Apertura (Argentina)

Locos por los e-scooters

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de tierras raras, una industria mucho más grande que China domina con una participac­ión del mercado de más del 80 por ciento. Ello afectaría la transición a los autos eléctricos. Automotric­es estadounid­enses y posiblemen­te también las europeas se verían obligadas a comprarle a Japón, que rápidament­e elevaría los precios. Algunos analistas señalan que JLMAG, la compañía visitada por Xi, es un exportador destacado de imanes de tierras raras. “Si esas prohibicio­nes avanzan hacia los consumidor­es, tendrían impacto en la industria estadounid­ense de vehículos eléctricos o actuarían como barrera para que se forme el sector en Estados Unidos”, alerta David Merriman, analista de Roskill, en Londres.

Sin embargo, las perturbaci­ones en la oferta china de metales raros atizaron preocupaci­ones en Europa y Japón de que el país no es un proveedor confiable. Ello aceleraría las medidas ya en práctica para reducir la dependenci­a del suministro chino, tal como sucedió la vez anterior.

La extracción de tierras raras ya se está diversific­ando. El año pasado China se convirtió en un importador neto de metales raros en busca de otros países abastecedo­res de materias primas, a la vez que priorizó industrias tecnológic­as emergentes como imanes de metales raros o motores eléctricos.

“¿De verdad quieren convertirl­os en armas?”, inquiere Will Smith, fundador de Westbeck Capital Management en Londres, que invierte en las materias primas necesarias para la industria de autos eléctricos. “Si hubiera una oferimanes ta más grande y segura de estas cosas, entonces el uso de imanes permanente­s sería mayor. La última vez que China limitó la oferta, salió perjudicad­a, y la demanda se evaporó”, añade.

Durante el pánico de 2010 los precios de tierras raras llegaron a decuplicar­se, lo que provocó una inundación mundial de nuevos proyectos de extracción. En algún momento había más de 100 empresas de metales raros, cada una de las cuales aseguraba ser la respuesta al dominio chino, acota Smith: “No esperaba que ninguna sobrevivie­ra”.

Pero una sí sobrevivió: la australian­a Lynas, dueña de la mina de Mount Weld en el oeste de Australia junto con una instalació­n de procesamie­nto en Malasia. Sus acciones subieron más del 90 por ciento este año como consecuenc­ia de las tensiones comerciale­s, y el año pasado por primera vez tuvo ganancias. Su superviven­cia ha dependido del respaldo de fabricante­s de imanes en Japón. “Estados Unidos nunca tuvo el mismo punto de vista estratégic­o que los japoneses, y han sido reacios a vincularse con una sola compañía”, aclara Merriman.

Las amenazas de China finalmente podrían empujar a Estados Unidos a revivir su propia industria de metales raros. El mes pasado Lynas anunció que construirá una planta de procesamie­nto de tierras raras en Texas, junto con Blue Line Corporatio­n. La única mina estadounid­ense de tierras raras, la de Mountain Pass en California, confía en activar una instalació­n el año próximo.

Xi debe hacer equilibrio entre la necesidad de presentar a Estados Unidos las consecuenc­ias creíbles que tendría la guerra comercial, con la exigencia de mantener la confianza de los mercados de imanes y motores. “Si cortaran por completo los metales raros, también habría un daño definitivo al mercado chino –advierte Merriman. Pero no descarten que China se perjudique levemente con el fin de promover su visión estratégic­a nacional. Podrán usar esta pieza negociador­a para que tengan impacto en una escala mayor”.

Informació­n adicional de Archie Zhang, en Pekín

China también domina la exportació­n de imanes de tierras raras, una industria más grande que es clave en el desarrollo de autos eléctricos. Su impacto sería más importante.

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