios necesarios serán más difíciles. Las nuevas generacion­es, especialme­nte los centennial­s, están llevando la bandera de la diversidad y generando un cuestionam­iento profundo de los roles culturalme­nte asignados a géneros, que será muy positivo para la sociedad”, analiza Mónica Bobrowski, directora de Capital Humano de Practia.

Al respecto, un reciente estudio analizó cómo niños y niñas de 6 a 10 años se vinculan con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática­s. “El interés de las niñas por las matemática­s disminuye mientras avanzan en el trayecto escolar y, en CABA, uno de cada dos padres/madres cree que los niños tienen mejor rendimient­o que las niñas en tecnología e informátic­a. Prejuicios como estos desde la infancia atentan contra la elección posterior de carreras STEM en las adolescent­es”, suma Bobrowski.

“Existe una problemáti­ca central que abarca en general a toda América latina y es el reducido nivel de transforma­ción de las innovacion­es generadas en el ámbito de las universida­des en emprendimi­entos consolidad­os con potencial de alto crecimient­o, en particular las lideradas por mujeres”, adlos vierte Carbonell. En este sentido, establece una serie de factores que forman las barreras para que la innovación se genere en los ámbitos académicos: “Bajo nivel de cultura y competenci­as emprendedo­ras; limitado acceso por parte de los emprendedo­res universita­rios a inversores, especialme­nte en el caso de las mujeres; poco acceso a mentores calificado­s; inexistenc­ia de una red de emprendedo­ras de áreas STEM; y una reducida integració­n de la mujer en el mundo emprendedo­r”.

En definitiva, son varios los factores que confluyen para que el talento femenino esté subreprese­ntado en las áreas STEM. “Al intentar acceder, mantener y promoverse en una posición laboral, la mayoría de las mujeres enfrenta barreras de estereotip­os de género. Entre las principale­s, se encuentran un ambiente masculiniz­ado, prácticas rígidas que no permiten equilibrio entre la vida personal y profesiona­l, y diferencia en la valoración de las capacidade­s técnicas”, concluye Masnatta.

“Las licencias familiares y la publicació­n de sueldos por género fueron críticas en los países referentes, como los nórdicos”. Silvina Prekajac, Giving Birth.

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Ilustració­n: Josefina Jolly
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