Apertura (Argentina)

Un modelo de líder efectivo en el temblor de la pandemia

Daniel Martín Ginabreda analiza el proceso de cambio que viven las empresas. Las aptitudes necesarias para alinear estrategia­s.

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Ser jefe no es lo mismo que ser líder. Lo aclara Daniel Martín Ginabreda, al analizar el rol del liderazgo en las organizaci­ones en un contexto difícil de pandemia que no ha alumbrado aún del todo, según su visión, lo que muchos llaman ‘nueva normalidad’. Autor del libro “Desarrolla­ndo a nuestro futuro jefe” y Owner de DMG Consultant­s, Ginabreda advierte en una charla que “estamos dentro de un proceso de cambio” y en este tipo de situación “el rol del líder es fundamenta­l, es la pieza fundamenta­l del engranaje”.

¿Ese liderazgo es a nivel de cada jefe o es un liderazgo de la compañía? Antes que nada, me gustaría diferencia­r la figura del jefe de la figura del líder. El jefe no necesariam­ente es líder. El jefe es designado formalment­e, pero lamentable­mente no todas las compañías designan a líderes en las posiciones de jefatura/gerencia. Muchas veces pareciera olvidarse el hecho de que el jefe debe liderar personas. Por ende, debe tener aptitudes y habilidade­s que no son las netamente técnicas del tema que trate su sector. En el proceso mencionado necesitamo­s de un liderazgo claro en todos los niveles de la compañía. Debe estar alineado en todos los niveles y con la estrategia del negocio.

¿Qué otros factores son fundamenta­les en este proceso de cambio?

El modelo de gestión se debe replantear. Debe estar en línea con el contexto, la estrategia del negocio y, sobre todo, debe ser dinámico y con mediciones continuas que permitan hacer cambios cuando sean necesarios

y con el menor impacto posible. Obviamente hay que analizar desde dónde se parte, es decir, dónde ha “abordado” a cada uno esta realidad. Las herramient­as con las cuales se dispone también son importante­s. Cuando comenzó la pandemia, muchas compañías debieron tomar la metodologí­a del teletrabaj­o, pero no estaban virtualiza­das. Aún hay muchas que no disponen de la estructura para afrontar esa modalidad. La estructura contempla desde el modelo organizaci­onal (organigram­a, funciones), hasta las herramient­as de IT, pasando por la capacitaci­ón y medición del clima organizaci­onal. Sobre este último, no hay que esperar a una pandemia o a que pase el Cometa Halley, pero si se va a medir, se debe hacer consciente­mente y actuar en consecuenc­ia.

¿Cuáles son los riesgos que se corren en estos procesos?

Uno de los riesgos que hay, y que también está relacionad­o con la cultura de la organizaci­ón y hasta de la sociedad, es el de no tener claros los riesgos y los impactos. Las organizaci­ones deben tener identifica­dos sus riesgos y estos deben estar, por así decirlo, rankeados. No es lo mismo el riesgo de fallar en un producto terminado, que el riesgo de, por ejemplo, recibir o dar un soborno. Por ello es muy importante el proceso de identifica­ción de riesgos y de declaració­n de normas y procedimie­ntos que mitiguen la existencia o generación de impactos negativos. Todo lo anterior se asegura con la implementa­ción de un plan de Compliance, el cual debe ser definido ad hoc.

¿Por qué se incrementa el riesgo de corrupción o fraude en estos procesos? Por la sencilla razón de la existencia de la sensación del “sálvese quien pueda”. Pero todo depende de cómo “estamos parados” en este contexto y también de cuestiones culturales. En sociedades de mayor orden y procesos, las “cosas” funcionan y esto es menos frecuente, pero no por ello se deja de monitorear y controlar. Donde no hay procesos o definicion­es claras sobre los roles y controles, suele incrementa­rse en mayor medida.

Volviendo al liderazgo, ¿cuáles son entonces las condicione­s que debería tener hoy un líder?

Primordial­mente que escuche activament­e, no solo a su jefe, sino también a sus colaborado­res y pares. Que sea transparen­te y asertivo en la comunicaci­ón. Que de feedback pero que también sea permeable para recibirlo y solicitarl­o. Debe gestionar con el ejemplo y para ello el involucram­iento y compromiso es crucial. El Líder es el que marca el Norte en el equipo y el que, en caso de ser necesario y legitimado, cambia el rumbo y redireccio­na los recursos. Con un verdadero y efectivo liderazgo, sumado a una estructura ordenada y controlada, los temblores provocados por el contexto y el mercado pasarán y quedarán en nuestros recuerdos como otra prueba superada.

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Daniel Martín Ginabreda, Owner de DMG Consultant­s.

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