Guía para televidentes del entretenimiento futuro
● La pandemia modificó a Hollywood. Aquí se enumeran cinco cambios que durarán
En los primeros días de la pandemia de Covid-19, las cosas parecían ir de mal en peor para Hollywood. Los estudios, que ya sufrían la caída en la venta de entradas, se enfrentaban ahora al cierre de cines y parques de diversiones, demoras en los estrenos y producciones congeladas. Las cadenas de televisión, golpeadas por el abandono del cable, veían que la cancelación o postergación de actividades deportivas los privaban de su programación mejor valorada.
Pero el caos también aguzó la atención de Hollywood, y lo obligó a concentrarse en lo que los consumidores quieren. Los servicios de streaming, que ya eran una prioridad importante, se convirtieron pronto en la única forma en que la mayoría de la gente accedía a películas y programas de TV. Netflix Inc agregó 26 millones de clientes en la primera mitad de 2020, un récord en cuanto a nuevos suscriptores. Y también las compañías de medios hicieron a un lado sus negocios tradicionales y aprendieron del streaming.
Warner Media LLC experimentó descargando en bloque episodios de TV en su nuevo servicio HBO Max. Walt Disney Co anunció planes de más programas basados en sus productos de Marvel y La guerra de las galaxias, reforzando su estrategia de espaciar los estrenos importantes para maximizar las suscripciones a Disney+. Universal, Warner Bros. y Disney cancelaron planes de estrenar películas en cines y en cambio las subieron a la red. Por todas partes las divisiones de noticias y deportes ajustaron su programación a las audiencias de streaming. Y ahora Amazon.com Inc ha comprado MGM.
La transición no ha sido impecable. Algunas compañías adoptaron servicios en medio de la pandemia, y pidieron a los clientes que se suscribieran a partir de películas y programas que no podían promocionar en carteleras o como próximas novedades en los cines. Nbcuniversal Media LLC, que había previsto usar los Juegos Olímpicos para promover Peacock, tuvo que conformarse en cambio con el fútbol inglés y repeticiones de The Office. La adopción por Warner Media de HBO Max se vio limitada por su ausencia inicial de los populares sistemas de streaming Roku y Fire TV, y por la confusión acerca de cuánto se diferenciaba de HBO Now y HBO Go. Y, por supuesto, Quibi descansa en paz.
Ahora, pasado más de un año de pandemia, el futuro del espectáculo parece más claro. La cultura popular se trasladó a Internet para todos. Aunque nadie puede decir con exactitud qué pasará cuando vuelvan a la normalidad los cines, parques temáticos y espectáculos en vivo, hay ciertos cambios en la industria del entretenimiento que también modificarán la vida del espectador.
1. Se podrán ver películas de calidad cinematográfica sin necesidad de ir al cine
El estreno en marzo pasado de Godzilla vs. Kong señaló el regreso de los tanques de Hollywood. El duelo de monstruos recaudó unos US$ 425 millones en todo el mundo, y se transformó en la película más importante en inglés desde el comienzo de la pandemia. Pero al tiempo que llenaba los cines hasta la capacidad permitida, fue además la cinta más popular en HBO Max. Warner Media la estrenó al mismo tiempo en salas y en la red, prosiguiendo con su reciente ruptura de decenios de ortodoxia.
Desde los días de Tiburón y La guerra de las galaxias, los estudios han estrenado películas más o menos de la misma forma: varios meses en los cines, seguidos por modos hogareños, sea Betamax, VHS o DVD. Universal Pictures Ltd fue el primero en cambiar las cosas durante la pandemia, al estrenar, en abril de 2020, Trolls World Tour en formato alquilable por US$ 19,99. Warner Bros. Entertainment Inc hizo lo mismo con el estreno en mayo de Scoob!
en HBO Max. Disney, que en 2019 había recaudado US$ 11.100 millones por entradas, estrenó la versión fílmica de Hamilton directamente en Disney+.
Ninguno de los estudios dio detalles específicos de los retornos que tuvieron con sus experimentos, pero claramente los resultados les gustaron puesto que siguieron adelante. Universal se salteó los cines este verano boreal y estrenó en streaming The King of Staten Island, mientras que en Navidad Warner Bros. y Disney colocaron en red y en los cines Wonder Woman 1984 y Soul, respectivamente. Warner Bros procedió luego a estrenar toda su producción del 2021, que incluye a Dune, Space Jam: A New Legacy y Godzilla vs. Kong, en HBO Max y en cines al mismo tiempo.
