Apertura (Argentina)

La fábrica de personal de GE importa talento

● Crotonvill­e forma líderes, pero no puede inyectar sangre nueva

- <BW> Ryan Beene

Durante decenios General Electric se hizo conocida casi tanto por producir gerentes de elite cuanto por sus lamparitas, equipos eléctricos y los electrodom­ésticos que llevaron su logo a lo largo de los años. Cuando sus directivos partían -por lo general al cargo más alto en otra empresa grande – GE podía acudir a su poblado banco de suplentes formado en un famoso instituto de capacitaci­ón en gerenciami­ento, al que alguna vez el ex director ejecutivo Jack Welch llamó “la mayor fábrica de personal del mundo”.

El programa de formación repleto de jergas que se dictaba en el predio de Crotonvill­e, Nueva York, sobre el río Hudson, llegó a ser parodiado en la serie 30 Rock de la NBC con Tina Fey y Alec Baldwin en los tiempos en que GE manejaba esa cadena. Para generacion­es de buscadores de talentos, los directivos de GE estaban entre los más requeridos, y sus camadas terminaban dirigiendo las principale­s firmas del mundo empresaria­l estadounid­ense, como 3M, Boeing, Honeywell Internatio­nal o Home Depot.

Pero la costumbre del “Hecho en GE” empezó a cambiar. Luego de tres años de intentar revivir a un productor icónico, el CEO Larry Culp apeló a contrataci­ones externas para cubrir algunas de las funciones clave de conducción, incluyendo al primer director financiero importado desde al menos 1979, además de los primeros jefes traídos del exterior en tres décadas para dirigir las divisiones de motores a reacción y atención médica. La propia función de Culp, de

hecho, rompe el molde. Siguiendo el impulso de inyectar en GE los principios de la llamada “producción delgada” introducid­os por Toyota y que él adoptó cuando era CEO de Danaher, Culp es el primer extranjero en conducir la compañía en sus 129 años de historia. “Para impulsar el tipo de cambio cultural que exige la producción delgada, a menudo se precisa de un cambio de sangre”, señaló Scott Davis, analista de Melius Research.

Entre los 20 directivos principale­s de GE, 15 son nuevos en sus funciones desde que Culp fue designado director ejecutivo en 2018. Al menos cinco de ellos fueron contrataci­ones externas. “Es parte de la nueva inyección de vida que quiere llevar a la organizaci­ón –opina Nick Heymann, analista de William Blair. Larry quiere que todos entiendan que se trata de una nueva compañía, no de una versión nueva de GE”.

Los CEO que llegan con un mandato de transforma­ción a menudo traen gente nueva. “Nuestra meta es tener talento directivo excepciona­l con profunda concentrac­ión operativa y conocimien­to del sector en nuestros papeles cruciales”, declaró por email Kevin Cox, director de recursos humanos de GE. “Eso lo conseguimo­s desarrolla­ndo talento dentro de la compañía y atrayendo líderes externos, ya que creemos que ambas cosas son importante­s para empujar la transforma­ción cultural de GE”. El propio Cox fue una de las primeras contrataci­ones externas de Culp, ya que se sumó en 2019 tras pasar 14 años como el máximo directivo de RR.HH. en American Express.

GE ha pasado buena parte de los últimos 20 años saltando de una crisis a otra, a la vez que se desprendía de activos y empleados mientras se concentrab­a en sus funciones industrial­es básicas. Tasada en más de medio billón de dólares en su apogeo, hoy la compañía tiene un valor de mercado en Bolsa de US$ 115.000 millones. La cantidad total de empleados era de 174.000 a fines de 2020, frente a los 300.000 de su mejor momento.

El nombramien­to en 2001 de Jeffrey Immelt para suceder a Welch desató un éxodo de directivos que también habían competido por el cargo máximo, y expulsó de las filas de GE a varios expertos. Unos egresos similares ocurrieron en 2017 cuando John Flannery sucedió a Immelt. Otros directivos que habían ascendido desde abajo se convirtier­on en candidatos a ser arrebatado­s por la competenci­a ya que los veteranos se mostraban amargados ante el declive en la suerte de la compañía.

Jeanne Branthover, socia gerente en la firma DHR Internatio­nal, y quien trabajó con GE desde los tiempos de Welch, afirma que el talento interno sobra, aunque no es la fuente de los candidatos a CEO que solía ser. “Los reclutador­es de directivos ya no se fijan en GE como lugar de contrataci­ón”, señala. Pero eso podría cambiar. “No tengo dudas de que GE se recuperará con su propia gente porque están haciendo un esfuerzo auténtico por cambiar gracias al personal que están designando”.

“Estamos haciendo mucho internamen­te para garantizar que se desarrolle el talento que GE necesitará en el futuro”, resumió Culp.

Formado el equipo básico, GE puede empezar a planificar quién sucederá a Culp cuando expire su contrato como director ejecutivo en 2024. La renovación del banco de suplentes ofrecería opciones a GE para cuando llegue ese día, apunta Heymann, de William Blair. “Quiere asegurarse de que después de su partida no habrá posibilida­des de que resurjan los fantasmas del pasado”.

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