La gigafábrica de Tesla en Gruenheide, cerca de Berlín, Alemania, la primera planta que el fabricante de autos eléctricos levanta en Europa.
El multimillonario de IT Leo Koguan afirmó recientemente que hacia comienzos de noviembre había acumulado 7,2 millones de acciones de Tesla. Las había juntado mayormente mediante la adquisición decidida de opciones de compra de la firma –que le concede al comprador el derecho de adquirir acciones a un precio prefijado dentro de cierto período de tiempo– y ofrecen un camino popular para reforzar las ganancias. Previamente, Bloomberg había
“Está operando con muchas opciones, sin dudas podemos ver sus huellas en el mercado y está inspirando a otros – opina Golding. Es casi como si ondeara la bandera de Tesla para que en Reddit pudieran ver a quien seguir”.
La fama de Tesla y la volatilidad de sus acciones también empezaron a ubicarla como un componente de inversiones estructuradas, como los llamados “autocomprables”, lo que entrelaza más sus papeles al ecosistema financiero general.
Los autocomprables son complejos vehículos de ahorro –particularmente populares con inversores asiáticos– por medio de los cuales los banqueros forman un rendimiento atractivo, fijo, como los de un bono, vendiendo opciones accionarias. Históricamente han sido mayormente opciones sobre índices generales como el S&P 500, Hang Seng o el Nikkei, pero debido a la caída en la volatilidad de los mercados, algunos empezaron a estructurarlos con opciones a partir de papeles individuales. Tesla emergió como una opción popular.
“A Tesla se la ve segura porque es grande y se halla en la vanguardia tecnológica, pero es increíblemente lucrativa (a criterio de los inversores) para ubicarla en productos estructurados debido a su volatilidad”, señala Green, de Simplify.
El alza frenética de Tesla también impulsó a grupos de administración de fondos como Ark Invest de Cathy Wood y Baillie Gifford, quienes apostaron fuertemente al fabricante de autos eléctricos. Pero hay un costado negativo. Sus ganancias dejaron una mancha enorme en el rendimiento de muchos otros inversores que solo tenían posiciones modestas o insignificantes en Tesla en relación con su gran presencia en los análisis comparativos -lo que en la jerga del mercado se llama “infravaloración” –debido a lo que muchos consideran una valuación exageradamente inflada.
En octubre los fondos comunes estadounidenses que se concentran en acciones de crecimiento sufrieron su peor rendimiento en al menos dos decenios debido, en gran medida, al alza de la automotriz. Para los gerentes de fondos comunes estadounidenses en general, Tesla por sí sola contrajo en octubre su rendimiento relativo en un 0,46 por ciento, indican analistas de Wells Fargo, lo que ayudó a convertir lo que se encaminaba a ser un año decente en otro período mediocre para los operadores.
“Los gerentes que subestimaron a Tesla ciertamente fueron castigados”, opina Drew Kickson, director en jefe de inversiones en Albert Bridge Capital. “Ha sido el motor considerable del bajo rendimiento de muchos. Tenemos que preguntarnos si muchos de ellos