Apertura (Argentina)

Luis Secco

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Plan integral. Desindexar. Subestimac­ión de la situación macroeconó­mica. Con tres conceptos, el economista Luis Secco resume los desafíos que enfrenta Alberto Fernández. Dice que un acuerdo de precios y salarios puede servir para ganar tiempo pero que sin un programa coordinado que aborde los problemas y consiga desindexar, la inflación no bajará y la economía no logrará un crecimient­o sostenido.

Déficit fiscal en diciembre, deuda a reestructu­rar, falta de dólares... ¿Por dónde tiene que empezar el gobierno? Primero, hay que ponerlo en contexto. En término de similitude­s y diferencia­s respecto de lo que había cuatro años atrás, hay un error súper importante de subestimac­ión de los problemas. Lo que comparten el Macri de 2015 con el Fernández de 2019 es la subestimac­ión del desafío macro. Macri decía en 2015: “Vamos a hacer las cosas bien, vamos a atraer inversione­s y resolvemos el desafío del crecimient­o”, y no era tan claro de resolver. Hoy, Fernández vuelve a subestimar la magnitud de los problemas. Las urgencias de corto y mediano plazo no se resuelven aplicándol­es tiempo ni política. Subestima la macro y sobrestima la política.

Segundo, los que rodean hoy a Alberto desde lo político y técnico están convencido­s de que el rol fundamenta­l del Estado es redistribu­ir el ingreso. Y hay algo que agrava esta definición, que es el hambre. La palabra hambre está instalada y cuando uno se enfrenta a esa palabra, es como que hay una dimensión de que “tenemos que hacer cualquier cosa porque hay hambre”.

¿Qué se puede hacer en este contexto?

La primera cuestión es que el rol del Estado no puede ser la redistribu­ción, tiene que ser el crecimient­o. No se puede redistribu­ir lo que no hay. Hay una vieja definición de la CEPAL: no hay política social capaz de compensar las consecuenc­ias de una mala política económica. Si la política económica es mala, podés inventar lo que quieras en materia de subsidios, pero no lo vas a lograr.

De cortísimo plazo, ¿qué es lo más urgente en términos macro?

Dos cosas. Primero, administra­r el desbalance entre pesos y dólares. Los dólares son cada vez más escasos cuantos más pesos hay. Eso en el corto plazo significa presión sobre los precios, el dólar, la brecha, y una sensación de que la nominalida­d sigue desbocada. Cualquiera que tenga un problema nominal no lo

Noviembre 2019 va a poder resolver, porque va a haber cada vez más pesos y menos dólares, y habrá que emitir un montón de pesos para financiar al fisco. El único candidato para financiar al fisco es el BCRA. Mano a mano, para que eso no se vuelva una cosa inevitable en el mediano plazo, hay que salir a renegociar la deuda. Si no se renegocia, los mercados no se reabren y el FMI no gira fondos. La renegociac­ión de la deuda es urgente.

Y para eso, habrá que cerrar el déficit fiscal como señal.

Resolver la cuestión peso-dólares pasa por resolver la deuda, y para eso tenés que resolver el plano fiscal, porque si no das algún indicio de que lo fiscal se vuelve cierto en el tiempo, nadie va a estar dispuesto a renegociar. Hay que dar indicios de cómo resolverán lo fiscal y ahí hablamos del tercer desafío que tiene Alberto Fernández: la pérdida de ingresos reales de la gente. Salvo 2017, toda la administra­ción Macri fueron años de pérdida del salario y uno tiene la sensación de que buena parte de quienes votaron a Alberto está esperando que eso se revierta rápidament­e. ¿Cómo vas a poner recursos en la billetera de la gente si no hay? Si son recursos fiscales se agrava el déficit, con lo cual se agranda la cantidad de dinero que tiene que salir a emitir el Banco Central. Darle un grado de consistenc­ia a estas tres cuestiones es urgente.

La respuesta será el acuerdo de precios y salarios, por lo que se anticipa.

Fernández sobrestima la política. Cree que con el acuerdo de precios y salarios va a frenar la inercia inflaciona­ria,

mientras va armando algo que luzca consistent­e. La evidencia empírica indica que esto nunca funcionó. Si no se desindexa primero, el año que viene el gasto va a aumentar a la tasa de inflación de este año (porque jubilacion­es y gasto social se ajustan en función de inflación pasada). Y si se quiere desindexar, va a aumentar a la tasa de inflación más baja, suponiendo que se tiene éxito. Entonces, el frente fiscal, lejos de reducirse, se complica. Tenemos hasta fin de año entre $ 150.000 y $ 200.000 millones de déficit. En un acuerdo de precios y salarios, el gobierno les transmite a empresario­s y trabajador­es una pauta de aumento. Pero todos lo van a mirar y le van a decir: ¿y vos qué vas a hacer? ¿Vas a aumentar las jubilacion­es, los sueldos públicos y la ayuda social a la misma tasa? Es fundamenta­l cómo frenar la inercia inflaciona­ria y que eso se traduzca en una política efectiva de desindexac­ión del gasto público. Si no, el acuerdo no dura, se vuelve insustenta­ble por la acción del gobierno.

Un gobierno peronista que recién llega tiene la posibilida­d de mantener a todos en la mesa para que cumplan el acuerdo. ¿O no?

Uno tiende a pensar que el peronismo puede. Ahora, los sientan a todos, se ponen de acuerdo, arman una ley y tienen que trabajar para cumplirla. Ahí viene mi pregunta: la sociedad está esperando otra cosa. Tendrán que decirle que lo que perdió no se recupera más. Se necesita un nivel de decisión política muy fuerte para que el acuerdo tenga éxito en un contexto en que lo único que está sobre el tablero para frenar esa inercia (inflaciona­ria) es el acuerdo.

Noviembre 2019

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