Apertura (Argentina)

Los buscas de siempre

- Florencia Pulla

De chica me gustaba recorrer las góndolas del supermerca­do de mi papá. El marcador negro que servía para mostrar los precios con precisión; las latas interminab­les de galletitas que se pescaban con una bolsa; el sonido de la caja al abrirse para dar el cambio justo o el del escáner al pasar un producto nuevo... Todo ese universo es parte de mi infancia: a través de mi propia experienci­a de niña conozco algo, solo un poco, qué significa ser comerciant­e en la Argentina. Ese trabajo lleva sus marcas en el cuerpo: las crisis sucesivas del país obligan a muchos a empezar de nuevo, a buscar capital de trabajo para financiars­e una vez más, en síntesis, a remar con creativida­d. El gen argentino en plena acción, nunca más vivo que cuando está por morir. Esas góndolas, aprendí de chica, cuentan historias. Si tuviese que contar la de este tiempo diría lo que veo. Un breve recorrido muestra, por ejemplo, que no hay muchas marcas de café disponible­s para que el consumidor elija, producto de los aumentos en las materias primas, por un lado, y de la imposibili­dad de proveedore­s de girar divisas al exterior, por el otro, apremiados por un Banco Central ahorcado, casi sin dólares, que debe elegir entre producir o pagar deuda. En los estantes hay aceite pero viene con condicione­s: se permiten dos unidades de compra por persona. Los productos importados brillan por su ausencia: hay faltante porque no nos podemos permitir el lujo de un paquete de fideos a dólar subsidiado. Como consumidor­es lo vemos todos los días. Pero para el comerciant­e también es una desgracia tener que elegir entre remarcar precios, vender hoy, o stockearse para mañana. Algo así viene pasando en la Argentina hace meses. La disparada del dólar blue y de los financiero­s después de la salida de Martin Guzmán del Ministerio de Economía empeoró un proceso inflaciona­rio que ya venía con prólogo propio. Al cierre de esta edición se especulaba con que la inflación de julio cerrase en torno al 7 por ciento; un interanual que ya en junio era del 64 por ciento según el Índice de Precios al Consumidor (IPC). El Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado (REM) del Banco Central cuenta la misma historia: 90 por ciento para 2022 según los principale­s consultore­s, poniéndono­s a un paso de las tres cifras. Nuestra nota de tapa explica este complejo escenario; cómo se sigue operando en un país sin precios. Ojalá les guste. Hasta la próxima,

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