No es la primera vez que cintas originales se estrenan directamente en Internet. Netflix y otros lo vienen haciendo hace años. Pero es una novedad para los estudios grandes. En el pasado, las cadenas de cines habrían bloqueado esos intentos, pero una vez comenzada la pandemia, su peso desapareció.
Eso no quiere decir que los cines hayan muerto. Incluso con la pandemia perjudicando los rendimientos de las taquillas en Estados Unidos, Tenet consiguió US$ 360 millones en todo el mundo con su estreno exclusivo en cines a partir de agosto. Pero ya no habrá una vuelta atrás. La incorporación de suscriptores ha fortalecido aun más la mano de las compañías de streaming, al punto de que cada estudio importante está produciendo películas originales para ellos y acortan las ventanas previstas de exclusividad de los estrenos en cines. Warner Bros. anunció en marzo que a partir de 2022, las películas aparecerán en HBO Max 45 días después de que salgan de los cines, frente a los 90 de hoy. Universal cerró acuerdos con los cines por una ventana de 17 días, y Paramount Pictures Corp. indicó que se atendrá a unos 30 días.
2. EE.UU. ya no será el único universo de medios
El año pasado China se convirtió por primera vez en el mayor mercado mundial de películas, con US$ 3000 millones gastados en entradas, casi mil millones más que en Estados Unidos y Canadá. Y aunque es fácil menospreciar ese cambio por la pandemia -los cines chinos reabrieron antes que los de Occidente, y la mayoría de los estrenos importantes de estudios norteamericanos fueron postergados– los analistas habían previsto que ello ocurriría tarde o temprano. La pandemia solo aceleró el plazo en cinco o diez años.
Hay muchos motivos para creer que Estados Unidos no recuperará jamás su primacía, empezando por el siguiente: China construyó 20.000 pantallas solo en los últimos tres años, lo que lleva su total a 75.000, casi el doble de las que hay en EE.UU. y Canadá. Y en esos dos países la cifra está en descenso.
La globalización del negocio del cine es un indicio de lo que pasará también con la TV. Los mercados internacionales aportaron el 83 por ciento de las nuevas suscripciones de Netflix en 2020, y ahora explican más del 60 por ciento de su base de usuarios. Solo pasarán uno o dos años antes de que los clientes africanos, europeos o de Medio Oriente superen a los de Estados Unidos y Canadá. Disney+, HBO Max y Amazon están expandiendo sus funciones de streaming internacional. La India ya aporta un tercio de los suscriptores de Disney+, gracias en gran medida a la inclusión única del cricket, una obsesión nacional. Disney espera usar la fórmula de la India -una mezcla de deportes, series originales y precios bajospara expandir su alcance en el sur de Asia.
En tanto las compañías de medios estadounidenses buscan crecimiento en el exterior, también traen a casa las historias que producen allí. Netflix está invirtiendo miles de millones de dólares en programas en una decena de idiomas, y el consumo de esos programas se está disparando en todas partes. La serie francesa Lupin y la española La casa de papel figuran entre las diez más populares de Netflix a escala mundial, y Lupin fue la primera emisión francesa en filtrarse en las diez primeras en Estados Unidos.
3. Las sitcom son adorables, y los estudios van a producir más
El producto más valorado en el espectáculo estadounidense ahora mismo es la anticuada comedia de situaciones. Confinados en aislamiento, las personas buscaron un alimento que las confortara. Los televidentes devoraron Ted Lasso, la comedia de Apple+ en la que Jason Sudeikis interpreta a un entrenador de fútbol americano al que contratan para dirigir a un equipo de fútbol inglés en problemas. También se prendieron de la temporada final de Schitt’s Creek, una comedia canadiense sobre una familia acaudalada obligada a moderar sus aspiraciones. “En los últimos doce meses, los norteamericanos han buscado alivio frente a las realidades del mundo”, escribió Nielsen Co. en un informe de marzo que destacaba el creciente interés por la comedia.
Muchos televidentes se quedaron sin buen material nuevo para ver. La falta de nuevas sitcom empujó a la gente a la profundo del archivo de los servicios de streaming. Muchos usuarios de HBO Max empiezan Friends a las 20 y la ven hasta que se quedan dormidos, mientras los episodios
siguen avanzando entrada la mañana. También se dispararon las audiencias de The Bernie Mac Show, Roseanne y George Lopez. En 2020 los norteamericanos gastaron 11.000 millones de minutos viendo Family Matters, una comedia de los años ‘90.
