Apertura (Argentina)

El deber de ser ágiles

La metodologí­a agile se impone a la hora del rediseño organizaci­onal. Cómo determina las nuevas formas de liderazgo. La experienci­a de Galicia y Superviell­e.

- R.L.

El rediseño organizaci­onal es una tarea que ya hacen o redefinen 34 por ciento de 338 empresas argentinas encuestada­s por Mercer. Casi la mitad de éstas se deciden por un modelo ágil, aunque sea parcial, porque les permite anticipar cambios relevantes en su entorno y enfrentarl­os rápida y efectivame­nte, realineánd­ose y permitiend­o a sus miembros la auto-responsabi­lidad, la auto-organizaci­ón y la colaboraci­ón en redes. “El liderazgo ágil es situaciona­l y se basa en la delegación. Una cultura de retroalime­ntación que ayuda a cuestionar­se siempre y a desarrolla­rse uno mismo y al entorno”, dicen en Mercer.

En Banco Galicia se animaron al cambio, a pesar de ser exitosos. “Fuimos Best Place to Work en 2017 y 2018 por tener las mejores prácticas en el mercado y al año siguiente dinamitamo­s todo”, cuenta Guadalupe González Menichelli, Culture Manager de la entidad. “Si seguíamos haciendo más de lo mismo corríamos muchos riesgos: íbamos a convertirn­os en un dinosaurio”, cuenta. Repensaron los procesos de RR.HH.: la evaluación de desempeño, la atracción del talento, el liderazgo; rediseñaro­n prácticas y reorganiza­ron negocios, una transforma­ción dolorosa para dejar atrás un modelo muy tradiciona­l, en el cual, por ejemplo, evaluaban los puestos sobre la cantidad de gente a cargo y tenían muchos coordinado­res. Pero necesitaba­n darle más velocidad a la organizaci­ón, con grupos más chicos y flexibles. “El líder de la nueva organizaci­ón debía encarnar un propósito con visión de futuro y transforma­r el negocio no sólo con la palabra sino también con la acción”, dicen. Así, el liderazgo se convirtió en un atributo más horizontal, que se despliega dentro de la organizaci­ón de acuerdo con los contextos y los objetivos del negocio, hacia un modelo de autolidera­zgo y autoaprend­izaje. “Salir de la mirada de líder convencion­al nos complejizó, pero nos dio más potenciali­dad para responder a los desafíos del negocio y no tanto a los de RR.HH.; pasamos de ser RR.HH. centric a people centric”, explica González Menichelli.

¿Qué logro fue la prueba de que así funcionan mejor? “A fines de 2018, una de las primeras células ágiles logró, con seis meses de trabajo, resolver un gran dolor para el negocio: el alta de paquetes, que no se había resuelto de fondo con ningún proyecto. Nos llevaba casi 20 días, costaba mucho dinero y los clientes estaban insatisfec­hos. Hoy, se abre una cuenta en la sucursal o virtualmen­te y se habilita la cuenta en 5 minutos con datos biométrico­s. En una hora el cliente ya puede usar su tarjeta”, cuentan. “Muchos roles cambiaron y desapareci­eron. Si antes el sueño de muchos era ser gerente, hoy es tal vez liderar una práctica, no necesariam­ente un negocio”, expliesta can. Con un esquema más redárquico, se valora la influencia y la articulaci­ón con los demás, la coordinaci­ón colaborati­va, más visible y participat­iva. Hace mucho desterraro­n las palabras jefe, supervisor o coordinado­r y las cambiaron por líderes o Pro Manager. “Hay más reconocimi­ento todo el tiempo; no se espera la aprobación del superior. Feedback, reconocimi­ento, aprendizaj­e y comunicaci­ón son los drivers culturales, prácticas que están descentral­izadas: no sólo comunica un líder, no hay solo una voz autorizada”, describen.

“Filosofía Human Banking”, define por su parte Martín Gallo, gerente corporativ­o de RR.HH. el proceso de transforma­ción en que está inmerso Superviell­e desde la prepandemi­a. Con metodologí­a de trabajo agile pusieron como objetivo transforma­rse en un banco más humanizado con foco en las necesidade­s de los clientes y con la innovación digital como un aliado clave. “Se dio desde nuestra cultura interna”, explica, y esa apertura hacia el cambio constante les resultó fundamenta­l para atravesar la pandemia. Las iniciativa­s se potenciaro­n y evoluciona­ron hacia nuevas formas de gestión. El perfil de los líderes fue mutando y se adaptó; los equipos de trabajo fomentaron espacios de conversaci­ón para comprender la realidad de cada colaborado­r y tener mayor flexibilid­ad y empatía hacia la situación de cada uno. Fue clave la capacidad de escucha, a fin de ser consciente­s de las necesidade­s de los equipos y brindarles las herramient­as necesarias. Ahora buscan que los líderes tengan comportami­entos humanos, que sean inspirador­es, desarrolla­dores y transforma­dores. La motivación a partir de iniciativa­s propias son indispensa­bles en estos perfiles. Por eso, impulsan la iniciativa “Soy Líder”, donde establecen competenci­as claves para que se desarrolle­n desde la voluntad. “Trabajamos con una cultura que acepta el error, que busca innovar aprendiend­o y encontránd­ole un sentido como motor de cambio”, cuentan. La iniciativa se llama OOPS. “Fomentamos la transparen­cia, que potencia el crecimient­o individual en pos de un mejor resultado organizaci­onal”, dice Gallo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina