Maní todoterreno
Conocido por su potencial exportador, el consumo interno viene creciendo a paso firme. La apuesta de los jugadores del sector por nuevos productos, como pasta y aceite, para expandir la categoría.
Cuando se habla del negocio manisero siempre se menciona el protagonismo que tiene la Argentina a escala mundial como usina productora y exportadora. Y hay razones para hacer foco en esta pata. En 2020 apareció entre los 10 complejos (9°) más importantes para la economía local con US$ 1073 millones, un alza interanual del 27,6 por ciento y una participación del 2 por ciento sobre el total de exportaciones del año. Durante los primeros seis meses de 2021 registró una caída del 4,2 por ciento en valor pero es el 14° complejo exportador con US$ 452 millones. Sin embargo, los principales players del sector, poco a poco, empiezan a mirar con mayor cariño al mercado local, que viene en alza producto del auge de nuevos subsegmentos dentro de la familia del maní. “Hay un crecimiento. No es un aumento enorme pero sí en los últimos tres años hubo un alza en el orden del 10 por ciento”, asegura Edoardo Fracanzani, director ejecutivo de la Cámara Argentina del Maní (CAM). Esto se vislumbra en los últimos reportes publicado por el organismo sectorial. Según el informe final de la campaña 2020/2021 de la CAM, el mercado interno se llevó 84.200 toneladas métricas, mientras que en la anterior habían sido 57.000 toneladas métricas. Según datos de Nielsen, entre enero y agosto de 2021 se vendieron $ 2362 millones en productos de maní en el canal moderno y el tradicional, con un alza del 98,7 por ciento versus el mismo período del año anterior. En 2020 había registrado una facturación de $ 1170 millones con un incremento interanual del 53,7 por ciento. Esto incluye todo tipo de snack manisero, desde salado, japonés y tostado hasta garrapiñada, frito y pelado. Miguel Zonnaras lleva al maní en su ADN. Su abuelo, Juan Georgalos, fundó la compañía que lleva su apellido y creó un postre de maní que llevó a que su emprendimiento se volviera un referente dentro del segmento. “Nunca hubo un hábito muy importante en el consumo de maní en todas sus presentaciones. Ahora su participación viene creciendo porque la gente lo empieza a apreciar por sus cualidades nutricionales y lo asocia con un snack más saludable”, afirma el actual presidente de Georgalos. Esto se lo atribuye al consumidor que, explica, busca más infor
“El sector local del maní está consolidado y tiene protagonismo mundial pero no hay que perder el tren”.
Miguel Zonnaras, Georgalos
mación, desarrolla conocimiento y esto impacta en la demanda. No obstante, el ejecutivo no vislumbra una explosión del negocio manisero interno. “No veo un salto exponencial de consumo y tampoco me disgusta que así sea porque cada paso que se da es sólido y se genera un nuevo piso de demanda”, analiza. Poco después de fundar la empresa, Georgalos viajó a Córdoba, más precisamente a Río Segundo, y estableció ahí su centro de abastecimiento de materia prima. Hoy la compañía cosecha unas 18.000 toneladas de maní por año, de las cuales un 40 por ciento tiene como destino el consumo propio para sus diversos productos. El resto, se exporta. Pero en ese punto, Zonnaras marca un detalle. “Los calibres finos o chicos de la clasificación del maní casi todo se consume en el mercado interno, mientras que los que se exportan son los calibres grandes”, especifica. Y agrega: “El mercado interno y el externo son complementarios, no sustitutos. Si no tenemos el mercado externo como mercado de colocación, prácticamente mucha de la infraestructura que tenemos estaría sobredimensionada”.
Más allá de la picada
Si bien el maní frito o tostado como snack representa el grueso del consumo, por lo general acompañado de una cerveza helada, la tendencia creciente en los últimos años está motivada por otros subproductos y consumidores. Desde el sector identifican a dos tipos de usuarios que están empujando las ventas: el público t o saludable que lo consume por sus propiedades nutricionales y, en particular, aquellos que hacen actividad física; y el canal gastronómico, como insumo para preparaciones de panadería,