Destrucción de valor
En un mes, el precio de las empresas argentinas en la Bolsa se derrumbó más de un 40 por ciento. Cuánto tiempo llevaría recuperar los niveles previos.
El 9 de agosto último, viernes previo a las PASO, el índice S&P Merval de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos) cerró en 44.355 puntos (US$ 961, según el tipo de cambio de $ 46,20 de ese día). El viernes 30, en 24.609 (US$ 378, a un dólar de $ 65). Fue un agosto fatídico, en el que las acciones argentinas cayeron 41,7 por ciento, su peor derrumbe en la historia en un mes. Medido en dólares, el desplome alcanzó el 56 por ciento. Así quedaron los precios de las empresas locales, con valuaciones insólitas que costará mucho tiempo remontar, según los analistas. YPF es el caso emblemático: las acciones de la petrolera de mayoría estatal cotizaban a US$ 8,5 en Nueva York el miércoles 4 de septiembre, al cierre de esta edición. Su valor de mercado ascendía a US$ 3349 millones. El 9 de agosto, los papeles cerraron en US$ 16,68 y la empresa valía el doble (US$ 6616 millones). Derrumbes similares se registraban en las empresas de servicios públicos, cuya capitalización de mercado en la bolsa local no superaba los US$ 1000 millones en casi todos los casos. “En febrero de 2018, antes de la crisis, el Merval medido en dólares había tocado los 1800, su récord desde que se mide en pesos. Ahora está en torno a los 400. Debería multiplicarse cuatro veces y media para recuperar ese nivel”, dimensiona José Bano, gerente de Asesoramiento Financiero de Invertir Online.
Y agrega, respecto de las valuaciones: “Hay muchos casos de empresas cuyo valor de mercado es inferior a la suma del valor de sus activos”. Entre ellas, energéticas e inmobiliarias, por ejemplo. Bano plantea un ejercicio, en el que el Merval volviera a los US$ 900 para
fin del próximo gobierno, en 2023. “Sería más de 20 por ciento de incremento en dólares durante cuatro años”, precisa. Y recién estaría en la mitad del nivel de febrero de 2018. “Desde ese punto de vista, y si se piensa en que hay empresas cuyas valuaciones están por debajo del valor de sus activos, es un argumento de entrada. Lo que no está claro aún es si es el momento o no para entrar”, dice Bano respecto de si es tiempo de comprar. “Pero es lo suficientemente bueno para evaluarlo, al menos”, completa. Bano recuerda que, luego de la crisis de 2001, el Merval cayó de los 1000 a los 300, pero para 2003 había vuelto a su nivel previo. “Fue una recuperación en forma de V. Para adelante puede que veamos una en forma de U. Si se trata de un inversor que puede esperar, no lo dudaría. Con estas valuaciones, hay mejores perspectivas en acciones que en bonos”, opina. Para Sabrina Corujo, directora de Portfolio Personal Inversiones (PPI), el desplome del valor de las compañías locales se debe a la enorme incertidumbre que existe en el mercado post PASO. “Hoy es difícil valuar las acciones. Si se mira por fundamentals y por resultados, y en función de los múltiplos respecto de la región, están operando con descuentos muy importante. El tema es qué tan valiosos son esos fundamentals de las compañías si no se puede hacer una proyección macro a futuro”, explica. Al no existir certezas sobre cuál sería el programa económico y financiero del próximo gobierno si las elecciones de octubre confirman el triunfo del Frente de Todos, agrega Corujo, “no se puede proyectar si están baratas o caras”. Medidas en dólares, las acciones líderes están en niveles de julio de 2013. “La recuperación dependerá de las señales políticas y el programa macro. Pero es imposible de saber hoy a qué velocidad podría ocurrir. En menos de un año se destruyó el mercado”, concluye.