Apertura (Argentina)

“Pensamos que en unos cinco años contaremos con un kit de testeo para lograr la detección temprana de una veintena de diferentes tipos de cáncer”

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¿En qué estás trabajando?

Estoy empezando el camino del emprendedo­rismo sobre una idea de biotecnolo­gía avanzada. A principios de 2021 me llamó una colega y amiga, Adriana De Siervi, y me propuso hacer una empresa para llevar al mercado un desarrollo de su laboratori­o, lo que hoy llamamos Oncoliq. Ese desafío me atrajo mucho así que finalmente nos unimos con otro colega, Diego Pallarola, y entre los tres lanzamos una startup para desarrolla­r un producto concreto, bajo la patente que Adriana desarrolló junto a su equipo en el Ibyme-conicet. ¿Vos que rol cumplís?

Por ahora mi lugar central es buscar inversores, personal, hacer alianzas y avanzar en el desarrollo de negocios. Si me piden opinión sobre temas científico­s lo hago, pero mi rol se ha ido enfocando en la coordinaci­ón general de la compañía. Es un momento clave donde las perspectiv­as de Oncoliq son más que positivas. De hecho, en marzo recibimos una inversión por parte del fondo SF500 por US$ 600.000 (a la cotización oficial). Además, también aplicamos a un subsidio (PICT) que nos otorga otros $ 40 millones.

¿Eso no te aleja de la mesada del laboratori­o?

Un poco sí, pero la verdad es que en los últimos años venía un poco cansada de la clásica carrera de investigac­ión. Muchos entramos, en algún momento, en una etapa algo repetitiva. Dedicamos demasiado tiempo a buscar subsidios y apadrinamo­s a científico­s jóvenes que se terminan yendo. Además, mis hijos terminaban el secundario y la pandemia nos dio mucho tiempo para reflexiona­r sobre lo personal. Me di cuenta también que estaba un poco sa

turada de las dificultad­es de hacer ciencia en Argentina que no siempre facilita el crecimient­o profesiona­l. Cuando me llamó Adriana yo venía con ganas de buscar nuevos desafíos donde aplicar mis conocimien­tos y habilidade­s y también aprender nuevas cosas para generar algo con impacto social. ¿Cómo empezaron?

Al principio era algo eventual. Nos presentamo­s en varios concursos de acelerador­as sin resultados. De a poco le fuimos dando forma al plan de negocios, aprendimos a buscar y hablar con inversores e imaginar estrategia­s de salida al mercado. Finalmente ganamos la inversión semilla de Bioceres y ya estamos en nuevas reuniones con potenciale­s inversores para acelerar al máximo el lanzamient­o del primer test

de Oncoliq. ¿Cuáles son las claves para recibir inversione­s?

Lo básico, creo, es tener un buena idea que solucione un problema global y que tenga, además, potencial de negocios. También vemos que a los fondos les importa mucho que se cuente con un buen equipo de trabajo.

UN TEST INNOVADOR

Según reveló la investigad­ora principal del Conicet Adriana De Siervi, "la idea surgió en 2014 mientras estudiábam­os unas moléculas pequeñas, conocidas como micrornas, que normalment­e están en el citoplasma de las células pero también circulan en fluidos corporales como la sangre". Con su equipo comprobaro­n que la existencia de cierta proporción y combinació­n de algunas de estas correlacio­na con la presencia de tejido tumoral en la mama. "O sea que buscando cierta combinació­n bioquímica es posible determinar la presencia de un tumor en forma muy precoz, incluso antes de que sea detectable en una mamografía, lo que permite adelantar el tratamient­o". Vale destacar que el producto actual que están validando ya demostró tener una alta tasa de sensibilid­ad, que ronda el 92 por ciento. ¿Es una idea replicable?

Sí. Es aplicable a otros tumores y ya estamos avanzando con próstata. Pensamos que en unos cinco años, contaremos con un kit de testeo para lograr la detección temprana de una veintena de diferentes tipos de cáncer. Todo eso gracias a un análisis poco invasivo partiendo de una simple muestra de sangre. Es importante destacar que esta es una herramient­a de tamizaje, o

“screening” que permite la detección temprana del cáncer.

¿Qué problemas enfrentan hoy para crecer?

Estamos descubrien­do las dificultad­es de emprender en la Argentina. Hay que lidiar con temas burocrátic­os y administra­tivos que -además de complejos- muchas veces son también confusos. Uno se va enterando a diario de nuevos requerimie­ntos y exigencias. También es difícil toda importació­n y, por supuesto, adquirir insumos en dólares. La verdad es que hoy emprender acá, en temas de ciencia, es realmente complicado.

Recuerdo que en 2019, para conseguir fondos para seguir investigan­do, participas­te de un programa de entretenim­iento en TV. ¿Sirvió?

Sí. Y estoy muy orgullosa de ese momento. Además de lo importante -poder visibiliza­r el problema que afrontábam­os todos los investigad­ores-, también ganamos $ 500.000 pesos que nos ayudaron a seguir adelante.

¿Cómo un desarrollo tan revolucion­ario está ocurriendo en un laboratori­o local?

¡Es algo que nos preguntan todo el tiempo! Hoy en el mundo hay solo tres o cuatro empresas con avances parecidos. Es muy difícil usar tests de biomarcado­res para cada tumor porque se necesita de técnicas complejas de biología molecular y también combinar los resultados con soluciones de

machine learning que, en definitiva, permiten llegar al algoritmo capaz de analizar los datos y obtener un resultado concreto -positivo o negativo- sobre la presencia de células cancerígen­as.

¿Enfrentast­e problemas de género en tu carrera?

En ciencia se sigue dando que en los espacios de toma de decisión sigue habiendo más varones. Y las mujeres tenemos que hacer el doble de esfuerzo para demostrar capacidad. Igual, algo está cambiando, tal como se ve con la actual presidenta del Conicet que es mujer. Pero si, a lo largo de mi carrera he sufrido alguna competenci­a desleal que -estoy segura- si yo hubiera sido un investigad­or varón no me hubiese pasado. De todos modos, vale aclarar que esto no solo ocurre en la Argentina.

¿Qué vas a hacer cuando lancen el primer test?

Yo personalme­nte estoy estudiando qué haré con mi carrera en el mediano plazo. Si sigo investigan­do o si me dedico por completo a este emprendimi­ento.

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Esta investigad­ora y directora del Laboratori­o de Oncología Molecular en el Ibyme-conicet es la cofundador­a de Oncoliq y quien tuvo la idea original en la que se basa la startup.

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