El país que queremos
"Seamos libres, que lo demás no importa nada", reza una frase de San Martin pintada en las paredes de un coqueto barrio de Lima, Perú. El general nacido en Yapeyú, como nos enseñan en el colegio, fue una rara avis de la época: no un conquistador sino un libertador de pueblos. Será por eso que tantos países vecinos y de la región lo honran con el cariño de un prócer. En ese momento, y durante buena parte del siglo que le siguió, la Argentina era sinónimo de esa grandeza inicial demostrada en los campos de batalla contra los españoles. El fin que los guiaba entonces —crear un Estado propio para aquella incipiente nación— era claro. Más de 200 años después, esa misma brújula parece estar un poco rota. La votación en el Congreso de la Nación para aprobar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) trajo calma a los mercados: cierta pax cambiaria, una baja del riesgo país y el verde de otros indicadores son prueba de ello. Pero la inestabilidad que vino después, acompañada de la interna política que parece hoy cortar al medio las simpatías en el frente gobernante, no puede ser ignorada. Lo que se juega es el país que queremos ser y por eso esta edición de Apertura es especial. Nuestra nota de tapa habla de las condiciones que pone el FMI y de la reacción de funcionarios y empresarios sobre el acuerdo que pone fin a un peligro de default en el futuro cercano pero que requiere de algunos cambios fundamentales para cumplirse; cambios que ponen en jaque a la coalición gobernante. De esta pregunta inicial seguro nos pondremos de acuerdo en algo: sabemos bien lo que no queremos ser. Y a más de 37 por ciento de pobres en el país, un porcentaje no menor de ellos ocupados —es decir, personas con trabajo a las que no les alcanza para vivir— no les importan las peleas políticas y las internas a 18 meses de las elecciones. Están más preocupados por su próximo plato de comida. De aquella incipiente nación sanmartiniana del siglo 19 a la cuna de unicornios del siglo 21, la Argentina ha demostrado que capacidad y talento tiene de sobra para sobresalir en la región y en el mundo. Quizás sea hora de pensar en el país que queremos, cómo queremos llegar a él y qué haremos de ahora en más para lograrlo. Ojalá disfruten de esta edición. Hasta la próxima.