Un mercado interno pequeño
“La Argentina no tiene todavía el hábito de consumir legumbres. Las que más se consumen son las lentejas”, apunta Gustavo Siciliano, de Desarrollos Agropecuarios del Sur (Dassa). “Con poca producción, podemos abastecer el mercado interno”, completa y hace referencia a la posibilidad derivada de esta situación de enfocarse en la exportación. Igual concepto se extrae del informe “Estrategias privadas y públicas para el éxito en los mercados agroalimentarios modernos. El caso de la cadena del garbanzo en Argentina”, elaborado en abril por el Ieral, de la Fundación Mediterránea. De acuerdo con el trabajo, menos del 5 por ciento de la producción se destina a la plaza local y, según estimaciones de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera), el consumo promedio por habitante de las legumbres en general ronda los 800 gramos por año. En contraste, India exhibe el mayor consumo: 6 kilos por habitante por año, al tiempo que en España -un país que en otros aspectos exhibe semejanzas con Argentina- es de 1,5 kilo por año. Se comercializa entero en paquetes de medio a un kilo, enlatado, o a través de sus derivados, como el hummus o harina. El principal canal de comercialización son las dietéticas o almacenes de estilo gourmet, según precisa el Ieral. Adrián Poletti, de Incrementar Consultoría Agropecuaria, destaca por su parte que la pandemia y el aislamiento lo afectaron, por su asociación con el circuito gastronómico.