Si hay algo que saben hacer las compañías de medios es aprovechar lo que funciona. Apple encargó dos temporadas de Ted Lasso. Nuevas versiones de Salvado por la campana, Punky Brewster y Gossip Girl y otras series antiguas están en planificación o por estrenarse. Incluso con el posible final de la pandemia a la vista, Netflix, Amazon y Hulu LLC buscan más comedias y otros programas escapistas para los años venideros. Y esto porque cuando la gente vuelva al mundo exterior aspirará a cualquier cosa menos al retorno a lo sombrío. “Las personas se orientan al contenido más ligero”, admite Mary Viola, productora de la comedia romántica de adolescentes Tall Girl. “El motivo por el que nos va bien en Netflix es que podemos ofrecer cosas livianas y populares que tienen eco en las audiencias”.
4. Ni los fanáticos del deporte precisarán del cable
Todos los que en la última década buscaron desprenderse del cable se toparon con el problema de los deportes en vivo. Netflix ofrece los mismos realities, comedias o dramas que pueden encontrarse en la programación del cable, pero no tiene los derechos de los deportes más populares en Estados Unidos. Las ligas y sus socios en medios se esforzaron porque las cosas siguieran así. Los conglomerados de medios pagan enormes cantidades por el derecho a emitir partidos, que a su vez generan miles de millones en cuotas de los clientes a las cadenas de TV. Las ligas deben respetar esos derechos y, si bien los principales deportes tienen sus propios servicios de streaming dirigidos a los más fanáticos, esos servicios son costosos y están sujetos a cortes locales. Las ligas también han sido reacias al streaming de partidos que prometen audiencias masivas, por temor a que la transmisión se caiga. “Todo el negocio del cable ha sido esta máquina loca que extraía cierta cantidad de dólares de los hogares y que fue buena para todos durante unos veinte años”, señala Forssell, de HBO Max.
En el otoño boreal será posible ver fútbol americano, béisbol, tenis, fútbol y hockey en Internet sin una suscripción de cable. El convenio por el básquet llegará en uno o dos años. Incorporados los deportes, el streaming será el verdadero nuevo eje del universo del entretenimiento. “Ahora que los deportes salen de los paquetes y pasan al streaming, veremos la destrucción del paquete de canales múltiples”, señala Rich Greenfield, analista de Lightshed Partners, quien acuñó el hashtag #Goodluckbundle para denotar la desaparición del cable.
5. Será costoso
Y ahora viene el lado negativo de todo esto. Mientras las compañías de medios invierten en sus propios servicios de streaming, también se reservan sus mejores títulos para conseguir suscriptores. ¿Quiere acceso ilimitado de sus hijos a Toy Story? Serán 8 dólares mensuales en Disney+. ¿Y qué con WWE?
Unos cinco dólares en Peacock. ¿Y las repeticiones de Friends? Súmense unos 15 dólares en HBO Max. Quien deje de pagar el cable pero contrate todos los servicios importantes de streaming que andan dando vueltas, posiblemente termine gastando la misma cantidad de antes.
La pandemia también incrementó el costo de producir películas y programas de TV, porque las productoras tienen que contratar personal de salud y seguridad y filmar menos horas por día, con lo que el rodaje se extiende. El costo promedio de producción subió al menos un 20 por ciento, coinciden la mayoría de los productores, y podría no achicarse más. Las compañías de medios intentaron reembolsar esos costos el año pasado despidiendo a miles de empleados. Lo siguiente será el aumento del precio. Netflix y Disney ya lo han hecho, y solo es cuestión de tiempo para que lo hagan sus competidores. Algunos clientes lo evitarán contratando servicios cuando haya algo que quieren ver, para luego cancelar, pero eso será engorroso.
Ese engorro refleja la opinión creciente entre analistas y ejecutivos respecto de que, al proliferar los servicios de streaming, el ecosistema se volvió demasiado complicado para atraer a los consumidores. Son demasiadas facturas y mails de servicio técnico que atender. No hay una buena guía universal sobre quién está transmitiendo tal programa. Y moverse entre aplicaciones puede ser confuso y fastidioso. Lo que la industria necesita de verdad es reunir todos los servicios y presentarlos en un solo lugar. Crear algo como... el paquete del cable.
“Todo el negocio del cable ha sido esta máquina loca que extraía cierta cantidad de dólares de los hogares y que fue buena para todos durante unos veinte años.”