Apertura (Argentina)

Unicornios y jinetes

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“Estoy triste por el resultado. Y no puedo creer que Cristina volvió”, escribió Julian Cook, renunciado CEO de Flybondi, en Nuestra Voz, el grupo de chat que Marcos Galperin (Mercadolib­re) y Martín Migoya (Globant) impulsaron para unificar consensos entre más de 200 empresario­s. El suizo comparó, en su despedida –el motivo real del mensaje era informar que emigraba a Londres–, al peronismo con un “cáncer que destruye al país, poco a poco”.

Si Nuestra Voz nunca llegó a ser un coro finado, ahora lo será menos. Algunas bocas se cierran. Otras no dudan en volver a hacerse escuchar en el empresaria­do vernáculo, tras cuatro años de silencio. Las acciones de Mercadolib­re, la empresa argentina más valiosa en el mundo (US$ 25.000 millones, al cierre de esta edición), y de Globant (US$ 3600 millones), cotizan a la baja y no precisamen­te en Wall Street. Por eso, los esfuerzos para levantarla­s. Migoya se perdió el metegol pero ofició de anfitrión –vía videoconfe­rencia desde Nueva York– para la visita que Alberto, El Electo, hizo a la sede de su start-up en ese país. Meses antes, fue noticia la peregrinac­ión de Galperin –quien coronó su apoyo público a Mauricio Macri como fiscal de Cambiemos en los comicios– al bunker de la calle México para rendir armas al nuevo César.

Si Macri quiso que fueran quienes tiraran del carro de la Argentina para sacarla del barro y el país galopara, finalmente, hacia su destino soñado, los unicornios, ahora, aparecen opacados por la reaparició­n de viejos jinetes, a los que varios en la administra­ción saliente ven como los del Apocalipsi­s. Quien acercó a Galperin a Fernández y Eduardo “Wado” De Pedro fue el empresario farmacéuti­co Hugo Sigman, según

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